Aquella niña era insoportable. De pronto quería hablar con Bickslow. De verdad que iba a perder los papeles con esa mimada. Miro a la rubia. Ahora andaba sola mientras Bick se acercaba a ellos. Parecía estar pensando en algo muy serio. ¿Sería sobre quedarse en el Gremio? Su conversación le había devuelto la fe. A lo mejor podía convencerla.
Ella se dio la vuelta. ¿Qué estaba mirando? No había nada allí. Mientras miraba al mismo sitio que ella la vio salir despedida. Nada la había tocado, pero de pronto la maga estaba fuera del camino. Le gritó, como si eso fuera a hacer que ella no cayera. Pero cayó.
Por suerte la tribu estuvo más rápido que él. Los tres se lanzaron a por ella al instante. Fue Evergreen quien la cogió. Aunque Freed y Bickslow no tardaron mucho en llegar y ayudarla.
Cuando la posaron en el camino Laxus respiró. No se había dado cuenta de que había dejado de hacerlo. Lucy abrió los ojos y abrazó a Eve. Estaban hablando, pero él no oía nada. Solo podía pensar en que la maga había estado a punto de morir. No era idiota. Aquello había sido magia. Las palabras de Natsu resonaron en su cabeza "les ha hecho daño". Se giró y miró a Anica. Parecía molesta. Si Bick hubiera estado a lado de Lucy lo más probable es que no hubiera pasado nada. Pero ella le había llamado unos segundos antes. Demasiada casualidad.
No tenía pruebas. En teoría esa niña no hacía magia. Pero era la única explicación. Y eso le estaba cabreando.
–Laxus, ¿seguimos o esperamos?
Por primera vez los oyó y se giró. Toda la tribu estaba cerca de Lucy. Al final esos tres le había cogido cariño a la maga, y posiblemente se habían asustado tanto como él cuando la habían visto caer.
Lucy estaba pálida. Era normal después de lo que había pasado. Y todo era su culpa. Tenía que haberla mandado de vuelta al Gremio en cuanto Natsu le contó lo que Anica hacía. Se lo había tomado a broma y casi le había costado la vida a la maga.
Solo quedaban un par de días para acabar la misión, no era mucho tiempo. Pero sí el suficiente para que Anica hiciera algo peor.
Todos esperaban su respuesta. No podía apartar la vista de Lucy, estaba tan enfadado. Eso no era lo que tenía que pasar.
–Sigo.
–¿Cómo que sigues? –preguntó Evergreen.
–Yo acabaré la misión, vosotros volver al Gremio.
–¿Por qué? – Esta vez fue Lucy la que preguntó mientras se levantaba mirando al Dragon Slayer–. No me ha pasado nada, puedo seguir, no hay problema...
–No ha sido una sugerencia Lucy, ha sido una orden.
La maga no podía dejar de mirarle. Estaba enfadado, pero no entendía por qué. Y encima la estaba echando de la misión. No entendía nada.
Fue Bick quien tiró de ella. Llevaba suficiente tiempo viajando con Laxus para saber cuándo no admitía protesta. Él tampoco entendía por qué les estaba mandando a casa, pero estaba seguro de que tenía un buen motivo.
–Rubia será mejor que nos vayamos.
–Pero Bick...
–Escúchale por una vez y largaros de una vez.
La ira de Laxus se estaba transformando en miedo. Si no se iban no sabía que haría esa psicópata. En el momento que había dicho que solo él seguiría en la misión la cara de la niña había cambiado. Estaba claro que eso era lo que quería desde un principio. No tenía miedo por su poder. Sabía que si iba de frente no podía hacerles ni un rasguño a ninguno, pero había demostrado que sabía cómo atacar. No quería que nadie resultara herido.
–Entendido–la voz de la maga dejaba claro que le había dolido el comentario–. Ya me voy, no te molesto más.
Mierda, lo estaba malinterpretando todo.
–Lucy...
–Tranquilo Laxus, te he oído la primera vez. Nos vemos.
Se alejó de él y comenzó a bajar la montaña. En ese instante el Dragon Slayer vio cómo todas sus esperanzas se evaporaban. Ella se iría del Gremio. Y esta vez él era el causante.
Toda la tribu la siguió, solo Bick se giró a mirarle antes de irse.
–Esta vez sí que la has fastidiado Laxus.
–Cuídala Bick, que no le pase nada.
–Entendido, pero espero que tengas un buen motivo.
Él solo asintió y se dio la vuelta para mirar a Anica. La niña parecía la máxima expresión de la felicidad. Eso solo enfado aún más a Laxus. Quería reducirla a polvo, pero sabía que no podía hacer eso. Por eso la ignoró y empezó a andar.
Durante las siguientes horas no pudo hacer otra cosa más que pensar en la cara de la maga. Sabía lo que había entendido. Que la mandaba a casa para que no fuera un estorbo. Bick tenía razón esta vez la había fastidiado. Y solo esperaba poder arreglarlo todo antes de que la rubia se fuera del gremio.
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Durante los siguientes días Lucy no habló con nadie. Bick intentó darle conversación, pero ella solo respondía con monosílabos o con frases muy cortas.
No podía pensar en otra cosa más que en la cara de Laxus. Estaba enfadado con ella. Todavía no entendía cómo se había caído al precipicio. Nadie había sentido nada raro. Ella simplemente se había tropezado. Y toda la tribu la había salvado.
Volvía a ser la maga torpe que tenía que ser rescatada. Durante la misión había entrenado con toda la tribu. Ella misma se había dado cuenta de que se había fortalecido. Pero al parecer no lo bastante. Seguía siendo la chica débil que necesitaba ser salvada. Quizás eso nunca fuera a cambiar. Había pensado que con cambiar de gremio sería suficiente, pero quizás el problema es que no era lo bastante fuerte como para ser una maga.
Se había hecho maga por su madre. Quería ser como ella. Pero su madre era mucho más fuerte que ella.
Quizás debería dedicarse a los negocios como su padre. O a cualquier otra cosa.
Esos pensamientos no hacían más que hundirla. Ella quería estar en Fairy Tail, quería estar con su familia. Y hacer misiones con la tribu.
En ese momento pensó en Mira, ella había visto el futuro. Sí, de esa misión habían salido cosas curiosas. Se había olvidado de Natsu. Pensar en él ya no le dolía como antes. No lo había superado del todo, pero había avanzado muchísimo. Había hecho tres amigos que nunca creyó posible. Adoraba estar con la tribu. Eran tan divertidos, y tan amables con ella. Y, por último, pero no menos importante se había enamorado de Laxus Dreyer. Pero estaba casi segura de que él ahora mismo solo sentía ira hacía ella.
–Rubia, ¿quieres descansar?
En esos días habían avanzado mucho. Había recorrido lo que con Anica les había costado dos semanas. Esa niña sí que les había retrasado. Miró el camino que acaban de recorrer. Si no calculaba mal Laxus debería llegar esa misma noche al templo.
–Yo no estoy especialmente cansada, por mí podemos seguir.
Quería poner tierra de por medio con el Dragon Slayer. Todo sería más fácil si se iba antes de que él legará al Gremio.
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Dos rubios
FanfictionUna historia Lalu, ya que hay muy pocas en Español. Es mi primer fanfic así que siento los errores.