Un inicio complicado

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Aquella situación era muy incómoda para Lucy. La Tribu la miraba con una mezcla de sorpresa y odio. El viaje acababa de empezar y ya estaba logrando que sus compañeros la odiasen. Pero no había sido su culpa, ella no lo había hecho con mala intención, solo quería ayudar.

1 hora antes...

Cuando Laxus y Lucy subieron la Tribu ya habían reservado una cabina para ellos. Los tres se habían sentado juntos, así que Lucy se tuvo que sentar junto a Laxus.

—Entonces, ¿en qué consiste la misión Laxus?—pregunto Freed.

—No lo tengo muy claro, solo sé que tenemos que ir aquí, y allí nos dirán que hacer—dijo tendiendo a la Tribu un papel.

—Me gustaba más cuando era tu abuelo cuando mandaba las misiones, él era más concreto—dijo Evergreen un poco molesta.

—Lo sé Eve, pero por ahora nos aguantaremos con lo que tenemos.

El timbre que indicaba que el tren estaba a punto de arrancar sonó. De golpe Bickslow levantó su rostro y empezó a reírse.

—Vete a la mierda Bick—soltó el Dragon Slayer.

Lucy no entendía nada. Solo veía como toda la tribu empezaba a reírse, con más disimulo que Bickslow, y que Laxus se dedicaba a refunfuñar. Entonces se dio cuenta.

—Eres un Dragon Slayer.

—Muy perspicaz cariño, alguna obviedad más–dijo el rubio ligeramente molesto.

—Te mareas con los transportes.

—Ahí está la otra obviedad.

Aquel tono le empezaba a molestar a la Maga Celestial. Qué culpa tenía ella de que él se marease. En ese momento su famoso carácter explosivo surgió. Agarró a Laxus de cuello de su chaqueta y le hizo tumbarse sobre su regazo.

El Dragon cayó de golpe sobre la rubia. Aquel momento había pillado a todos de sorpresa. Había oído que la chica tenía carácter, pero nunca la había visto hacer algo así. Cuando fue a pedirle explicaciones el tren comenzó a andar. Laxus cerró los ojos a la espera de esa horrible sensación de mareo. Pero no llegó.

—¿Qué demo...—dijo intentando levantarse, pero Lucy se lo impidió.

—Si te levantas te vas a marear—dijo con seriedad.—Te voy a contar otra obviedad de esas que te gustan—no le miraba a la cara, estaba centrada en algo del exterior—llevo viajando con Dragon Slayers muchos años.

—¿Y?

—Pues que he aprendido formas de hacer que no os mareéis en los vehículos—el rubio abrió la boca para hablar—. Te lo habría dicho de mejores maneras si no hubieras sido un idiota.

Ahí le había pillando. Cada vez que viajaba con la Tribu estos se reían de él por su mareo. Eso había acabando haciendo que cada vez que se subía a un vehículo se pusiera de muy mal humor. En esos momento se parecía al viejo Laxus. La Tribu ya se había acostumbrado a ello, pero Lucy no, y era normal que se molestara.

—Lo siento, es la falta de costumbre.

—Supongo—dijo mirándole por primera vez—. Pero la próxima vez te dejaré mareándote.

—Amenaza recibida—dijo sonriendo por primera vez en un transporte.

Los ojos se le fueron cerrando. La perspectiva de viajar ese día no le había dejado dormir mucho esa noche y ahora en la comodidad del regazo de Lucy pudo descansar.

Lucy vio como el rubio se quedaba profundamente dormido. Comenzó a acariciarle el pelo, una costumbre que había cogido de todas las veces que Natsu se dormía sobre su regazo.

En el momento en el que Dreyer se quedó completamente dormido la rubia levantó la vista para encontrarse con la mirada de una tribu no muy feliz. En menudo lio se había metido sin querer.

3 horas después

Laxus se despertó cuando alguien movió su hombro. Abrió los ojos para encontrarse con los ojos castaños de una rubia. Se levantó de golpe un poco desorientado.

—Por fin te levantes, pensé que os íbamos a tener que dejaros a los dos aquí—dijo Freed.

—Venga vamos, que esta es nuestra parada—dijo Evergreen.

—Sí, ya voy—dijo el rubio levantándose.

Poco a poco iba recordando. Había salido de misión con la Tribu y con Lucy. Habían subido al tren. Había molestado a Lucy y ella le había tumbado en su regazo para que durmiera.

—Laxus vamos—gritó Bickslow desde fuera del tren.

El rubio se apresuró y bajó del tren. Allí sus tres compañeros le esperaban juntos, mientras que Lucy estaba separada de ellos mirando un mapa. Se acercó a la Tribu. No necesitaba haber estado despierta para saber que había pasado allí.

—Chicos, yo la he dicho que venga, y ella me ha ayudado—toda la Tribu le miró—así que comportaros, además quiero ayudarla a que se vuelva más fuerte, y vosotros me vais a ayudar.

—¿Por qué?—dijo Bickslow

—Bick no me preguntes cosas que ya sabes.

Bickslow tenía una vista exquisita y podía ver todos los detalles que le rodeaban. Pero no solo eso. También tenía un oído privilegiado. Asi que el rubio sabía que habría oído su conversación con Lucy.

—Le has prometido algo muy difícil de hacer en medio de una misión.

—Lo sé, pero hemos hecho cosas más complicadas.

—Como quieras Laxus.

El hombre de la armadura se alejo del grupo y se acercó a la rubia.

—¿Qué buscas?

—El punto de encuentro.

El más joven de la Tribu señalo en el mapa el lugar preciso, sorprendiendo a la joven que llevaba un rato buscándolo.

—Venga vamos—dijo agarrándola de la muñeca—Y respecto a lo del tren, olvídalo, nosotros no somos muy abiertos con la gente ajena a nuestro grupo, pero si Laxus dice que tú eres de fiar nos lo creemos.

Sabía que la Tribu le tenía fe ciega al Dragon Slayer, pero no pensaba que también fuera así en las relaciones. Se juntaron con el resto del grupo y comenzaron a andar siguiendo las indicaciones de Bickslow.

Las cosas estaban un poco tensas, pero se notaba que la Tribu hacía un esfuerzo para incluir a la rubia en la conversación. Aquello le agradaba a Laxus. Sabía que podía confiar en los chicos, Lucy les acabaría agradando y la ayudarían a entrenar sin problemas.

Sin embargo eso iba a costar un poco. Aunque seguro que iba a ser divertido ver interactuar a esos 3 con una persona como la Maga Celestial.

La misión le parecía a cada segundo que pasaba más interesante al joven Dreyer.

Dos rubiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora