4.

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Mi cuerpo está inmóvil, y de a poco comienzo a escuchar mi entorno. Trato de mover las manos o los pies, pero mi cuerpo está dormido. El olor que me llega, me recuerda a cuando pasaba noches enteras acompañando a mamá cuando estaba enferma. Las voces comienzan a llegar unos momentos después, primero escucho la de Scott, parece preocupado, luego a mi padre, y por último comienzo a sentir el toque de una mano sobre la mía, y por lo grande y callosa, podría decir que es la de mi padre, y extrañamente, me decepciona un poco pensar que es él.

Al cabo de unos dos minutos, mi cuerpo comienza a cobrar movilidad de nuevo, y puedo mover los dedos de las manos y de los pies, y con un poco de esfuerzo, abro los ojos, la lámpara colgada del techo es lo primero que veo y debo cerrar los ojos rápido, vuelvo a intentarlo y me acostumbro de a poco a la luz. Efectivamente como pensé, estoy en un hospital, o creo que es uno.

Mi padre se para a mi lado y me mira con preocupación, tiene los parpados y las bolsas de las ojeras hinchadas y sus ojos están muy rojos como cuando ha llorado mucho. Me acaricia la mejilla y luego sonríe con pesar.

—¿Cómo estás, hijo? —Me pregunta, su voz suena ronca y un poco gastada. Lo miro confundido por su actitud.

Abro la boca para intentar hablar, pero no alcanzo a decir ni media palabra, cuando mi garganta seca se queja con furia por el ardor. Me toco por fuera, y trato de carraspear, pero todo es peor, el dolor se intensifica, unos segundos después, mi padre me obliga a alzar un poco la cabeza y me hace beber agua, el líquido frío y refrescante mata el incendio que se expandiendo por toda mi garganta, después de muchos tragos me siento mejor y puedo hablar con normalidad.

—Ahora, estoy mucho mejor —Él suelta una risa, y me siento aliviado de escuchar ese sonido venir de él —¿Por qué has llorado?

—Eso no importa, lo que sí, es que ya estás aquí, despierto y al parecer sano. Deaton te revisará —Asiento, pero unos segundos más tarde proceso sus palabras.

—¿Deaton? —Mi padre no me contesta nada, simplemente se hace a un lado, y el veterinario que se encuentra parado en la puerta de la habitación, entra.

—Hola, Stiles, ¿cómo te encuentras? —Con un mapa, diría yo, pero viendo que es algo grave, prefiero no molestar el ambiente.

—Estoy bien, me duele un poco la cabeza, pero no muy fuerte —Él asiente y anota algo en una carpeta que tiene en las manos.

—Bien, ¿sientes algún otro dolor, o molestia? —Me pregunta, y me examino unos momentos, pero no siento nada más, aparte de mi cabeza, así que le digo que no —¿Estos últimos días has tenido estrés o has dormido poco? —Estoy a punto de volver a negar, pero de repente el recuerdo del dueño de mi sueños aparece en mi cabeza, y recuerdo el sentimiento de sentirle muy cerca, me estremezco y automáticamente me cubro los brazos con las manos y eso parece ser una alerta para Deaton —Necesito que todos salgan, por favor, tengo que hablar con Stiles a solas —Todos obedecen, hasta Scott que es con quien no he hablado, me saluda con la mano y luego se va, mi padre también lo hace y me sorprendo al ver al resto de los chicos afuera de la habitación. Deaton cierra la puerta y luego toma de su bata una bolsa con cierre plegable, la abre echa un poco de un polvo que reconozco como Mountain Ash.

—¿Qué pasa? ¿Por qué estás bloqueando la entrada? —No puedo decir que Deaton sea un mal tipo, él ayudó a Scott con todo lo de su transformación cuando supo que era un lobo, y también ha ayudado a Lydia a poder controlar sus poderes, e incluso a Malia para encontrar a su madre, así que se supone que él es alguien bueno, pero que esté bloqueando los sentidos de los chicos  y dejándolos fuera de la habitación, me pone nervioso y no sé si pensar que quiere tener una conversación libre de sentidos de lobos, o si me va a robar los órganos y venderlos. Está bien, me golpee fuerte la cabeza.

Aquello Que Siempre Quise ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora