Capítulo 14: "Confía en mí."

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Mario POV.

Nadie dice nada, todos están en silencio y eso me da pauta para salir por la puerta sin decir una sola palabra más tampoco. Todos ahí dentro hacen que quiera aventarme de un quinto piso y acabar con mi vida de una maldita vez; todo está yendo mal, voy en picada y no tengo soportes de donde detener mi caída.

Cuando el aire frío de la noche choca contra mi rostro me veo obligado a abrazarme a mí mismo y disipar un poco la sensación. Me siento abatido y derrotado, como si no tuviera más por que luchar, aunque sé que si lo hay, pero no puedo hacerlo, no quiero y tampoco tengo las armas; en los últimos tres años me han quitado el derecho de decidir por mí mismo.

Camino de un lado a otro tratando de entender como llegué a este punto de mi vida, como diablos hice que todo lo bueno que me pasó se acabara en un abrir y cerrar de ojos; quiero respuesta, pero nadie sabe dármelas y eso a la larga resulta cansado, todo cansa. Creo que me he quedado sin uñas de tanto morderlas para sacar un poco de mi frustración acumulada, incluso tengo ataques nerviosos de vez en cuando. Asumo que es a causa de mis radicales cambios de humor y el desasosiego en el que estoy ahogando.

Oigo pasos detrás de mí, pero ni siquiera inmuto porque sé de quién se trata y no quiero que se aleje; necesito que se acerque y me diga que las cosas van a estar bien, que no se irá. Quiero tener la confianza y saber que aún con las miles de tonterías que he cometido en este tiempo, va a quedarse y me sacará de toda esta basura. No quiero alejarla aún más de lo que ya lo he hecho.

— Hace frío, deberías entrar. — La oigo decir, y mi corazón se encoge un poco más. Suena en serio destrozada, han sido muchas cosas en un solo día.

— Estar ahí dentro me da nauseas. — Admito sin mostrar ninguna expresión.

— ¿Por qué no me dices lo que hiciste?, sólo dame una razón para quedarme y seguir, Mario. — Agonizó con la voz rota.

— Quizá no quiero que te quedes...

» Por favor nunca te vayas. «

— Y quizá yo quiero hacerlo, vamos; ¿no confías en mí?

— No, todo está jodido ahora mismo.

» Por supuesto que si, pero no quiero que te decepciones. «

— ¿Puedo acercarme? — Sus pasos están cada vez más cerca.

— Aléjate, vete. No quieres estar cerca de mí, eso te lo aseguro. Esfumate, finge que no existo.

» Por favor abrázame, no te vayas y toma mis manos temblorosas. »

El ambiente está en silencio, sin embargo sé que no se ha ido, y lo confirmo cuando sus delgados brazos se deslizan por debajo de mi chaqueta y envuelven mis costillas en un cálido abrazo; ni siquiera sé como es que la tuve de frente tan rápido. Su pecho comienza a subir y bajar con dificultad, sus lágrimas no tardan en mojar mi camiseta, pero no me importa, sólo quiero cuidarle. Había olvidado lo bien que se sentía tener al mundo entre tus brazos, aún si este se derrumbe con cada una de tus acciones.

No puedo imaginarme cuanto ha tenido que soportar, por parte de todos; hubo noticias que le romperían el corazón a cualquiera y afectaría su sensibilidad de por vida.

— No llores, maldita sea, no lo hagas. — Suplico en un susurro aferrándola a mi cuerpo.

— Dímelo maldita sea, quiero que me lo digas tú, que las palabras salgan de tu boca. Confía en mí joder, ¡dime que mataste a alguien!

Y las lágrimas se quedan atascadas en mi garganta, el mundo se ha detenido al igual que los latidos de mi corazón desembocado. Mis orejas están emitiendo un sonido ensordecedor que hace que me explote la cabeza. Mis dedos se aferran a la tela suave de la camiseta de Daniela y me obligo a tragarme las ganas que tengo que llorar tanto como ella.

La noche de la fiesta, ocurrieron cosas de verdad erróneas. Todos hicieron algo malo en general para Dani, pero nadie mató a alguien a golpes como lo hice yo;  lo hice por ella, y no sé si tengo que sentirme mal o dar saltos de emoción porque ella está bien, y conmigo. No tengo idea si hice lo correcto, o debería de darme un tiro en la cabeza, ni siquiera puedo definir si valió la pena o no, y me jodí aún más de lo que yo quería y tenía planeado.

— No te vayas, por favor no lo hagas. No me sueltes. Perdón, de verdad lo siento, sólo...tú sólo, no te vayas otra vez. — Suplico dejándome caer de rodillas al suelo con ella a cuestas, derramando las lágrimas que dan comienzo a un mar de emociones desbordadas que no soy capaz de controlar.

Fui fuerte los últimos tres años, y fingí que nada de lo que pasaba me estaba matando por dentro, me estaba rompiendo en más pedazos de lo que podría contar. Por tres años traté de convencerme de que Daniela merecía algo mejor que un idiota sin decisión propia, pero ahora, en este momento, sé que importa una mierda si soy lo mejor para ella, lo que interesa es cuán buena es ella para mí, lo débil y confiado que me hace sentir nada más con darme una mirada, o la parte idiota y especial que puede sacar de mí mismo tocando mis manos.

— Haremos un trato. — Habla después de un rato, llamando mi atención por completo. Sus dedos limpian mi rostro antes de seguir. — No voy a irme, nunca, si tú no rompes mi corazón, ¿de acuerdo?

— Creo que nos hemos roto tanto mutuamnte que no nos quedan más ganas de arruinarlo otra vez. — Una carcajada sale de su garganta y sonrío. — Es un trato...

— Es un trato... — Habla antes de volver a tomarme por la cintura, escondiendo su pequeño cuerpo entre mis brazos que la cubren casi por completo.







Estoy actualizando desde la escuela Chamas. Si eso no es amor, no sé que es.

Perdón por tardar, ya saben que nunca hago nada Jajajaja. Tengo mucha tarea ahre.




















































¿Les gusta 13 reasons Why?,  ¿quién es su personaje favorito. El mio es Zach Dempsey, maldito chino, lo amo.









































































Esto se comenta con una frase de tu canción favorita. 🍒

Nos leemos.








Quiero casarme contigo, imbécil. « Mario Bautista. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora