El Hospital General de Nueva York estaba repleto de gente. Cuando un barco arrivaba proveniente de Europa con soldados que regresaban a casa, lo primero que hacían era ir al hospital a obtener un certificado de buena salud. Alistair estaba siendo examinado por un médico quien le dijo que estaba desnutrido y con algunos síntomas de influenza, pero nada serio, estaba fuera de peligro. Después Alistair fue a esperar a Jonathan a la sala de espera, para que ellos pudieran ir juntos a la estación a tomar el tren para Chicago.
Marta, la abuela de Patty, estaba entre los voluntarios del hospital, ella ayudaba a los pacientes a ponerse de pie, a sentarse, a acostarse. Mientras ella ayudaba a una mujer embarazada, vió a un joven hombre muy parecido al prometido de Patricia... pero era imposible que fuera él, el prometido de Patty estaba muerto! Pero se le parecía demasiado! Ella terminó de ayudar a la mujer y quería ir a buscar al doble de Alistair, pero se entretuvo con otro paciente.
Jonathan terminó su exámen y estaba listo para partir con Stair quien lo estaba esperando en el pasillo.
- Entonces? -dijo Stair.
- Estoy listo para volver a Chicago, lejos de esa horrible guerra...
- Lo sigo soldado! -dijo Stair- Vámonos, fuera de aquí!
Ellos comenzaron a reír y a encaminarse hacia la salida a donde muchos de los soldados heridos estaban llegando. Stair no vió que entre los soldados y otros pacientes había una joven mujer de espejuelos buscando a su abuela.
Patricia estaba buscando a su abuela Marta, estaba muy lleno, había demasiada gente. No iba a ser fácil encontrarla, además había mucho ruido y el personal médico realmente estaba ocupado. Le tomó casi una hora, pero finalmente encontró a la Abuela en el pabellón de pediatría, leyendo una historia a los pequeños.
- Abuela! -exclamó Patty- Por fin! Me volviste loca de preocupación! Por qué siempre te estás yendo sin avisarle a nadie...?
- Patricia! Que bueno verte! Quería ayudar en el hospital, querida -respondió la Abuela muy calmada y abrazándola.
- Vas a venir conmigo de vuelta a Chicago...
- Si, por supuesto. Es por eso que te escribí... de otro modo, hubiera seguido con mi trabajo y no te hubiera dejado saber nada...
- Abuela!
- Vamos. Hay que comer algo antes de tomar el tren de regreso.
- Está bien, vamos...
- Espera Patricia... -dijo la Abuela- Yo quería ver a alguien primero... pero a quien?
- Al jefe de personal? Tal vez?
- No, a un hombre joven... ahh si! Al doble de tu prometido!
- El doble de quién?
- De tu prometido...
- Qué prometido? Yo no tengo ningún prometido Abuela...
- Si lo tienes, el chico de lentes como tú... con cabello negro.
- Alistair?... -dijo Patty con un nudo en la garganta.
- Si... ése!
- Tú viste a Alistair? Él no es mi prometido, bueno... él no lo fue y está muerto ahora...
- Ya lo sé que está muerto el pobre muchacho... es por eso que vi a su doble...
- Ay Abuela! Para de bromear, vámonos!
Patricia tomó a su abuela y la llevó a un restaurante a comer algo. Ellas comían en silencio. Patricia tenía que ir al baño y se levantó.
- Abuela necesito ir al tocador... no hagas nada insensato, como ir a lavar los platos a la cocina del restaurante.
- Está bien Patricia, no me moveré... pero lavar los platos en un restaurante no es insensato Patricia...
- Abuela... solo compórtate, por favor -dijo Patty retirándose.
La Abuela seguía comiendo. Ellas estaban sentadas en una mesa cercana a la ventana. A la abuela Marta le pareció ver al doble del prometido de Patricia otra vez, él iba caminando en esa calle de Nueva York... ella lo quería seguir, pero Patricia se iba a molestar con ella si se iba de ahí... se quedó quieta en la mesa y vió al doble de Stear alejarse.
Patricia regresó a la mesa a terminar con su almuerzo.
- Lo vi otra vez -dijo la Abuela.
- A quién?
- Al doble...
- Abuela basta! Me estás hiriendo! -dijo Patty alzando la voz.
- Perdóname Patricia. Guardaré silencio.
- Perdón por alzar la voz... pero Abuela...
- Yo sé Patricia... vamos a cambiar de tema.
La abuela le comenzó a contar sus historias del hospital y Patricia estaba carcajeándose. Pero seguía pensando en las palabras de su abuela... el doble de Stear... la cajita de la felicidad de Candy... no, no quería darse a sí misma falsas esperanzas.
Stear y Jonathan estaban comiendo en un pequeño restaurante no muy lejos de la estación de trenes. Estaban sentados en la terraza.
- Que bien comer hot dogs y hamburguesas! La vieja comida americana de siempre! -dijo Stear sonriendo.
- No me digas! La comida en la guerra era horrible... pero teníamos que sobrevivir...
- Tú lo has dicho...
