- Capitulo 15
El golpe sobre uno de los platillos de batería sonó seguido de la entonación de las cuerdas de una guitarra eléctrica. Me desperté debido al sonido y manoteé aun con los ojos cerrados sobre el buró que tenía a mi lado. Tomé mi celular que no dejaba de sonar y abrí sólo un poco los ojos para no presionar un botón equivocado al contestar, de pasada miré quién era la persona que me llamaba.
-¿Qué quieres?-le pregunté con desgano.
Largó una gran carcajada que despertó a las neuronas que aun estaban dormidas dentro de mi cabeza.
-Sabía que aún estabas dormida-se burló.
-Kendall, aun no ha amanecido, la gente normal duerme de noche.
-Sí, niña normal; pero son las cinco treinta de la mañana, en media hora partiremos y será mejor que te despiertes ya. Mejor dicho, que se despierten ya.
¿Despierten? Recordé que Hanna dormía también allí. No estaba para nada acostumbrada a compartir con ella fuera de la escuela, por lo tanto lo olvidé por completo. La miré, aun dormía.
-Estoy afuera de tu casa, ¿serías tan amable de venir a abrirme?
Expiré con desgano.
-Ya voy-y trunqué la llamada con brusquedad.
Me levanté tallándome los ojos mientras mi boca se abría para dar libertad a un bostezo.
Bajé con pereza y abrí de golpe la puerta; aun oía el canto de los grillos en el jardín y el cielo aun estaba pintado de un negro azulado. Era una madrugada fría.
-Schmidt, ¿porqué no duermes como la gente normal?-refunfuñé.
-Llámame anormal; pero ya es tarde y creo que tus vecinos piensan lo mismo-dijo señalando a la casa de enfrente donde las luces estaban encendidas y sombras se veían correr de un lado a otro.
-Anormales…-farfullé.
-¿Y Hanna? ¿Dónde está?-preguntó Kendall introduciéndose a la casa.
-Duerme. Como la gente normal-remarqué la última palabra.
Kendall puso los ojos en blanco.
-¿Quieres olvidarlo ya?
Le hice un gesto y subí a mi habitación seguida por el. Cuando llegué Hanna aun dormía, no parecía haberse despertado para nada. Me acerqué a ella y la moví delicadamente de un lado a otro.
-Hanna… despierta-dije en voz baja.
Ella se comenzó a mover y abrió los ojos lentamente.
-¿Qué hora es?-preguntó medio dormida.
-Las cinco treinta y siente-contestó Kendall.
Debido a la oscuridad que había, Kendall era un tanto invisible. Lola se quedó quieta un momento, y comenzó a reír.
-Ya estoy loca-dijo.
-¿Por qué?-pregunté extrañada.
-Porque…-vaciló-acabo de soñar con Kendall y juré que oí su voz cuando me contestaste.
-Amm… Hanna…-busqué a Kendall entre toda la penumbra y a pesar de que no le veía el rostro podía jurar que estaba completamente feliz de haber oído “acabo de soñar con Kendall”-En realidad fue Kendall quien te contestó.
-¿Kendall?-dijo y se avergonzó.
-Buenos días, Hanna-musitó Kendall con la voz llena de emoción.