Y entonces la puerta se abrió dejando al aire los sonidos.
Estoy acostumbrado a ese chirrido horrible que hacen las puertas al abrirse. McKinley es el único lugar que he conocido en el que las puertas no suenan de esa manera. Muy oportuno.
El uniforme de porrista que llevaba le imponía el sentir de poder que se veía en sus ojos. Nos miró de pies a cabeza y rodó los ojos.
—Esta sala está reservada.
—Ya nos ibamos—dijo Blaine luego de mirarme
Buscó mi mano, la tomó y me jaló hacia fuera de la sala y me sobresalté solo un poco al roce de nuestras pieles. No es gran cosa tomar la mano de alguien y nisiquiera sabía porque mi corazón latía con fuerza.
Los pasillos estaban llenos de gente y mi temor de que me vean con él incrementaba cada segundo. Solté sus manos bruscamente y me di cuenta tarde de lo mal que eso se debió haber visto.
—Lo siento—dije por lo último y él sonrió y suspiró.
—Vaya diva eh—señalo el salón de música con la cabeza ignorando mi comentario anterior.
Hice un sonido con mi boca. Ya no tenia ganas de explicarle lo que pasaba por mi mente. No podía arruinar el momento en donde, después de tantos años, por fin era alguien en esta escuela de mierda.
—Kurt, en serio me gustas y si quieres intentarlo...
—Como te dije, tengo miedo, Blaine—mire sus ojos esperanzados—lo siento—susurré.
Me abracé a mi mismo y desvié la mirada.
—Nos vemos.
Seamos sinceros. Solo nos besamos y a decir verdad, no es la gran cosa. Solo mi primer beso. Con un chico. Con un chico que realmente me gusta. Con un chico al que le gusto o al menos eso espero.
Odio aquí.
Odio haber descubierto quien soy y sufrir por eso.
¿Desde cuando era tan dramático?
•••
—¿Viste a ese nuevo chico? El adicto al gel—escuché cuchichear a las porristas.
—Oi que se meterá al equipo—río bajito.
—¿De futbol?
—No, tonta, de porristas.
—¡No way!—todas rieron.
—¿Es gay?
—Eso parece.
Rodé lo ojos y volví mi atención a mi plato mientras Mercedes se engullía una señora hamburguesa.
—No puedo creer que lo hayas rechazado—me miró mientras comía.
—No lo rechacé—puse énfasis en la última palabra.
—Solo le dijiste no delicadamente—citó mis palabras graciosamente y reí.
—Exacto. Además, no es la gran cosa—ella me mira sorprendida—es decir, él. Él no es la gran cosa.
—¿De que estás hablando?—deja su hamburguesa en la mesa—¿No has visto sus abdominales?—susurra cerca de mí—Cielos, Kurt, estás loco—ríe y vuelve su atención a la hamburguesa.
Y sí que lo estaba, pero por él.
Demonios.
—Quiero que sepas que te apoyo, hoy y siempre. Y que a mi parecer harían una linda pareja, ¿te imaginas?—miró a la nada sonriendo—Klaine...—hizo un gesto con sus manos formando una especie de arco iris—Lo he pensado mucho.
¿Klaine?
—Oh Dios...—susurré.
—Piénsalo, los shippearia demasiado—rió.
Klaine.
Y sonreí, sonreí como un maldito tonto enamorado.
• • • • • • • • • • • • • •
Holaaaa, parece que reviví de entre los muertos.
Solo una notita: he estado muy muy ocupada, por lo que no he podido actualizar. Espero sigan leyendoo, esto se pone interesante.Xoxo,
¡Gracias por leer! ❤️
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Popular gay
RomanceLa típica historia del romance entre el capitán del equipo de futbol y la sexy porrista suele ser interesante, solo que esta no es una de esas historias.