Confío en ti, no me decepciones

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Una semana sin ver a Gastón, sin saber nada de él. Estaba sonriendo porque ya solo había dos semanas más y listo, no tenía que saber más de él.  No quería saber más de él. Repetía constantemente estas palabras en mi cabeza, sabía que en algún punto después de repetirlas tantas veces, yo misma iba a creérmelas.

Después de ese día que salimos con los tres hermanos,  comenzó a volverse habitual ver a todos ellos en las mañanas.  Casi siempre éramos nosotros 5, a veces venía Nico, pero no era tan común. Estaba segura que Mateo había hablado con Gastón, porque nunca más volví a verlo por la carpa. Podía sentir como todo el mundo intentaba protegerme, no sé, supongo que querían facilitarme las cosas.

 Durante uno de esos días, fuimos al mar con Fer y después de un rato salimos para caminar por la orilla del mar. Mientras caminaba intenté hacerme una cola alta, pero sin duda fallé, mi pelo estaba completamente tieso por el agua de mar, tanto así que mis dedos tenía dificultad en pasar por él.

Fer me regresó a ver, “¿Cómo va el verano?” dijo sin saber que más decir.  Le regresé a ver, cerrando los ojos porque el sol me daba en la cara. Puse una de mis manos encima de ellos para cubrirlos y le sonreí, “No puede estar mejor”

Fer solo me sonrió, “Debes dejar de mentir, o comenzar a mentir mejor” y con eso me empujó, “A mí no me debes mentir, ¿sabes eso verdad?”

“Seguramente vas y se lo cuentas a Clara” le dije sacándole la lengua.  Ese día que fuimos Mateo, Joaquín y yo al mar, Fer se había quedado con Clara hablando, y obviamente mi hermana curiosa no pude negarse en preguntarle a Fer todo sobre Gastón. Me había molestado con Fer, porque le había contado algo de la historia entre Gastón y yo. Me sentí traicionada por Fer, sentía que uno de mis mejores amigos me había expuesto a Clara y sus prejuicios.

Fer sonrió con una media sonrisa y bajo la cabeza. Todo el pelo se le cayó en la cara y después me regresó a ver medio apenado, “No quiero que pienses que fui un chismoso Sara” y siguió caminando, “Ella solo me contó lo de Vanesa y yo salté” y con eso me sonrió, “Juró que lo veo y le pego su buena golpiza”

Y con eso le empujé con uno de mis brazos, haciéndole perder el equilibrio. “¡Ey! ¿Porque fue eso?” dijo Fer sorprendido, “No quiero que nadie le pegue a Gastón, peor tú” le dije con un tono serio, para que entendiera que no estaba jugando con él.

“Sabes que eso no va a pasar, ¿verdad?” Fer dijo serio. “Bueno, si eso pasa entonces tú y yo dejamos de ser amigos” le dije todavía más seria y molesta.

La cara de Fer cambió completamente,  respiró y negó con la cabeza, “No puedes ponerme esa condición tonta” y me regresó a ver, “Además no podrías vivir sin mí Sara” y con eso solté una carcajada, “No me retes Fernando que te juro que solo por darte la contra, dejo de hablarte el resto de mi vida” y con eso Fer me abrazó por un lado y me dio un beso en la cabeza.

“Enana fea no me digas semejantes estupideces”

Fer después confirmó mis sospechas, me contó que Mateo había traído a Gastón a la casa uno de esos días en la semana.

“Mateo se acercó y se sentó para ver la tele conmigo” comenzó a contarme, frunció el ceño, para recordar y continúo, “Habló con Gastón” me regresó a ver, “Juro que yo me sorprendí más que tú” y con eso los dos sonreímos, “Le prohibió volver a la carpa, le dijo que el no quiero problemas y que mejor no se asome por aquí” y con eso Fer sonrió sumamente orgulloso de su hermano, “¿Quién habría dicho que esa pulga iba a saltar a defenderte, no crees?”

 Ni bien acabó de contarme eso, Fer preguntó “¿Hace cuánto que no lo ves Sara?”

Solté un suspiro, “Casi una semana” le dije seca y un poco triste. Fer no me regresó a ver, pero sabía que había distinguido el dolor en mis palabras. “¿Y lo extrañas?”

Una Sonrisa de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora