Muchas personas dan por asumido que determinadas cosas no nos gustan, cuando en ningún momento nos han cuestionado al respecto.
En mi caso me pasa con las verduras, en casa se creían que no me gustaba el brócoli, la sopa de verduras o así, cuando diría que es uno de mis platos favoritos.
Otros se creen que por tener cualquier trato con nosotros, hace que automáticamente nos conozcan al 100%, cuando la verdadera clave es ir descubriéndonos y sorprendiéndonos con el paso de los años. Qué aburrido sería conocer a una persona completamente en unos cuantos días, ¿no? Lo divertido es ver cómo es igual o diferente a nosotros, ver cómo se va volviendo aún más interesante con el paso del tiempo. Además, a veces ni siquiera nosotros mismos nos conocemos totalmente.
Por otra parte, las personas van evolucionando, creyendo y cambiando de gustos continuamente, a veces resulta casi imposible seguirles el paso; y sí, quizás es por la etapa de consumismo en la que nos encontramos, donde todo son modas a seguir o a cambiar, pero aquí se encuentra otra razón fundamental de por qué no conocemos a una persona totalmente.
Todo cambia, incluido tú.
Cada persona es un mundo, aunque prefiero quedarme con la metáfora de Skam: cada persona es una isla, que conecta con las demás mediante las palabras.
Y ciertamente, amo las palabras.
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Y esta soy yo
Non-FictionPensamientos sobre una sociedad malditamente poderosa; aunque, mejor dicho, sobre todo en general. La vida. Mi vida. Mi propia perspectiva.