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Capítulo 08

-¿Qué sabe mejor? ¿La calabaza o las patatas dulces?

-Patatas dulces-Respondí

-¿Debería hacer patatas fritas dulces?-Preguntó ella

Estábamos en el supermercado Sunday comprando cosas para la cena de acción de gracias de Brandy. Invitó a sus madres y algunos amigos.

-No respondiste mi pregunta-Dijo sacándome de mis pensamientos.

-¿Hmm? ¿Qué es?- Le pregunté.

-¿Vienes?-Preguntó. –A mi cena de acción de gracias.

-¿Quieres que vaya?-Le pregunté.

-Pues claro tonto, me encantaría pasar acción de gracias contigo, a menos que ya estés comprometido con tu familia y amigos.

-No lo estoy- Dije. –Me encantaría ir.

Besó mi mejilla -Dios, no puedo esperar.

Seguidamente inspeccionó una calabaza con la que haría una tarta. Pagó por ella y caminamos a la sección de productos de al lado.

-¿Puedes conseguirme un kilo de tomates?- Pidió ella.

-Claro- Dije caminando hacia los tomates. Agarré un plástico nuevo y puse los tomates más rojos en el  mientras ella miraba zanahorias.

Comienzo a seleccionar  zanahorias mientras tarareo una canción. 

-Bueno Jim, ¿Cuánto es en total?- Le pregunta ella al cajero.

-Dos dólares y cincuenta centavos-Dijo él.

Ella me miró y vio todos los productos embolsados en mis manos. Sonrió moviendo la cabeza. Le dio tres dólares al cajero y caminó hacia mí.

-Justin, odio cuando la gente paga por mí.

-Bueno, voy a comer mucha de esta comida, es mi deber ayudarte a pagarla-Dije.

-¿Cuánto ha sido?

-No te lo voy a decir.

-Vamos Justin.

-¿Ya terminaste?-Pregunté.

-Sí, espera no ... necesito el pavo. -Dijo.

-Está bien, voy a poner esto en el coche.

-Gracias -dijo ella dándome un beso en los labios.

Me acerqué al coche y abrí el maletero. Cuando puse las bolsas en el oí a una mujer hablando.

-Los primeros diez minutos son gratis cariño- Dijo.

Cerré el maletero y miré el sucio callejón.

-La paja son veinte y un completo setenta y cinco, ¿qué tal?-Le dijo a un hombre que caminaba con la cabeza baja y un gorro que cubría la mitad de su cara.

-No, gracias- Dijo cortésmente alejándose.

La miré fijamente. Tendría treinta y tantos años, podía oler el humo que desprendía desde aquí. Ella me vio y caminó más cerca,

-¿Qué hay de ti guapo?

Mis manos empezaron a temblar, sentí un deseo familiar corriendo por mis venas. Deseo de matar. Me guiñó el ojo y caminó aún más cerca. Me sentía a punto de perder el control. Me enojaba tanto ver mujeres como ella, mujeres indecentes como ella, que ensuciaban nuestras calles. A pocos metros de distancia estaba el mercado y ella estaba sobre el siendo impura y asquerosa.

-¿Te comió la lengua el gato cariño?-Preguntó.

-Me disgustas -Le dije antes de caminar hacia atrás. Tuve que alejarme, no estaba preparado, no traje nada conmigo y Alice estaba a pocos metros.

No quería que ella lo averiguara.

Tan pronto como me volví para empezar a caminar me topé con Alice,