Tomé el camión y después el vuelo. El camino fue bastante corto, sin embargo a mí se me hizo eterno y más porque estaba sola.
Seguía pensando en Julián y en lo que tuve que haberle dicho, la verdad es que él tiene toda la razón, no tengo motivos para reclamarle o enojarme.
Estaba esperando a Aldair en la parada, sentía nervios y felicidad, ya quería verlo.
—¿Alex? —Un chico se acerco a mí.
—¿Aldair? —Me pare del asiento—. ¿Eres tú? ¡Cuánto has cambiado!
—¡Lo sé! Yo por poco y tampoco te reconozco, has cambiado mucho flaca.
Me abalance a él, ahora tenía que pararme de puntitas para abrazarlo.
—Caray como pasan los años.
Si yo había cambiado el más, creció el doble, cuando yo me fui el era una pirinola.
Le sonreí y me llevo a su carro, subimos mi maleta a la cajuela y nos fuimos a la casa.
Nos hicimos como quince minutos.
Aldair se estaciono en el cobertizo y yo baje enseguida, no lo pensé ni dos veces para echarme a correr y ver de nuevo todo lo que estaba ahí hace cuatro años, y es que me encantaba de pequeña vivir aquí.
Aldair bajo mis maletas de la cajuela y me dijo que mi padre estaba en la sala con los demás esperándome.
Obvio fui corriendo a la sala como toda una pequeña. Entre corriendo a la sala y lo primero que vi fue a mi padre sentado en su silla de tercio pelo negro junto con una brillante sonrisa.
Todo seguía completamente igual, excepto el televisor y otros artefactos mecánicos.
Esta casa me encanta es tan rustica y a la vez moderna.
—Es claro que los años no pasan en vano, ahora luces como toda una princesa —dijo mi padre con su voz grave, de todo un hombre.
No quise arruinar el momento diciéndole que no tenia nada que ver con una princesa, pero el siempre me ha visto guapa.
Se paró de su asiento y fue a abrazarme.
Casi no podía contener mis lágrimas, al verlos otra vez, después de cuatro años.
—Cuanto tiempo papá—lo abrace—.No saben lo mucho que los he extrañado.
Olí su rica fragancia y lo abrace más fuerte. Vi al rededor que estaba mis hermanos.
Al otro lado estaba Damian, sentado en el sofá con su celular. Según por lo que me cuentan está en la etapa de la rebeldía.
En el fondo estaba Hans y Leonel cocinando. Podía oler que estaban cocinando pollo al horno.
Parecía que los años les hubiera favorecido a todos mis hermanos, absolutamente todos se veían muy guapos. Claro mi padre no falta, él siempre ha sido un hombre muy guapo.
Damian en cuanto me vieron me fue a abrazar.
—Ahora me siento muy pequeña—le dije.
—Eres un Hobbit mejor dicho — dijo Damian mientras mi padre se reía.
—Ja, ja que gracioso—puse los ojos en blanco y después me empecé a reír.
No es que este pequeña, es más, mido 1.67 ,solo que mis hermanos están gigantes.
Salude a todos, y claro cada uno de ellos me brazo muy fuerte. No paso tanto tiempo cuando Hans y Leonel habían acabado de cocinar.
Nos sentamos a comer y en cuanto acabamos salimos al patio trasero donde solíamos jugar.
—¿Y cómo esta Abi y tu mamá? —Pregunto Hans mientras se recostaba en el suelo.
—Abi está bien—me dio un escalofrío cuando pensé en ella y en su bebé, obvio no les voy a contar que está embarazada —.Y Silvia igual de amarga.
Damian,Hans y yo nos tapamos la boca para no reírnos, ya que Silvia a nosotros siempre nos ha caído mal.
Mi padre, nos regañaba cada vez que nos burlamos de alguien
—Oye hermanita—Hans hablo y nos dejamos de reír, para poderlos escuchar—. ¿Tienes novio?
Pensé que iba a decir algo más interesante.
—Sí, y se llama Julián—me pare rápido y sacudí el pasto que estaba en mi pantalón—. Vamos por un helado, yo los disparo.
—Sale— ayudo a que se paren y les fuimos a preguntarle a los demás si querían uno.
Por primera vez deseo que estas vacaciones se terminen.
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El miedo a enamorarme -SIN EDITAR-
Teen FictionAlex es una chica de dieciséis años, que gracias a su edad y problemas familiares pasa por grandes problemas en su vida que ella misma tendrá que superarlos, ya que su propia madre no le toma la atención suficiente y su padre se encuentra a las afue...