Tras haber visto un elevado -cuando digo elevado, es muy elevado- número de series coreanas, comienzas a desarrollar esa cierta capacidad para analizar las fortalezas y debilidades de sus pensamientos y en sí, de toda una sociedad bastante diferente a la que tenemos acostumbrada. Es de este modo en que se pueden contemplar los pensamientos machistas de forma más acentuada y es gracias a estas series donde realmente contemplas, mediante tal acentuación, que algún comportamiento de los que te rodean, cotidianos, son realmente machistas, bien porque se menosprecia la fortaleza de la mujer, o bien porque dando algo por sentado, solo ratificas el patriarcado -tampoco les podemos echar la culpa debido a que la presencia del feminismo allá es, por lo que se ve al menos a simple vista, inexistente.
Pero en estas series no solo te encuentras lo malo, sino también cosas positivas, que dentro de la serie no lo son, pero analíticamente pueden repercutir en la sociedad a favor del bien, son ellas cuestiones como la corrupción. Es casi un tema esencial para hacer un drama y que triunfe, podemos hablar de Stranger, Phantom, Mad Dog, etc. donde realmente se hace hincapié en una cuestión que no solo perjudica a la economía, sino también a la sociedad y en su pensamiento de veracidad y respeto. Mientras que esta cuestión prácticamente se acepta en España y se da por sentada, allá es una cuestión realmente condenada, y estas series ayudan a que la gente contemple que donde hay corrupción, hay un grupo de fiscales que encontrará miles de razones para encerrarlos en la cárcel deseando no haberlo hecho jamás, porque no son simples multas como en ciertos lugares.
Otra cuestión realmente destacable es que viendo estas series, me doy cuenta de que todos necesitamos un final feliz para darnos cuenta de que todo lo hecho ha valido la pena. Es bonito ver que a pesar de presentar a un villano malvado, que hace prácticamente cualquier cosa para arruinar la felicidad del protagonista, este siempre acaba recuperando de algún modo su humanidad y es esto lo que hace que cualquiera pueda reflejarse en las series y sentir que puede cambiar y mejorar para conseguir ser alguien y ser, como el protagonista, feliz.
Es curioso también que no se trate a la muerte como algo oscuro, a quien tenerle miedo; honrándolos con comida y bebida en sus aniversarios. No solo eso, sino que la presencia de espíritus o fantasmas en las series también es un tema recurrente - ¡Venga, fantasma!, Cheo-Yong, Master's sun...- que llega al público y le hace valorar más a las personas que los rodean, pues son espíritus preocupados por su familia o porque el culpable de dicho asesinato aún está vivo y no puede ser así. De modo que no solo se trata el amor familiar, sino también el sentido de justicia y de lucha por la verdad.
Su punto flojo es el inicio de las series, pues se topan con episodios muy largos, una trama compleja de introducir, con una cantidad de actores principales y secundarios a veces elevada... y parece que les hace patinar el cómo introducir de verdad una serie, convirtiéndola de algún modo en algo casi inenarrable.
Dentro de ellas, lo más curioso es el valor que le tienen al contacto físico, son pocos los abrazos y aún menos los besos, denotando su forma de ser y pensar, pero valorando más que dos protagonistas vayan de la mano o se despidan con un beso. La parte más destacable es que los besos son bellos, pues se trabaja el modo de escenificarlos para que marquen al espectador y lo satisfagan. No ocurre lo mismo con series de este género, pero procedentes de otros países.
Algo que se puede comprobar también es la necesidad de que el público esté feliz, contento, satisfecho, de modo que los finales felices les garantizan de algún modo todo esto, o al menos, que no estén deprimidos. Son historias complejas donde la gente quizás no coincide con la decisión del protagonista, por eso es importante que acabe bien, para que no se vayan con un sabor agridulce.
Personalmente, son los triángulos amorosos los que me frenan a la hora de ver una serie, simplemente porque a veces no pueden diferenciar quién es "más bueno". Por eso es complicado seguir a veces una serie triangular donde ninguno se aclara, donde todos se quieren y nadie quiere renunciar a ello, y donde los dos chavales van a acabar a leches día sí y día también por una tía que no tiene narices a decidirse, sin darse cuenta de que si realmente está cuestionándose a quién quiere más, es porque realmente no quiere a ninguno con la intensidad que debería. Hay otros triángulos que se solventan rápido y bien, donde no te duele que deje al otro chaval tirado y desconsolado, porque tendrá a su media naranja pronto. Y puedo asegurar que de todo esto mencionado, ya he visto series y alguna ni la he terminado.
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Y esta soy yo
Non-FictionPensamientos sobre una sociedad malditamente poderosa; aunque, mejor dicho, sobre todo en general. La vida. Mi vida. Mi propia perspectiva.