Una oferta

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La luz del alba entró por la ventana del piso de la rubia. Esta se levantó lentamente. Estaba agotada. Casi no había dormido. Se había quedado despierta esperando a que Natsu viniera. Sabía que le había dicho que no lo hiciera, pero albergaba una pequeña esperanza de que el Dragon Slayer no la hiciera caso. Pero no había sido así.

Ella tenía claro que estar cerca del pelirrosa le hacía daño. Aun no había superado su enamoramiento. Pero no tenerlo cerca era doloroso también.

Sacó fuerzas que no pensaba que tenía y se levantó de la cama. Se centró en arreglarse y desayunar para no pensar en el mago.

Cuando salió de casa tenía tiempo más que de sobra para llegar al punto de encuentro.

La joven maga comenzó a andar por la ribera del rio, muy cerca del agua, como le solían recordar aquellos dos hombres, que aun no habían llegado al rio.

Mientras se acercaba al Gremio Lucy empezó a pensar. Aunque Laxus le había dado una escusa para alejarse de la nueva pareja de hadas no podría evitarlos por siempre. Tenía que aprovechar ese viaje para olvidarse de Natsu, pero qué pasaba si no lo lograba.

Un recuerdo vino a la mente de la maga celestial, había sido tan solo dos meses atrás, pero le parecía tan lejano en ese momento.

Flashback

El ruido de la fiesta se debía oír en todo Fiore. Fairy Tail había vuelto a ganar los Grandes Juegos Mágicos. Todo el mundo celebraba como si fuera el último día de su vida.


Lucy aprovechó que Natsu se alejó de ella para comer para salir al balcón a tomar el aire.

La noche estaba tranquila, si uno pasaba por alto aquella fiesta. Fairy había invitado a todos los Gremios a formar parte de la fiesta, pero para esas horas ya solo unos poco seguían allí. Pocos eran los que podían aguantar el ritmo de las hadas.

En ese instante el maestro de Saberthoot salió también al balcón.

Aunque habían pasado 4 años desde que Sting se había convertido en maestro de su Gremio seguía sin parecerlo.

—Lu-chan— en aquel tiempo la joven rubia había ido muchas veces al Gremio de los tigres como enviada del maestro—.¿ Qué haces aquí fuera sola?

—Estaba tomando el aire, la fiesta es agotadora.

—La verdad es que seguís montando las mejores fiestas de Fiore.

El maestro se acercó a ella y pasaron un buen rato hablando de mil tonterías.

Lucy se sentía muy a gusto con Sting, tenían muchas cosas en común y podía hablar con él de cualquier cosa. No sentía hacía él nada romántico, era más bien como un hermano mayor.

—Oye Lu-chan—dijo poniéndose serio por un momento—.Te he visto bailar con Natsu-san.

—¿Ahora te pones celoso?

—No, me preocupo por ti.

—No hay porque Sting-kun, es uno de mis mejores amigos...

—Y estas enamorada de él—concluyó el maestro sorprendiendo a la rubia—. No trates de ocultarlo, se ve a la legua.

—Sting-kun no le dirás nada ¿verdad?—dijo preocupada la rubia, aun no se sentía preparada para confesarse.

—No, claro que no—dijo provocando el suspiro aliviado de su amiga—. Pero Lu-chan, creó que Natsu-san podría no corresponder tus sentimientos, y cuando te rechace te dolerá mucho.

—Eso no se sabe hasta que lo intente Sting—dijo un poco molesta la maga.

—He visto como te mira Lu-chan, y lo hace de la misma manera que yo, como si fueras su hermana.

—Solo porque a ti Yukino te rechazará no significa que los demás vayamos a ser rechazados— en cuanto finalizó esa frase la rubia supo que se había pasado.

Sting había estado mucho tiempo enamorado de la maga celestial de su gremio y cuando reunió bastante coraje para declararse esta le rechazó. Lucy nunca supo por qué, era un tema delicado para el maestro y ella nunca se metía. Pero aquella vez se había enfadado y no había pensado lo que decía.

—Sting-kun lo siento—dijo tendiéndole un mano, pero este se apartó antes de que llegase a tocarlo.

—Lucy, te lo digo porque me preocupas, te tengo mucho cariño, y por eso, aunque ahora mismo solo quiero perderte de vista, te diré algo— el maestro la miró fijamente—. Si las cosas van mal con Natsu-san y no te sientes cómoda con las hadas lo tigres siempre te acogeremos.

—Sting-kun, ¿me estás ofreciendo que entre a tu gremio?—dijo sorprendida la rubia.

—Si en algun momento lo necesitas, sí, serás más que admitida en Saberthoot.

Fin del Flashback

No había vuelto a ver a Sting desde aquel día. Después de decirle aquello había regresado a la fiesta y al día siguiente su Gremio fue el primero en irse.

En aquel momento la oferta del Maestro del los tigres le había parecido absurda. Pero en aquel momento pensaba que Natsu correspondería sus sentimientos en algún momento.

Ahora la oferta le parecía muy tentadora.

Y dando vueltas a esa idea llegó a la puerta del Gremio, donde un rubio discutía con un pelirrosa.


Dos rubiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora