New Life »Miraculous Ladybug✓

3. Chat Noir

Karime POV'

— No, no y no. No usare eso —me quejaba al ver la ropa que Daniela había escogido.

— No es mi culpa que le dijeses si a Adam —se defendía como de costumbre.

— Sólo lo hice para no quedar mal con el, le metí al rubio y ahora tú estás sacándome de quicio.

— Rosa o beige —decía aún con los vestidos en la mano.

— Pantalón y blusa.

— Ay Dios —suspiró—. Tacones o sandalias.

— Converse viejas.

— Cabello rizado o lacio.

— Recogido.

— Maquillaje dramático o natural.

— Nada de nada.

— Novio o amigo.

— Dos palabras, tu culo.

— No te atreverías.

— Oh claro que si.

Ahora estábamos en su habitación mirándonos amenazantemente como de costumbre. Odiaba que me dijera que hacer.

— Lo llamaré y le diré la verdad —dijo Daniela buscando su teléfono.

— Daniela, mi se te ocurra.

— ¿Que?, ¿esto? —iba a tocar "llamar" en su celular.

— ¡Espera! —detuvo su dedo—. El beige, zapatos cerrados, natural, haz lo que quieras con el cabello y sólo espero que esta sea la última cita que tengamos.

Odiaba que hiciera eso. Siempre buscando una alternativa de solución pero a su beneficio.

Estuvo haciendo un montón de "magia" como ella suele llamarle, Daniela sin duda sabe hacer de las suyas. Notó lo enojada que estaba así que puso algo de música para animarme, quería hacerme la enojada pero escucharla cantar como morsa dando a luz me mataba de la risa.

— This is real, this is me... —cantábamos a todo pulmón la canción de Camp Rock.

— Tu eres mi Mitchie y yo seré tu Joe Jonas.

— Así no se llama, Daniela.

— Me vale~ —canturreó.

[...]

— ¡Listo! —gritó como el chef Pepe Roni.

— Tienes que dejar de ver XHDRBZ.

— Nunca. Vamos, vamos, yo te dejaré en tu cita como la buena madre que soy.

— De acuerdo —me empujó hacia la salida.

Caminamos como nunca, ella vivía demasiado lejos del parque, lo malo de ser Daniela es que la escuela, el parque, el centro comercial, todo, le queda lejos, excepto el pinche ciber.

Todo el camino bajaba la cabeza, si alguien me veía así se burlaría de mi. Es que todos conocen a la Karime de pelo amarrado, blusa, pantalón y zapatos viejos de actitud pesada y si me ven transformada en una florecita sería el hazme reír de la escuela.

Me da igual eso, pero tiene siglos que no uso un vestido o falda, el cabello fue lo único que no cambio pues lo amarró como de costumbre, los zapatos me mataban para ser bajos y entraba en pánico de poco a poco.

— ¡Llegamos! —anunció—. Y ahí está tu chico, adiós y suerte —se fue en camión la hija de la señora.

— Te odio —susurré.