Veintiuno

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Una enfermera venía empujando una silla de ruedas. Max estaba sentado con la pierna derecha en alto sobre una estructura apropiada para lesiones de aquella naturaleza.

Sus amigos sonrieron en cuanto lo vieron. León se acercó a su vez severo.

-¿Cómo te sientes tío? -preguntó Lucas.

-Te lo diré cuando se pase el efecto de los calmantes, de momento, solo algo incómodo. Pero ha sido culpa mía.

-Y tanto que lo es -reprendió León.

-Padre... -saludó Max notando su tono.

-La radiografía -dijo la enfermera extendiendo un gran sobre blanco con el membrete del hospital. El otro de los amigos lo cogió y aprovechó para guiñar un ojo a la enfermera que se alejó sonriendo y negando con la cabeza.

-Acabas de empezar y ya estás de baja -espetó León-. Qué responsable eres.

-Mira que eres vago -agregó el amigo coqueto poniendo un tono de falso reproche.

León lo miró enfadado y el joven desvío el rostro.

-¿Qué se supone que vas a hacer ahora? ¿Tus amigos graciosillos cuidaran de ti?

-No estoy inválido papá y aunque así fuera no necesitaría ayuda -replicó Max un tanto conciliador-. Pero ya que lo preguntas, Lucas se quedará por aquí una temporada a probar suerte -contó jovial.

-Tendrás que comprarme un uniforme de enfermera sexy si quieres que te cuide -continuó Lucas con gesto pícaro.

-¡Oh no! Ya lo he imaginado -protestó Max con hastío.

-Te has llevado un susto esta vez Max, a ver si así se te quitan las ganas de hacer tonterías -intervino León otra vez.

-Ha sido un accidente padre.

-Si me hubieras hecho caso desde el principio esto jamás habría pasado. Y agradece que no acabara peor -regañó con rabia contenida.

-No sé qué se te estará pasando ahora por la cabeza padre, pero no estoy más cerca que antes de tu opinión.

-No me obligues a tomar otras medidas Max.

-No puedes hacer nada -León irguió la cabeza y rió con convencimiento.

Max miró a sus amigos y estos agacharon la cabeza. Buscó a Evelin con la mirada por la sala pero no estaba por ningún lado. Max lo supo entonces, León había hecho de las suyas.

-¿Donde está Evelin? -preguntó tenso.

-Se ha ido.

-¿Qué has hecho? -increpó Max apretando los dientes.

-Protegerte. Ya me lo agradecerás. -León giró sobre sus talones y se marchó.

-Sí que le tiene manía a esa chica -comentó uno en voz baja.

-¿Alguien sabe que ha pasado? -inquirió Max a sus amigos.

-Yo pensaba en acercarme para evitarlo -explicó Lucas-, pero de la misma vi a León hacerlo. Estuvo hablándole, ella no parecía estar muy bien Max. Y luego desapareció.

-¿Tienes mi móvil?

-Sí, ten. -Lucas se lo entregó.

-Venga, vamos a coger un taxi -azuzó Max a los chicos.

-¿A dónde vamos? -consultaron ambos.

-A un sitio donde se come muy bien. ¿No habéis cenado no? -ambos jóvenes se miraron confundidos-. A ver tíos; la silla no se moverá sola. Venga -manifestó con una orden mientras se llevaba el móvil a la oreja.

Maestro en el Silencio [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora