Capítulo 4 "El crudo frente de batalla"

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Después de las dos primeras semanas de Enero, las enfermeras de la Cruz Roja empezaron a ir al frente para atender a los heridos. El personal tenía que ir en guardia. Durante el día estaban en el hospital y alrededor de la tarde ellos eran transportados con equipo médico necesario para administrar los primeros auxilios a donde estaban los heridos.

Michael, por supuesto, estaba preocupado por dejar ir a su amada al frente de batalla. Pero era su lado "Atrevido" lo que le atrajo de ella.

- Candy, me prometes que serás cuidadosa?

- Por supuesto. Quiero venir a ti intacta...

Él la besó en los labios antes de que ella subiera a la parte trasera del camión bajo la mirada celosa de las demás enfermeras.

- Ten cuidado -dijo Michael- Te amo.

- Te amo -decía Candy cuando se estaba yendo el camión.

Sus amigas le empezaron a bromear.

- Más enamorados que ustedes dos? No es posible! -dijo Kristina.

- Si! Deberías de escribir un libro -comentó Kelly.

Candy solo sonrió. Desde su llegada, ella estaba impresionada por el número de heridos, la gravedad de sus heridas y el número de amputaciones hechas. Algunos de los soldados no tenían ni 20 años de edad, se sentía impotente ante el horror de la guerra y deseaba que ella pudiera parar todo eso. Oraba cada noche a Dios para que Él pudiera detener toda esa carnicería; porque al final no sería importante quien ganara, de todas maneras habría muchas victimas en ambos bandos, sin mencionar las pérdidas materiales.

El personal finalmente llegó al frente, inmediatamente después de una batalla. Se podía oler la pólvora de las municiones y el olor de carne de las pobres victimas también. Candy y sus compañeros empezaron a buscar entre los heridos si algunos de ellos seguían con vida. Estaban examinándolos muy de cerca y un médico los declaraban vivos o muertos y de esa manera los cuerpos eran puestos a un lado. Aquellos que todavía se les detectaba algún latido del corazón eran removidos tan pronto como era posible y llevados a el camión para darles los primeros auxilios hasta que fueran transportados a el hospital más cercano. Muchos tenían suerte. Otros, tenían tantas heridas de bala que se desangraban hasta morir.

A pesar de que ellos encontraban a mucha gente con vida, se sentía desconsuelo debido a la atmósfera de muerte y desolación que se percibía en esos campos. Así era por donde quiera que ellos iban. Candy y sus colegas estaban desconcertados el primer día. Sufrían de pesadillas, pero después de un tiempo, todo se volvió rutina.

Pasaban una semana trabajando en el hospital y una semana en el campo de batalla, durante y después de cada combate. Michael estaba siempre preocupado por su amada. Él trataba de tranquilizarla y de tranquilizarse él.

- No estoy seguro si me sigue gustando tu lado arriesgado -le dijo él.

- Michael todo va a estar bien. Pero no hay garantía, tu lo sabes...

- No podría soportarlo si te pierdo...

- No me vas a perder. Yo volveré, mi cielo.

- Vuelve a mí pronto!

Subió al camión con los demás después de besarlo. Todos se veían preocupados. Ir al frente de batalla no era una fiesta. Los ruidos ensordecedores de los disparos, bombas y tanques, eran insoportables al principio, pero se fueron acostumbrando con el paso del tiempo, después de todo, no había otra salida.

Candy siempre se preguntaba porque hombres con dotada inteligencia, pasaban su tiempo usando su cerebro para hacer algo que tuviera la capacidad de tomar una vida humana... inventar un instrumento para la muerte. Ahora ellos estaban matándose a sí mismos fácilmente. Pero la humanidad ha estado peleando desde el principio de los tiempos, desde la creación. Lo cual era una pena, acortar la vida de la gente...

Las enfermeras de la Cruz Roja estaban escabulliéndose entre los soldados, de la mejor manera que podían para proveerles los primeros auxilios. El combate duraba por horas pero el personal médico tenía la habilidad de salvar a muchos heridos, algunos de ellos tenían algún roze de bala, pero nada serio porque podían continuar con su labor. Una cosa era ser forzado a ir a la guerra a ayudar y otra muy diferente ser voluntario; la determinación definitivamente era diferente.

Candy no se desanimaba, ella continuaba con su camino a través del campo de batalla, poniendo su vida en peligro... peligro? Pero si su vida estaba constantemente en peligro!

- Candy no vayas tan lejos -dijo uno de los doctores.

- Pero todavía hay unos heridos por allá -dijo yendo más lejos.

