La mañana de las audiciones, mi papá se encontraba tan contento que me hizo el desayuno como nunca. Un jugo de naranja recién exprimido y pues el intento de HotCakes.
—Papá, no tienes que hacer esto.
—Hoy es tu primer día en el equipo de fútbol, Kurt ¡Debes estar fuerte!—Si supiera...
Se veía tan contento... ¿Que pasaría cuando se entere que no entre? O peor aún ¿Que ni siquiera lo intente? Porque no creo poder pararme frente a un grupo de chicos burlones y hacer el ridiculo.
Suspire.
•••
—Suerte—me dijo Mercedes mientras me tocaba el hombro.
—Necesitaré más que eso, pero gracias—le respondí con una media sonrisa.
Me dirige hacia la cancha de futbol, donde se encontraban en una mesa: el entrenador, Finn Hudson y Sue Sylvester, a la que no tenia la menor idea de que hacia ahi pero siempre se metia en todo.
—¡Oh, miren a quien tenemos aquí!—habló la entrenadora Sylvester y se quedo pensando. Ojalá no me humille...—Pues tienes que decirme quien eres porque la verdad nunca te he visto por aquí.
Bueno, esto es humillante, pero no tanto como me lo imagine.
—Soy Kurt Hummel—dije con un hilo de voz.
—Pues bien, voz de niña, muéstranos los que tienes o como sea—hizo un gesto con la mano.
—Alto, Sue—le habló el entrenador—Aquí el entrenador soy yo, así que por favor ¡Ya cállate!—ella solo puso los ojos en blanco y cedió.
—Pues, Kurt, necesito un pateador. Como sabrás, el anterior se rompió la pierna, una lastima, así que si sabes patear un balón estas dentro ¿De acuerdo?—me dijo con un tono de voz muy elevado.
Asentí.
Tu puedes hacerlo Kurt, es solo... patear un balón.
Una cancion vino a mi mente: single ladies y sin querer la empece a tararear.
Un chico con camiseta del equipo se acerco con un balón y lo puso en posicion para que lo pateara.
Si no lo haces serás un perdedor lo que resta de la secundaria.
Me pareció ver a Sue reír pero lo deje de lado y me concentre en el balón. Lo mire, me prepare y solo... lo patee. El balón salió volando hacia el poste, por el cual paso y no se si solo fui yo pero lo vi en cámara lenta.
Oh por dios, lo hice.
—¡Eso estuvo jodidamente increíble!—gritó el entrenador acercándose a mi.
—¡Bien hecho, Kurt!—gritó Finn a mis espaldas y me sonroje.
—Hijo ¿Puedes hacer eso en un partido? Porque si puedes... ¡Estas dentro!
Sonreí con orgullo de mi mismo y abrace al entrenador.
—Solo una regla—dijo entre mi brazos—Sin abrazos—terminó alejándome—asentí.
—Lo siento—sonreí.
—¿Te veo mañana para el primer entrenamiento?—asentí—Pues te espero.
Alegre, me fui de la cancha a punto de saltar y gritar de la emoción.
Nunca fue mi sueño ser parte del equipo de futbol pero esto podría hacerme popular, ¡ayudar a que dejen de tirarme granizados! Y sobre todo hacer muy feliz a mi papá.
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Popular gay
RomanceLa típica historia del romance entre el capitán del equipo de futbol y la sexy porrista suele ser interesante, solo que esta no es una de esas historias.