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Capítulo 13

Siempre me pregunté cómo había conseguido tanta flexibilidad. Ella era tan flexible, tan explosiva, tan erótica. Hacía que todo pareciera fácil.

La forma en que las ondas de su pelo caían por sus hombros mientras bailaba me recordaba al aroma de su pelo. Me recordaba a lo cercanos que hemos estado, sintiéndola.

Ella tomó el poste dorado, sus uñas turquesa complementaban el dorado contra su piel mientras subía y giraba sobre ella misma, dejándose ir y sujetándose tan solo con sus piernas.

Los hombres le lanzaron dinero y, aunque me moría por desgarrar sus lenguas, me resistí y los ignoré, centrándome solo en Brandy.

Su máscara cubría casi todo su rostro, pero podría reconocer esos ojos en cualquier sitio. Esos ojos llenos de ternura y amor.

Llevaba puesto un sujetador y unas braguitas de color rojo, y sus labios estaban pintados de un rosa pálido que hacían juego con su color natural. Se incorporó hacia atrás con los ojos cerrados antes de que se apagaran las luces y su baile terminara.

A través de la oscuridad miré como salía por la parte trasera del escenario mientras el gran foco iluminaba al propietario del club que pidió una ronda de aplausos para Brandy. Limpiaron el escenario de todo rastro de los billetes que le habían lanzado y pronto apareció una nueva bailarina.

Mientras veía a la otra bailarina sentí un par de pequeñas manos cubrir mis ojos. Me di la vuelta y me encontré con una Alice sonriente. Estaba completamente vestida con una camiseta blanca y una chaqueta por encima, junto con unos jeans claritos.

- Hey –sonrió mientras dejó un beso en mis labios.

Sonreí en medio del beso, besándola de vuelta tan intensamente como puede. Se sentó en mi regazo envolviendo mi cuello con su brazo mientras su mano recorría mi pelo.

- Me encantan tus besos –dije de repente. No pude contenerme antes de soltarlo pero tan pronto como lo dije, ella me besó de nuevo y sonrió, tomando mis mejillas con sus manos mientras las acariciaba suavemente con sus pulgares.

- ¿Quieres ir a comer algo? –preguntó.

- Claro –contesté. Se levantó y me tendió su mano. La tomé y la seguí hacia la salida.

- ¿Te parecería bien ir al sitio de la primera vez? –preguntó mirando hacia atrás una vez salimos del club.

- Suena bien –dije.

Empezó a caminar con su mano entrelazada fuertemente con la mía. Sonreí bajando la mirada a nuestras manos. Nuestros alientos se fundían con el cielo oscuro de la noche mientras nos dirigíamos al oscuro y desierto callejón.

Reduje la velocidad mirando al suelo, mirando el punto donde habían muerto tantas chicas. El punto donde maté tantas chicas. Era desagradable pensar que el lugar donde estábamos justamente había estado lleno de sangre.

Me detuve, sintiendo como mi estómago empezaba a revolverse mientras recordaba los pensamientos que tuve cuando Alice y yo atravesamos el callejón por primera vez.

- ¿Estás bien bebé? –preguntó Alice poniendo una mano en mi mejilla tratando de mirarme a los ojos.

- Sí –contesté mirando sus ojos marrones.

- ¿Sí? ¿Estás seguro? –preguntó con una mirada preocupada.

¿Cómo pude pensar en matarla? Sus increíbles ojos eran demasiado puros para ser cerrados para siempre.

- Quizás deberíamos haber venido en coche –dije mirando hacia el parking.

- ¿Por qué? –preguntó ella.