El doctor continuó atendiendo a las victimas que él tenía. Candy continuaba caminando cuando vió un pañuelo blanco más allá de donde ella estaba. Ella literalmente sentía las balas pasar por encima de su cabeza. Estaba un poco asustada pero no dejó que el horror la detuviera. Llegó a donde el paño blanco estaba. Había cuerpos amontonados y uno de ellos ya tenía tiempo de estar ahí porque su rigidez hacia la tarea de removerlo un poco más difícil y pesado. Ella finalmente se las arregló para moverlos y descubrió a un hombre en sus cuarentas... muerto. Era un doctor con un tiro en la cabeza. Candy estaba indignada, porqué esos doctores que estaban ayudando a aquellos que lo necesitaban no estaban protegidos por un escudo invisible?!!

Ella miró a su alrededor y vió otro pañuelo blanco, tuvo que mover nuevamente cuerpos para descubrir a una joven mujer, herida en el abdomen, todavía con vida. Estaba sangrando y podría morir. Candy puso una compresa sobre la herida para tratar de parar el sangrado y la aseguró con un vendaje.

- Esto debe detener el sangrado por el momento -le dijo a la joven mujer.

- Q... Que... Quién? -respondió la joven mujer.

- Vamos, voy a ayudarte -dijo Candy.

- C... Candy? -dijo la mujer herida- Qué estás haciendo... aquí?!!

Candy estaba sorprendida por escuchar su nombre mencionado por la mujer en medio de la desolación y el campo de batalla donde las balas y las bombas explotaban... ella vió la cara de la joven cubierta por lodo... observó con detenimiento y acabó por reconocerla, no tenía espejuelos pero era ella.

- Flammy?? Flammy Hamilton!!! -dijo llorando- Ay Dios mío!

- Señorita Torpe, que demonios estás haciendo aquí en medio de la guerra? -dijo Flammy casi delirante.

- Flammy!! Qué feliz estoy de verte! No hables, guarda tus fuerzas...

Candy se las arregló para llevar a Flammy a el camión donde ella recibiría los primeros auxilios. El doctor en turno vió que su condición era seria.

- Ella está perdiendo mucha sangre. Tendremos que operarla de inmediato. Candy, la morfina rápido!! Esto es una emergencia!

Las otras enfermeras también ayudaron al médico a realizar la cirugía. Tenían que extraer la bala de inmediato del abdomen de Flammy. El doctor oraba para que no fuera demasiado tarde. La bala, afortunadamente, no afectó ningún órgano vital, así que él fue capaz de extraer la munición con éxito y suturar. Habría que vigilarla de cerca en caso de que se le suscitara fiebre. El médico entonces continuó con otra víctima...

Candy continuó ayudándolo pero siempre iba a revisar a Flammy a cada momento que ella tenía libre. Flammy empezó a tener fiebre muy alta, como sucede con todos los pacientes después de una cirugía. Otro camión llegó para relevar al equipo médico en turno, el grupo de Candy pudo finalmente ir de regreso al hospital. En la parte trasera del vehículo Candy tenía un paño mojado en la frente de cada uno de los pacientes y cuidaba de Flammy en particular. La fiebre la hacía delirar.

- Papá, para de beber! No! Papá... -decía Flammy.

Candy recordaba su visita a la casa de los Hamilton. Ellos no sabían que su hija casi moría el día de hoy. Los problemas que había en América eran tan vanos, comparados al sentir de las balas tan cerca ahí mismo.

Candy!! -dijo Kelly- Míra estás sangrando!

Candy volteó y vió una herida en su brazo izquierdo. Una bala le había rozado... ella no lo sintió.

- Espera -dijo Kelly- No te muevas. Yo me ocuparé de ti.

Kelly tomó algodón con alcohol y limpió la herida y la cubrió con una venda. Candy sentía un poco de dolor cuando Kelly le esta atendiendo, pero a ella no le importaba.

- Gracias Kelly -

- Tú conoces a esta mujer? -

- Estudiamos juntas en la escuela de enfermería -

- Oh... lo siento -

- Gracias Kelly. Estoy muy feliz de que ella siga con vida.

- Puedo imaginármelo -dijo Kelly.

Finalmente llegaron a el hospital y los heridos fueron por fin ser transferidos a camas limpias y tibias. Las enfermeras pudieron retirarse y descansar. Pero Candy permaneció al lado de Flammy hasta que la fiebre cediera. Ella le contaba acerca de sus aventuras desde que partió hacia Francia y le dijo acerca de su rompimiento con aquel que amó, pero sin mencionar su nombre.

Michael estaba en la puerta escuchando todo lo que ella estaba diciendo. También escuchó la parte donde ella hablaba de su pasado amor y de cuánto ella sufrió y de cómo fue para ella posible de ver el sol en el horizonte, debido a Michael. Él amaba a Candy tanto, entró al cuarto y se acercó a ella. Él la rodeó con sus brazos cuando estuvo detrás colocando su cabeza sobre su cabello.

- Michael... ay! -se quejó ella.

- Que? Estás lastimada?

- Solo una herida...

- Por una bala? Dios mío!!

- Está bien Michael. Estoy bien...

- Candy tú me vas a volver loco!!

Candy se dió la vuelta y lo abrazó. Después de todo el susto y las emociones del día, se sentía bien estar en los brazos de Michael.

- Voy a ser más cuidadosa la próxima vez. Perdón si te preocupé.

- No te disculpes cielo, es culpa de la guerra...

Él se quedó un poco más con ella al lado de Flammy y después se retiró. Estaba en el turno de la noche. Al amanecer la fiebre que tenía Flammy había cesado. Abrió sus ojos al momento que Candy estaba poniendo una toalla mojada sobre su frente. Al principio, ella no podía ver claramente, pensó que estaba viendo a un ángel...

- Candy?

- Flammy!! Por fin! Casi me matas del susto -le dijo Candy sonriendo.

- Entonces no estaba soñando... estás aquí en Francia... en este infierno -dijo Flammy.

- Vine con la Cruz Roja.

- Pero...

- No te canses Flammy. Hablaremos más tarde. Voy por el doctor y después me voy a descansar...

- Muchas gracias Candy.

- De que?

- Permaneciste a mi lado toda la noche...

- Eres mi amiga Flammy...

- Pero yo fui siempre tan antipática contigo...

- Puede ser que tenías tus razones, pero yo siempre te he considerado mi amiga.

- Candy yo pensaba muchas veces en tu sonrisa, los pacientes te querían mucho... debí de haber seguido tu ejemplo...

- Los pacientes te llamaban "cubo de hielo".

Flammy sonrió. Cosa que Candy nunca había visto. Ella se veía bonita cuando sonreía.

- Si. Tú eras el día y yo la noche... estaba tomando mi trabajo muy seriamente, yo nunca sonreía... América está en paz por el momento e igual si entrara a la guerra oficialmente, no va a suceder allá, si no aquí en Europa. Tenías razón en sonreír, porque con todo esto que estamos viviendo aquí... necesitamos sonrisas. Una sonrisa como la tuya que dé valor y ánimo a las personas.

- Gracias Flammy con todo mi corazón. Ahora debes descansar...

- Michael llegó para la ronda de la mañana antes que se fuera a descansar también.

- Doctor Durand -dijo Candy- Flammy está despierta, yo estudié con ella en la escuela de enfermería, después en el entrenamiento en Chicago...

- Gusto en conocerte. Michael Durand.

- Flammy Hamilton... Mucho gusto.

- Así que estabas con Candy en Chicago. Si me hubiera quedado más tiempo, te hubiera conocido. Yo llevé a Candy al hospital antes de irme... pero tenía prisa.

- De verdad? -dijo Flammy.

- Si Flammy. Te acuerdas de los dos días de descanso que nos dieron cuando llegamos a Chicago?

- Y yo estaba molesta contigo por haberte tomado esos días, cuando los otros y yo ya estábamos tomando el entrenamiento... discúlpame Candy, yo era muy seria en ese entonces.

- No Flammy. Tú amabas tu trabajo.

- Si. Pero ahora me arrepiento de no haber tomado ventaja de esos días que nos dieron. Esta guerra me ha enseñado que no estaba viviendo, era muy estricta y nunca tuve diversión... Hiciste bien en tomarte esos días para estar con tus amigos y familia que te adoptó, porque también te permitió conocer a un agradable doctor... -dijo Flammy sonriendo.

- Yo no era un doctor exactamente en ese entonces -mencionó Michael.

- Ni yo una enfermera todavía -dijo Candy.

- Pero ustedes dos tenían la misma meta, aprender un trabajo para salvar vidas... ustedes son la pareja perfecta -dijo Flammy- El destino los ha reunido aquí... no dejen escapar esta oportunidad...

- Gracias -dijo Michael- Tienes suerte de que Candy te haya encontrado.

- Así es -sonrió Flammy- Ella es mi ángel guardián...

Candy se ruborizó ante el cumplido.

- Perdí mis anteojos -dijo Flammy.

- Estoy enviando ya un oculista para que te haga otros -aseguró Michael.

- Gracias

- Por nada. Te veré la próxima vez.

- Adiós doctor.

- Adiós Flammy -dijo Candy- Esta vez yo también me retiro.

Ella salió del cuarto junto con Michael. Se cambiaron y fueron al dormitorio de Candy. Michael se estaba quedando dormido de pie.

- Quieres cenar conmigo más tarde?

- Si Michael. Te veo más tarde...

Él la besó en la mejilla. Candy entró al cuarto, se quitó su ropa y se fue directo a la cama.

SE TERMINO...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora