✨i'm your little lady✨

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Aparentemente Stephen había rentado una limosna con los vidrios polarizados, si es que no era de él, no era demasiado larga pero si elegante y de alguna manera me hacia sentir algo crecida, sabia que estaba mal sentirme así, no era una engreída, pero jamas en mi vida había tenido algo como esto y ahora lo vivo por un cliente que llego a salvarme una noche en un club, ¿que le estaba pasando al mundo?.

Sabia que me lo preguntaba un millón de veces, pero era imposible no hacerlo. Él me había salvando de una posible violación, me había sacado de la pobreza de alguna forma, ya que ni siquiera me había pagado y eh vivido esta semana como si fuera de la alta clase, me a comprado ropa y maquillaje que jamas creí que tendría y ademas me había enseñado cosas nuevas, como estar sexualmente satisfecha...

y me enseño a sentir cariño hacia un hombre. No quería llamarlo enamoramiento aunque probablemente lo era, no estaba lista para aceptarlo. 

-Hanna Beth, ¿estas escuchándome?- su voz, en un tono grave pero con una sonrisa de lado, me sacó de mis pensamientos. -Creo que no- se contestó a si mismo con una leve risa. 

-Perdón, ¿que decías?- murmure un tanto des-concentrada.

-¿A caso dijiste "perdón", qué mosco te pico? eso es nuevo- se burló.

-No te acostumbres- conteste rodando los ojos inevitablemente. 

Rió de nuevo. Se preguntaba que estaba mal conmigo pero no se había dado cuenta de que él estaba peor o igual que yo, había estado muy risueño desde que llegó.

-Es hora de salir, ¿Estas lista?- preguntó. Asiento con la cabeza, lo único que pude hacer. 

Abrió la puerta y salió para después tenderme la mano y ayudarme a salir educadamente. Este tipo si que era especial, tenía un trabajo de matón profesional y aún así era todo un caballero. 

Era difícil salir del auto por lo ajustado del vestido, rece por no verme tan estúpida al intentar hacerlo. Había un chico con un traje blanco, tenía un gorro como el de los empleados de los hoteles, nos saludo con la cabeza y pasamos de él llegando a la entrada de lo que parecía ser un alto edificio iluminado por luces doradas. 

Pasamos las grandes puertas de cristal, todo el suelo era una alfombra roja y las paredes doradas, se veía muy elegante pero tenía un toque antiguo, me sentía un personaje de esas películas que me encantaban. 

-¡Oh, Stephen!  al fin te encuentro, hijo- escuchamos la voz del hombre con el que Stephen estuvo hablando la noche de la cena, el anciano atractivo. Realmente no era un anciano pero me gustaba llamarlo así porque no había memorizado su nombre y era mucho mayor.

-Dominique, aquí me tienes- contestó saludándolo con un beso en la mejilla, su toque italiano, definitivamente. 

-Oh, y la linda Hanna Beth, ¿Sabes algo...?- dijo cunando me miró y me tomo de los hombros para apartarme un poco de la presencia de Stephen- ...él no a parado de hablar de ti, cada que me llama al teléfono, o estos días que hemos estado fuera- al parecer trabajaban juntos en esto -Linda, realmente le has hecho algo y no sabes cuanto te lo agradezco.

-¿Por que debería agradecerme?- pregunte con un tono mas chillón que el de mi voz actual, algo que me pasaba cada que hablaba con mayores.

-Pues porque...

-¿Que tanto secretean?- nos interrumpió Stephen. -lamento molestarlos pero me gustaría bailar un poco con Hanna Beth.

Dominique asintió sonriendo y nos dirigimos al medio de una pista de piso de mosaico oscuro.

Tomó mi cintura con un mano y la otra la enredo en mis dedos, sin saber como responder pues no tuve el tiempo de hacerlo le seguí la corriente, era una canción lenta y yo realmente no sabía como seguir su paso.

Su nariz rosaba con la mía por la cercanía, sus ojos no se apartaban de mis labios y yo solo podía mirar sus grises pupilas. Sentía que me faltaba el aire, podía notar sus pies moviéndose al paso de la música sincronizadamente y como si fuera magia los míos los seguían a la perfección. 

-Te vez realmente hermosa en ese vestido- dijo sin apartar la mirada. 

-Agradécele a tu tarjeta de crédito, ella pagó por el- conteste con una sonrisa de lado y el respondió con una leve risa. 

-El trabajo lo haces tu, esa tela solo es un adorno, uno que realmente quisiera arrancar ahora mismo, pero los demás te verían y ahora eres solamente mía, no te compartiré con nadie mas-

dijo y una corriente paso por mi espalda.

-Soy linda señorita esta noche-

-Exacto.

Sin saber como sus labios atacaron los míos sin previo aviso, no dude en seguir el juego, pero era tan frenético, estaba comiendo mi boca literalmente, se notaba que realmente quería arrancarme todo para hacerme suya y aunque yo también lo deseaba sabíamos que ahora mismo no era posible. No bastaron unos segundos si no minutos para que me dejara respirar por un segundo pero después volvió a unir nuestros labios, esta vez en un beso mas lento, ahora, aunque me llamen loca, sentí algo mas que lujuria, era algo con cariño. 

Pegó su frente con la mía separando nuestros labios. Su ojos seguían cerrado y note como sus dientes se apretaban entre si resaltando su mandíbula y tragaba fuertemente. Algo dentro de mi se encendió. 

No había notado como su agarro se había aferrado aun mas a mi cuerpo y ahora no teníamos ningún espacio entre nosotros.

-Mi niña, solo mía- susurró con su voz grave y mis piernas flaquearon al instante. 

Por primera vez no me molestaba cuando alguien me llamaba "niña".

-Solo tuya- conteste.

Solo suya...

Off The Races | Trash | Temporada 1 y 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora