Capitulo 14

184 24 3
                                    

Todo el almuerzo estuve callada. Tomás me tomó la mano durante la comida y yo lo dejé, no se me ocurrió siquiera quitarla. Era como volver al día que fuimos a casa de mis padres para anunciar nuestro compromiso, recuerdo lo felices que estaban al igual que yo. 

Mientras Mora levantaba los platos al terminar de comer, me disculpé para ir al baño. Cuando salí Francisco estaba fuera. -Hey- Dije. -Vanina es muy linda. Te felicito-

-Gracias- Se limitó a decir, luego surgió un silencio incómodo así que encaré al comedor. Fran me tomó del brazo para que me detenga. -¿Por qué volviste?-

Hasta ese momento no me había percatado de su rostro de preocupación. -¿Qué sucede? ¿Por que tenes esa cara?- Ignoré su pregunta.

-Mamá me llama para decirme que estas de vuelta, llegó y detrás mío viene Tomás, el hombre que engañó a mi hermanita poco antes de su casamiento.-

-Si y no lo olvidé- 

-Pero estabas en el comedor de la mano de él, riendo de sus chistes, siendo sumisa ante él otra vez-

-Jamás fui sumisa-

-Vamos Ana. Siempre que estabas con Tomás en una reunión estabas en silencio y si hablabas lo hacías como pidiéndole permiso- Apoyó sus manos en mis hombros y los acarició. -Lo único que quiero es que estés bien, no con un idiota- Baje la mirada, no sabía que decir. -No te preocupes por nadie mas que por vos. Yo quiero que seas feliz, ¿esta bien?- Asentí y lo abrace.

Para cuando volví al comedor estaban tomando café. -Pensamos que te habías ido- Dijo Tomás.

Ignoré su comentario y tomé mi campera. -Tengo que ir al hotel a buscar mis cosas así ya las traigo- Dije a mis padres, miré a Vanina y sonreí. -Un gusto conocerte- Ella sonrió y repitió lo mismo. -¿Mi cuarto está listo?- Me dirigí nuevamente a mis padres.

-Sí- Dijo mamá.

-Te llevo- Dijo Tomás mientras se levantaba y tomaba su saco. Me negué pero el insistió así  que acepte, era un beneficio para mi ya que me ahorraba el taxi.  

Tomás saludó a todos, salimos de la casa y nos subimos a su BMW color negro, al parecer era nuevo. -Lindo auto- El sonrió y asintió mientras manejaba. -Te va a sonar gracioso pero me dieron la habitación 415 en el hotel- Me miró un momento confundido y luego sus ojos volvieron al camino. Sonreí y continué. -La misma habitación en que te encontré con mi mejor amiga.-

-Oh, claro- Dijo algo incómodo. -Nunca me dejaste explicar aquello-

-No creí que había algo que explicar, es decir te encontré en una habitación de hotel con otra mujer semi-desnudos, cuando me dijiste que tenías una reunión de trabajo- Reí con sarcasmo. -No había nada que explicar-

-Yo también fui a buscarte y te encontré con un tipo-

-Estábamos separados ya, no es lo mismo- Estacionó en el hotel, baje del auto dando un portazo mientras resoplaba furiosa. Llegamos a la habitación sin decir ni una palabra pero quería romper el silencio. -Llegaste a mi casa sin avisar y si estaba con otro hombre pero a diferencia de lo que vos hiciste yo estaba soltera-

-Nunca me dijiste 'Tomás te dejo', simplemente escapaste y me dejaste, tuve que cancelar el casamiento y ocuparme de todo eso yo,sólo.-

-Oh, lo siento tanto Tomás- Dije con sarcasmo -Lo único que pedía era que fueras fiel que me respetaras no que corrieras detrás de Ivana o cualquier otra mujer que se te cruzara-

-Estuve mal lo sé- Dijo, se veía realmente arrepentido. -Y cada día que pasa me repito que fui un gran idiota- Se sentó en la cama, me tomo de la mano y me acercó un poco a él. -Ana estoy destruído, me siento el estúpido mas grande del planeta- Su voz se entre cortaba, estaba sorprendida, jamás lo había visto así. -Tenía a la mujer más hermosa del planeta y la perdí- Tragó saliva, me senté junto a él y Tomás no me soltó las manos. -Ana, recuerdo cada cosa tuya y la extraño. Como me gustaba mirarte en la mañana al despertar, cuando llegaba a casa y vos estabas ahí esperándome, cuando me visitabas en la oficina. Cuando simplemente nos tomábamos de las manos en las noche y hablábamos de nuestro futuro- Comencé a llorar y a él también se le cayeron algunas lagrimas. -Recuerdo que siempre estabas ahí para mí- Besó mis manos. -Y juro que si me perdonas voy a darte todo, absolutamente todo lo desees. A partir de este momento mi única misión es hacerte feliz-

Mensajes del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora