Conversación

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–En teoría deberíamos llegar al templo en menos de dos días.

–Deberíamos...

Toda la Tribu estaba reunida mientras comían. Al final los dos magos habían ido evitando la conversación por días, incluso semanas. No era que no quieran hablar de ellos, era solo que nunca encontraban el momento. Desde el día que Natsu había venido Anica no se había separado de Laxus por ningún motivo. Y, aunque la paciencia del rubio se estaba agotando, en realidad estaba agradecido. Seguía sin saber qué decirle a Lucy. Había pensado mucho, pero seguía sin entender por qué había hecho algo así.

Por su lado la maga también había pensado mucho en la conversación pendiente con Laxus, y tampoco sabía cómo enfocarla. Su cabeza seguía hecha un lio. Respecto a Laxus. Respecto a Fairy Tail. Respecto a todo. Ya no sabía qué era lo que quería, o más bien lo que necesitaba.

–¿Dos días más andando?

Bueno, sí sabía algo que necesitaba, librarse ya de esa niña. Cada día que pasaba era más insoportable. Parecía que ya solo toleraba la presencia de Laxus, y los demás le eran prescindibles.

–Sí, en dos días llegaremos al templo y te dejaremos ahí– incluso Bick parecía molesto con la situación.

Ella solo bufó. Lucy estaba cansada de estas situaciones así que decidió levantarse y alejarse de allí.

Habían llegado a la zona más estrecha de la montaña, así que no pudo hacer otra cosa más que adelantar terreno. A su izquierda solo había un barranco así que andaba tranquila. Aunque quería abandonar esa montaña lo antes posible no quería bajar rodando.

Cuando perdió de vista a la Tribu se dejó caer en la pared rocosa. Estaba realmente agotada. Cuando no estaban andando la maga intentaba entrenar con alguno de los chicos. En el fondo lo agradecía, así no pensaba mucho en todo lo que había pensado. Y aunque Laxus le había dicho que iba a lograr que se quedará cada día lo veía más complicado. Adoraba estar con ellos, pero la idea de volver al Gremio seguía haciendo que su pecho le doliera. No se veía capaz de volver a estar cómoda allí.

–No pretenderás dejarnos atrás, ¿verdad?

–No lo había pensado, pero ahora que lo dices, podría esperaros en el templo.

–Que cruel por tu parte.

–Tu harías lo mismo si pudieras librarte de tu sanguijuela Laxus.

El Dragon Slayer se rio y se sentó junto a ella. Cuando Lucy se había levantado Anica había hecho lo mismo, pero en dirección contraria, y él lo había aprovechado para hablar con la maga celestial. Como había dicho Freed en un par de días acabarían la misión. Sin tener que cuidar de ese demonio no tardarían mucho en bajar la montaña. Y después de eso ella se iría a Saberthoot. Seguía sin saber cómo hacer que se quedara con ellos.

–Laxus, ¿te puedo preguntar algo?

–Dispara.

–Cuando me vaya del Gremio, ¿cambiaran las cosas? – La rubia tenía otra vez esa expresión de tristeza en la cara–. Obviamente sé que muchas cosas cambiaran, pero habéis sido mi familia tanto tiempo. No quiero perder a mi familia.

Estaba llorando. Las lágrimas salían sin que ella pudiera hacer nada. Desde que decidió irse del Gremio no había podido pensar en otra cosa. Sabía que no se podía quedar con ellos, pero no soportaba la idea de perderlos. Había oído a Loke, pero aún tenía miedo. Mucho.

–Lo siento mucho si te vas del Gremio te vas con todas las consecuencias. No volveremos a hablarte jamás– cuando la rubio miró al Dragon Slayer este tenía la cara sería–. ¿Algo así esperabas? – Notó como Laxus le daba un ligero puñetazo en la cabeza–. Estés o no en el Gremio vas a ser nuestra familia Lucy, ya sabes cómo funciona esta casa de locos.

Dos rubiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora