Parte 39

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Narra Paio:

Cuando volví de bañarme escuche un sollozo, extrañado mire hacia donde provenía, y vi a Bian en la cama dormida mientras algunas lagrimas salían de sus ojos.

Preocupado me acerque a ella

- Bian.. —Intente despertarla- Biann —Susurre nuevamente- Gordaa —La sacudí suavemente mientras sus lagrimas seguían cayendo- Amor despertate! —Insistí y se removió en su lugar.

- No, no.. No puede ser! —Negaba con los ojos cerrados.

- BIAN! —Eleve ahora un poco la voz y abrió sus ojos como dos platos sorprendiéndose.

- Pa.. Paio.. —Me miro con confusion.

- Creo que tenias una pesadilla.. Por eso te desperté así, perdón..

- Una pesadilla? —Se refriego los ojos.

- Si gorda, supongo. Como están? —Hable refiriéndome a ella y la pequeña criaturita que empezaba a crecer de apoco en su panza.

- Ayy te acordas!? —Salto de la cama emocionada dándome un abrazo.

- Como no me voy a acordar amor..? —Fruncí el ceño mientras la recibía en mis brazos.

- Es que recién soñé.. Soñé que te olvidabas de nosotros —Se tomo la panza refiriéndose al bebe- Y de lo nuestro..

- Ayy gorda como me voy a olvidar? Sos tonta? —Le sonreí dandole un besito en la frente y otro en los labios.

- Y no se.. El medico dijo que..

- No importa lo que dijo el medico —La interrumpí.

- Si importa Pai y lo sabes —Esa manera de llamarme que tanto me podía- Me prometiste que hoy ibas a ir al medico, no se si te acordas.. —Me miro seria.

- Bian.. No pasa nada.. —Yo queriendo minimizar las cosas y sin aceptar la realidad.

- Te acompañamos si queres —Y sabia como manejarme.

- Si si, esta bien.. Vamos —Acepte y unos 50 minutos después estábamos subiendo al auto.

Llegamos y nos sentamos en la sala de espera, por suerte no había mucha gente y aun sin tener un turno previo el doctor nos dijo que aguardaremos un momento y nos haría un lugar para revisarme. Era el medico de la familia antes y siempre me había atendido con el.

Entramos a su consultorio un momento después y me hizo un par de chequeos y algunas preguntas, algunas no supe responderlas y eso me dio un poco de miedo. Había cosas que no recordaba.

- Bueno Paio... Tal como habíamos deducido estas entrando en las lagunas que te habíamos mencionado antes.. Y aunque lo que tenes no es Alzheimer es muy parecido..

- Que? —Abrí ampliamente mis ojos y por el rabillo del ojo note que Bian se llevaba una mano al corazón asustada.

- Eso.. Igual no se asusten, no es nada grave.. Solo que va a haber cosas que te vas a olvidar y es normal. Aveces las vas a volver a recordar enseguida, otras capaz te lleven mas tiempo y..

- Y que? —Pregunto Bian que estaba igual o mas nerviosa que yo.

- Y otras quizás no las vulvas a recordar mas.. —Admitió y mi cabeza voló a lo ocurrido esta mañana, Bian, su sueño.. Y si pasaba? Y si me olvidaba de ella? De nuestro bebé..

- Nunca mas? —Lo mire preocupado.

- Igual puede que eso no pase —Intento tranquilizarnos. Demás esta decir que fue en vano.

Salimos de ese lugar en absoluto silencio y nos subimos al auto de la misma manera, cada uno inmerso en sus pensamientos, cada uno torturándose al sacar conjeturas de lo que podía pasar. Estacione frente a la casa y nos quedamos quietos mirando hacia delante. Costaba procesar lo sucedido.

Hice un pequeño movimiento de cabeza para indicarle que entremos a casa, solo asintió y bajamos del auto.

Silencio y mas silencio, ninguno hablaba, no sabíamos que decir.

Fue después de estar un rato sentados en el sillón cuando ella por fin rompió el silencio sacándome de mis pensamientos.

- Paio.. —Susurro aun mirando a la nada.

- Si..? —Dije imitándola y gire mi cabeza para mirarla, ella hizo lo mismo y nuestras miradas chocaron.

- No me olvides... —Pidió con los ojos vidriosos.

- Nunca te voy a olvidar —Sacudí la cabeza para ambos lados negando suavemente.

- No me olvides —Insistió con lagrimas en sus ojos. Comenzando ya un llanto.

- Ey, ey escuchame.. —Seque las lagrimas que se escurrían por su rostro e hice que me mirara- Nunca te voy a olvidar, nunca. —Repetí y la tome de sus mejillas para unir nuestros labios en un cálido y sentido beso.

Y la abrace, la abrace fuerte. Y mi corazón volvió a latir, el suyo también, lo sentía. Ese abrazo nos dio fuerzas a ambos, nos necesitábamos el uno al otro, siempre había sido así.

Le prometí, y me prometí que jamas la olvidaría. Ella no lo había hecho cuando yo así se lo había pedido, antes de aquel viaje que tanto nos había dolido. Y yo tampoco lo haría.

Nunca te voy a olvidar —Nos habíamos dicho mutuamente, cada uno en una circunstancia diferente, en tiempos diferentes, pero esa promesa seguía intacta de todos modos, y yo no iba a romperla. Jamás iba a romperla.

No me olvides -Nove BiancaioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora