Él, no vale la pena

155 7 2
                                    

“Sara es que tú ya ni pasas en la casa” decía mi mamá mientras arreglaba los platos del desayuno.

Mi papá alzaba los ojos del periódico, “Jose, no te quejes que tú mismo dijiste a Sari que comience a salir más” Mi mamá le regresó a ver, furiosa de que mi papá le dio la contra, “Pero no así Fede, imagínate ahora si nunca la vemos”

“Mejor no verla que verla aquí pasando encerrada en la casa, ¿no crees?” dijo mi papá sonriendo.

Mi mamá viró los ojos, “Solo quisiera que pases más tiempo con nosotros Sari” La quedé viendo, “Ma” y me acerqué para abrazarla, “Dale ve y diviértete con Fer y ellos” me dijo mientras me daba un beso en la parte más alta de mi cabeza.

Salí de la casa como siempre, esperando encontrar a Gastón ya sentado en las carpas con Fer y mis amigos.

Ahora me arreglaba más que antes, no es que me vestía como para ir a fiestas, pero ahora intentaba pelear con esos pelos desordenados que terminaban en churos  y un afro incontrolable para la final del día. Tenía algo nuevo con el perfume, está bien, ahora sí me ponía perfume de verdad, un poco más de lo normal para que me dure todo el día. Y claro no me faltaba la bañada en crema después de cada baño para que el bronceado se me quede y mi piel quede más suave. Tampoco faltaba ese chapstick que ponía un poco más rojos mis labios y el par de aretes que combinaban con mi ropa.

Siempre que llegaba era recibida por alguna frase de Fer, lo que automáticamente hacía que vaya atraída como un imán hacia él. Conversaba algo con él y después iba a saludar con todos. Me quedaba un rato más saludando a Gastón, pretendiendo que no éramos más que amigos. Pues bueno la verdad es que sí, Gastón y yo seguíamos en ese limbo, sin saber que éramos, que es lo que queríamos.

Regresaba después con Fer, sentándome alado de él, escuchando las pendejadas que hablaban. Fer no se reía ni comentaba mucho de lo que hablaba el resto, le veía un poco distraído con la cabeza en otro lado.

 “Vamos, que tengo que preguntarte algunas cosas” dijo Fer un poco callado para que nadie nos pueda oír. Ya eran usuales las caras serias que Fer me ponía antes de hablar. “Dale vamos, que no es nada importante” me decía sonriendo y haciéndome un gesto con su mano para ayudarme a parar.

Caminábamos por la orilla de la playa. La otra arena, blanca era demasiado caliente como para si quiera apoyar el pie para caminar. La verdad es que el sol no se daba ni un momento para descansar, durante todo el día irradiaba fuerte hasta la llegada de la tarde.

Comenzábamos con algún tema chistoso, y después íbamos a lo que de verdad nos traía ahí, a lo que nos llevaba a caminar a los dos solos.

Fer no me regresaba a ver mucho, hacía algunos gestos con la nariz cuando desaprobaba mis respuestas y a otros sonreía, apoyándome. Fer paró por un rato, se regresó a ver a los pies y sacó la pregunta al aire. “Sara se sincera”

Le sonreí, esperando con ansias por fin contestarle la pregunta, “Siempre Fer”

“¿Qué es lo que pasa entre tú y Gastón?” dijo un poco preocupado, con un tono serio, un tono que hasta  a mí me asustaba.

“No es mucho, somos amigos” le dije sin importancia, “Supongo que me he acercado un poco más a él después de lo de la otra noche y mi chuma, pero no somos nada más que amigos” le dije a Fer, odiando ese sentimiento que ardía en mi pecho después de decir esas palabras. No podía explicarle a Fer que éramos, porque ni yo mismo sabía que éramos, pero tampoco es que le iba a mentir y decir que éramos algo más, las cosas no funcionaban así.

Me volví a escuchar repitiendo esas palabras, y no sé, me vino ese sentimiento raro al corazón, una corazonada. Sacudí la cabeza, ya era hora de que deje pasar las cosas, sin preocuparme, sin analizar cada momento.

Una Sonrisa de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora