Capítulo 19 "El Festival de Mayo... 21 años después... "

697 49 10
                                    




Rosemonde se acostumbró al dolor por la pérdida de su padre. La vida sigue y él ahora se encontraba en un mejor lugar donde no seguía sufriendo nunca más. El gusto por la vida le volvió poco a poco. La vida es muy corta como para seguir lamentándose, se decía a sí misma y a su padre no le gustaría que ella estuviera llorando todo el tiempo por causa de él. A él le gustaría que ella fuera feliz. Sus amigos estaban contentos de encontrar a la chica bromista de regreso. A pesar de los momentos de cercanía, el joven del cabello marrón y ella no estaban en los mejores terminos, continuaban discutiendo en cada ocasión que tenian! Caroline y Nina hablaron con ella acerca de eso.

- Rosemonde, pensé que te gustaba mi hermano! -le reclamó Nina.

- Si me gusta, por qué? -contestó Rosemonde.

- Porque se ve que te gusta tu lindo chico de cabello café -aseguró Caroline.

- Qué, que te pasa? Yo creo que es insoportable! Es un grosero! Un arrogante, muy seguro de sí mismo, pretensioso, mandón... !

- Y tiene unos ojos como para morirse! -dijo Nina.

- Rosemonde, del odio al amor hay un solo paso -dijo Caroline.

- Tú sientes algo por tu lindo chico de cabello café y ojos azules -dijo Nina.

- No -contestó Rosemonde.

- Si y tienes buen gusto. Es adorable... -dijo Caroline.

- Pensé que estarías del lado de tu primo -dijo Rosemonde.

- Mi primo es un idiota si es que no puede fijarse en ti -dijo Caroline.

- Necesita anteojos... -dijo Nina bromeando.

- Caroline, Nina, paren por favor -dijo Rosemonde pensativa.

Pero Rosemonde era quien no podía parar de pensar en esos ojos azules... su corazón se aceleraba cada vez que lo veía y se sobresaltaba cada vez que pensaba en él...


oOoOoOoOoOo

Candy continuó con el crucero alrededor del mundo. Ella sabía que el dolor no se iría, si no que estaba buscando morada en una parte de su corazón para que dejara de sentirlo. Michael... la vida sigue. Ella le hizo la promesa de ser feliz y no estando deprimida todo el día era que iba a lograr ser feliz.

El barco en el que ella iba llegó a Nueva York, decidió desembarcar e ir a Chicago a visitar a sus amigos.

Ellas estaban felices de verla nuevamente.

- Candy! Que bueno verte. Cómo estás? -preguntó Annie.

- Estoy bien... más o menos... mejor... -respondió Candy.

- Que bueno. Regresaste a América para quedarte? -preguntó Patricia.

- Si. Todo en Francia me recuerda a Michael... y he puesto el castillo en renta...

- Y Rosemonde, cómo está ella? -preguntó Annie.

- Ella está mejor también, hablé con ella desde Nueva York...

- La vida sigue... -dijo Patty.

- Quieres comprar una casa aquí en Chicago?

- Tal vez... por ahora quiero ir al Hogar de Pony. Cómo está la Señorita Pony?

- Ella está bien, solo que un poco más anciana... ella ya no puede cuidar a los niños como antes -dijo Annie.

- Ella es como la reina madre... -dijo Candy.

- Si. La Hermana María sigue joven aún, ella puede continuar regañando a los niños... -decía Patty.

- Yo preferiría a la Hermana María que a la Hermana Gray en el San Pablo... -reía Candy.

- Si y tú la llamaste cabeza hueca... -rió Patty.

- Y para disculparme le dije que sentía haberle llamado cabeza hueca aunque eso fuera verdad!! -recordó Candy riendo.

- Y todo por mi tortuga, ay Candy te extrañé tanto -dijo Patty.

- Y yo los extrañé a todos ustedes -dijo Candy abrazándolas.

Ellas hablararon de los buenos viejos tiempos y rieron a carcajadas.

Annie tuvo dos hijos más. Una niña llamada Sherry y Bobby, un varoncito. Patty tuvo más niños también, dos varones, Stear Jr. y Ethan, además tuvo una niña, Martha en honor a su traviesa abuela.


oOoOoOoOoOo

Candy se dirigió al Hogar de Pony para ver a sus dos madres. La Señorita Pony estaba cansada ya, pasaba sus días en una silla mecedora mirando a los niños. El orfanato ahora era mucho más grande y tenía más empleados. Annie y Albert se habían asegurado de que todos los miembros del personal tuvieran un corazón de oro. La Hermana María no estaba tan joven pero ella era ahora la responsable por el Hogar.

