Amelia observa el lugar encantada, da vueltas al rededor mientras ríe y Jade siente como su corazón se detiene por su felicidad.
Jesy, su mejor amiga, la ayudo a juntar dinero suficiente para rentar un pequeño departamento, era muy pequeño, pero hermoso, y consistía de dos habitaciones.
Definitivamente era más que un logro, era un sueño hecho realidad. Su propia casa, su propio hogar. El lugar donde vería a su niña crecer sin ese miedo a no poder darle más, a que sufra de frío, de hambre... Lo que más le importaba era ese ser que fue parte de ella.
—¿Te gusta?—le pregunta Jade, acercándose y abrazándola.
—Mucho—la niña tropieza las palabras.
—Ven, veamos tu habitación—Jesy toma su pequeña mano y camina con ella a una de las dos únicas puertas del pasillo.
Jesy abre la puerta y las tres entran, Amelia mira cada rincón con ilusión y corre hacia su cama tomando unos de los peluches que la adornaban.
Estaba decorado con sus películas favoritas, Rapunzel, Alicia en el país de las maravillas, Frozen y más. Las cuatro paredes estaban pintadas con imágenes de diferentes películas, lo que más le sorprendió a Jade, fue ver una cama en el centro de la habitación.
—Es un pequeño regalo de mi parte—Jesy se coloca de cuclillas y besa su mejilla.
—Debiste haber gastado demasiado—Jade la mira sorprendida y un poco avergonzada.
—De hecho, no. Mi cuñada estaba haciendo una venta de garaje por lo de la boda, y todas estas cosas no valieron ni la mitad de lo que costó el departamento—la chica dice sin interés—. Tenía muchas cosas que podrían interesarte, deberías ir a hablar con ella.
—Lo haré, todo esto está en perfecto estado y tal vez consiga algo de ropa para Amelia—Jade mira a la niña jugar con sus peluches—. Pequeña, debes desempacar.
Jade coloca las cajas donde las cosas de Amelia estaban guardadas, la niña se acerca y abre primero la caja de los juguetes, juguetes que había obtenido gracias a los padres de Jade, Jesy, o Sol.
Tomando uno por uno, los ordena en una repisa que era capaz alcanzar, una vez término con los juguetes, abre el armario, descubriendo que el espacio es bastante grande. No contaba con tanta ropa ni cosas para guardar.
—Má—la niña tartamudea—. Muy gande.
Acariciando su cabello para tratar de dispersar su mente, Jade recuerda una vez más que tiene una razón de sobra para seguir adelante.
—Luego podremos llenarlo—promete.
Tomando la ropa, fue ordenándola en el armario, tendiendo mucho cuidado de que todo quedará muy bien ordenado como a su niña le gustaba. Al terminar confirma sus sospechas, el closet no se lleno ni a la mitad.
La pocas cosas que Amelia tenía, eran antes de su propiedad. Por supuesto que su mejor amiga le había regalado unos tres vestidos, y sus padres también le habían regalado un par de conjuntos, pero la niña cada día crecía más y más, y casi nada era de su talla.
—¿Sabes qué?—empieza a decir una vez que salen de la habitación, dejando a la niña jugando—. Definitivamente voy a reunir dinero, compraré algo de tela y yo misma le haré diferentes conjuntos a Amelia.
—Jade, creo que te estas presionando demasiado—le dice la morena con semblante preocupado.
—No, ella pronto ira a la escuela y merece tener un uniforme presentable—gruñe—. Buscaré otro empleo y empezaré a ir de nuevo al parque para ganar dinero extra.