- No puedo esperar para dormir en mi suave y mullida cama!
Ellos estallaron en carcajadas. Terminaron su almuerzo y se marcharon a la estación. El día estaba llegando a su fin, era casi época de primavera y la nieve estaba comenzando a derretirse. Estaba nublado y había neblina.
Patricia junto con su abuela Marta estaban ya en la estación esperando el tren para Chicago. No estaba tan ocupada la estación, había una gruesa neblina que dificultaba la visibilidad y daba la impresión de estar solo en el mundo. Patricia dejó por un momento a la Abuela a solas para ir a comprar una revista para leer en el tren.
Alistair estaba en el andén junto con Jonathan esperando impacientemente por el tren.
- Jonathan, voy a comprar alguna revista para matar el tiempo, tienes algunas monedas?
- Claro, aquí están... -respondió Jonathan dándole algunas monedas.
- Gracias.
Alistair caminó entonces al quiosco de periódicos.
Patty estaba ahi en el puesto cuando vió una revista de motores y pensó en Stair. Su corazón se estremeció y lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Ella recordó las palabras de su abuela, la caja de la felicidad... ella estaba llorando en silencio.
- Oh Alistair... -dijo en voz alta- Te extraño mucho... Alistair...
- Si?
Patricia se sobresaltó y se giró lentamente... no podía creer lo que tenía ante sus ojos! El estaba tan estupefacto como ella encontrarla ahí mismo.
- Patricia?
- Alistair? -preguntó ella con cierta incredulidad.
- Si...
- ALISTAIR!!!!!!!!!! -exclamó ella rodeando su cuello con sus brazos- No estoy soñando!!!!! La abuela estaba en lo correcto!!! Oh Alistair!!!!!
AHHHHHHHHHH!!!
- Patricia, por Dios. Yo nunca pensé que te vería aquí en Nueva York. Te he extrañado demasiado!
Ellos permanecieron así mirándose por unos momentos y entonces Stear buscó sus labios y la besó con pasión. Patricia siempre se había arrepentido de no haber besado al chico que amaba... ella nunca pensó que tendría la oportunidad de experimentar el maravilloso y delicioso fenómeno que ella soñaba cada noche. A ella no le importó que estuvieran en un lugar público y que todos los estuvieran viendo. Ella presenció el milagro que jamás pensó que ocurriría. Estaban tan inmersos en su encuentro que olvidaron completamente que se encontraban en la estación y que tenían un tren que tomar. Por el altavoz se anunció la llegada del tren para Chicago.
- El tren... -dijo ella entre dos besos.
- Qué?
- El tren, cariño...
- Ah si... Vamos -dijo él sin soltarla.
- Se dirigieron al andén en donde encontraron a Jonathan esperando a Stear en la puerta del vagón.
- Alistair! Finalmente! Pensé que te habían raptado... pero... -dijo Jonathan.
- Jonathan, ella es Patricia.
- La chica que tú amas? Ohh... -dijo Jonathan con una sonrisa.
- La encontré por casualidad. Patricia, él es Jonathan, nos conocimos en el barco...
- Buenas tardes Jonathan.
- Buenas tardes Patricia.
- Oh... abuela Marta! Olvidé a mi abuela! Abuela!!
- Patricia -dijo la Abuela llegando- Ah... encontraste al doble de tu prometido. Te dije que ellos se veían igual, como gemelos...
- Si Abuela -dijo Patricia riendo- Es porque es él!!!
- Qué? Tu prometido no está muerto? -preguntó la Abuela sorprendida.
- No... Abuela Marta. Estoy vivito y coleando -dijo Stear.
- Oh... por Dios! Ven aquí -dijo la Abuela.
Ella abrazó a Alistair.
- Lastimaste a mi querida Patty, mucho...
- Lo siento -dijo Stear.
- No te disculpes -dijo Patty- Tú estás vivo por el amor de Dios!
- Tenemos que abordar -interrumpió Jonathan- de otro modo vamos a perder el tren...
Abordaron el tren y los dos jóvenes ocuparon el mismo compartimento que Patricia y su Abuela. Stear no quería dejar sola a su amada y no podía parar de besarla.
- Disculpe Abuela Marta, espero que no la hayamos ofendido -dijo Stear.
- Oh claro que no! Yo voy a dormir de todos modos y ustedes tienen mucho en que ponerse al corriente... solo que no abusen!
Patty se ruborizó un poco y Stear se estaba riendo. Ellos pasaron todo el viaje uno en brazos del otro, hablando, contando historias, riendo, besando... Jonathan estaba muy feliz por su amigo.
- Cuando mi aeroplano fue disparado -dijo Stear- mi mayor pena fue no haberte dicho lo que sentía... te amo Patricia...
- Yo también te amo Alistair, te amo mucho!!! Soy la mujer más feliz del planeta!!!
Ellos estallaron en risas y continuaron hablando y besándose... no podían creer que estuvieran juntos y no se cansaban el uno del otro.
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SE TERMINO...
FanfictionDespués de la fiesta en el Hogar de Pony, Candy recibe noticias inquietantes...