- Candy, querida, cómo estás? -preguntó la Hermana.

- Estoy bien, gracias. Sosteniéndome... cómo están mis queridos hermanos Tom y Jimmy?

- Tom está bien, Candice-Marie ahora es una muy hermosa jovencita... además tiene dos hermanos, Tommy y Steve.

- Si, lo sé. Me he estado escribiendo con él... y me ha enviado algunas fotografías...

- Y Jimmy está a cargo del Rancho Cartwright, ahora que su padre falleció y lo hacía todavía mucho antes de que él se fuera.

- Y cómo está la Señorita Pony?

- Ella está bien, está ahí. Pero ella ya no hace nada, está demasiado cansada.

- Puedo verla? A dónde está?

- Está en la sala.

Candy entró y vió a su madre en una silla mecedora leyendo un libro. Su cara estaba arrugada, pero seguía sonriente y cálida. La Hermana María se acercó a ella y le dijo:

- Señorita Pony, tenemos una visita...

- Quien? -preguntó la Señorita Pony con voz temblorosa.

- Yo. Señorita Pony, soy Candy!

- Candy? Oh por Dios!

Candy se acercó y la abrazó.

- Candy, perdiste a tu esposo, cómo estás?

- Estoy bien, gracias...

- Cómo está Rosemonde?

- Ella está bien, está en el Colegio San Pablo...

- Como tú... que bueno...

Candy no se quedó por mucho tiempo porque no quería cansarla demasiado. Así que decidió ir al Rancho Cartwright para ver a Jimmy.

- Jefe!! -dijo Jimmy al abrazarla.

- Jimmy! Qué gusto me da verte!

- A mi tambien. Cómo estás?

- Bien... recuperándome...

- Ven, te voy a presentar a mi esposa...

Él le presentó a su esposa Dora y a sus cuatro hijos! James, Jeremy, Jeanny y Dorina. Ella estuvo un rato con ellos y después se dirigió a ver a Tom y a su familia.

- Candy, mi pobre hermanita! Quería ir a Francia a visitarte -dijo Tom.

- Gracias Tom -dijo Candy abrazándolo- Cómo está tu hija?

- Candice-Marie? -la llamó Tom.

- Si Papá? -dijo una hermosa jovencita con cabello marrón y ojos azules.

- Ven y saluda a Candy...

- Tía Candy?... oh...

Ella corrió a abrazar a Candy.

- Cómo está Francia? París? La moda? Cómo estás tú?

- Muy bien. Te llevaré allá algún día si tú quieres. Yo estoy bien... te traje algo de ropa -dijo Candy entregándole una bolsa.

- De verdad? Gracias Tía Candy! -dijo abrazándola- Pero qué linda sorpresa! Cuando vas a regresar a Francia? De verdad puedes llevarme allá?

- Si... pero voy a estar en Chicago por un tiempo...

- Oh... pero dime si vas a regresar a Francia... ven, vamos a platicar... como has estado después de la muerte de tu esposo?

Ella la llevó al interior de la casa a donde vió a la esposa de Tom y a sus otros dos hijos. Ella pasó un buen rato con ellos y después regresó a Chicago por la noche.

Al llegar encontró a sus primos quienes ya se habían ido a trabajar por la mañana, cuando ella recién llegó. Gritaron de alegría y rieron, dándose besos y abrazos con lágrimas de alegría.

- Los extrañé muchísimo!! Estoy de vuelta para quedarme, al menos por ahora... -dijo Candy.

- Bien! -exclamó Stear.

- Te quieres quedar aquí? -preguntó Albert.

- Quisiera comprar una pequeña casa...

- Pero Candy, eres bienvenida aquí, tú lo sabes...

- Si lo sé y gracias...

- Bienvenida de vuelta Candy -dijo Neil.

Candy compró una pequeña casa y pasaba su tiempo de voluntaria en centros beneficiarios. Trabajaba dos días a la semana en el Hospital Santa Juana. Hasta encontró algunos de sus colegas, entre ellos a Flammy que regresó de Francia después de la guerra. Se había casado y tenía un pequeño niño.

- Siento mucho lo de Michael, Candy, él era un buen hombre. Trabajé con el mucho tiempo en los hospitales móviles...

- Gracias Flammy... -dijo Candy con lágrimas en sus ojos.


SE TERMINO...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora