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—No lo creo.—dijo Finn luego de dudar unos segundos.

—Debes poner de tu parte, ¡Tu quisiste entrar!

—Quinn dijo que no. No lo hará, Rachel.

Suena el timbre.

—Iré a ver quien es.—se dirige molesta arriba por las escaleras.

Silencio incómodo.

—Y bien...—habla Artie.

Lo miro de reojo desde mi sitio.

Finn va a sentarse igual que los demás hasta que Rachel baja acompañada de una chica rubia con uniforme rojo de animadora. Señores y señoras, Quinn Fabray.

Al mirar a Finn quien se encontraba atónito, se levanto y fue a hablar con ella. Los demás nos quedamos detrás, fuera de todo eso.

—¿Que haces aquí?—escucho a Finn.

—Solo quería acompañarte, quería saber que hacías después de la escuela.—Murmuro Quinn algo inocente.

—Todos felices. —Alzo la voz Rachel y al parecer, todos escucharon.—Bien solo nos faltan tres integrantes y creo que Finn se animo a conseguirlos ¿Cierto, Finn?—todos voltearon a verlo esperando respuesta.

—Yo... no se si pueda.—se rasco la nuca—Tengo una reputación de mantener—alzó la voz.— Ellos se burlaran de mi.—excuso mirando a Rachel a lo que ella ladeo la cabeza.

—Oh vamos.—sonrió mirándolo.— Tal vez a tu mejor amigo.—sugirió —Quienquiera que sea.—murmuro.

Finn negó.

—No lo creo.—hizo una mueca y rode los ojos para luego ir a sentarme por atrás.

Aparte de lindo, aveces Finn puede ser muy estupido.

Mientras seguían discutiendo no podía dejar de pensar en el partido de futbol del cual el entrenador habló, ¿Que pasa si no soy lo suficientemente bueno y perdemos por mi culpa? ¿O si me rompo algo jugando contra esos enormes chicos que disque tienen 16 años? Pesan tres veces más que yo y me siento, en verdad, muy amenazado.

Solo espero no defraudar a mi papá.

—Kurt, despierta.—habla Mercedes y volteo a verla indiferente con una mano bajo mi codo y la otra junto a mi boca.—Necesitamos integrantes ¿ideas?—niego y bufa.

—Si queremos que esto funcione, deben ayudar.—Rachel se cruza de brazos.

Esto no va a funcionar.

•••

—¿Que harás después de clases?—escucho a uno de los jugadores de futbol desde mi casillero.— ¿Jugamos videojuegos?

—No, lo siento.—dice Finn sacando algo de su casillero.—Tengo algo que hacer.—se escucha dudoso y pongo más atención mirándolos de reojo.

—Quería invitar a unas chicas y ya sabes.—rie y hago una mueca.

—Estaré con Quinn en...—para y lo mira.— Okay, necesito que me ayudes en algo.—se rasca la nuca.— Estoy en un grupo de coro.—susurra nervioso y intento escuchar más.

—¿Que? Finn, eso es para nenas.—rié.—Eres mi amigo, pero mereces ir a la basura para reaccionar.—le da palmadas a su hombro.

—No.—pide Finn.—Puck, hazlo por mi, tu mejor amigo.—duda.— Necesito que entres al coro.—lo mira fijamente.

—Invítame de donde te drogas.—bromea.— Ni loco.
—Haré lo que sea.—exclama.

—¿Hay chicas lindas?— se cruza de brazos y eleva un poco el mentón.

Silencio.

—Quinn.—piensa.—no te le acerques; una morena algo—hace un gesto con sus manos.—grande; una asiática y Rachel.—lo mira dudoso.

—¿Rachel? ¿La judía?—sonríe triunfante.—Esta bien, Hudson.—toca su hombro.—Iré contigo, pero solo porque quiero acostarme con ella.—lo veo hacer una mueca risueña y hago cara de asco.

—Eres un asco, Puckerman.—ríe y cierra la puerta para luego pasar su brazo por el hombro del chico y palmearlo fuertemente mientras se alejan.

Faltan dos integrantes para entrar a la competencia y ruego a los dioses que no los encuentren.

Popular gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora