Tente un poco de respeto

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No faltaba nada para que Clara por fin llegue. La espera se me hacía eterna, igual que mis papás, contábamos los minutos para ver a Clara pasar por la puerta. Por suerte su avión llegaba al aeropuerto, en la mañana y una furgoneta la iba a traer.

Volví a mirar el reloj,  cerré los ojos por un rato y lo volví a chequear. “No pasa el tiempo” les dijes a mis papás que también estaban en la sala esperando por Clara, “Amor ten paciencia” decía mi papá mientras seguía con uno de sus libros. Mi mamá solo sonrió y se levantó para coger un vaso de agua, tomó unos sorbo y nos regresó a ver “Juguemos algún juego de cartas, eso nos va a tener ocupados” y con eso fue a buscar el cartón de cartas.

Mi papá se impulsó para pararse del sillón y me estiró la mano para ayudarme, “Sonríe Sara que Clara ya debe de estar en camino” dijo mi papá mientras me ayuda a levantar. Y la verdad es que no podía esperar, tenía tantas cosas que contarle, tantas cosas que decirle, estaba emocionada por presentarle a Gastón, por hablarle sobre él, sobre mi verano.

Teníamos un antiguo juego con mis papás de rapidez. El chiste del juego era robarse las cartas de la otra persona, al pegar con tu mano el montón de cartas una vez que salían dos números iguales. Para variar la buena en el juego siempre era mi mamá.

Jugamos como dos veces, hasta que en mitad de uno de esos juegos sonó el timbre. Los tres paramos lo que estábamos haciendo y saltamos hacia la puerta para ver quién era.

Clara apareció con una sonrisa al otro lado de la puerta. Llevaba uno de esos sombreros de playa  que escondían sus ojos de lo grande que era, estaba con su clásico vestido blanco, hasta los tobillos y cargaba con fuerza dos bolsas grandes a cada lado. Me paré para sonreírla y esperé que mi mamá y mi papá le abracen para yo acercarme.

“Ya era hora que aparecieras” dije un poco sería, y luego sonreí. “Tonta, te haces extrañar” y con eso Clara se me abalanzó a los brazos, “Yo también te extrañe ñaña”

Clara llevó sus cosas al cuarto y poco después salió sacudiéndose el polvo del vestido, “Y bueno, ¿qué me cuentan?” dijo entre risas

Nos sentamos en la sala, para hablar. Le contamos todo lo que había pasado en el verano, como la extrañábamos y como teníamos todavía un mes completo para disfrutar con ella. Clara no paraba de sonreír, “¿Y hoy mismo nos vamos a la playa, no?” dijo claramente entusiasmada.

Suspiré, quería tener tiempo con ella para poder contarle todo, no podía esperar, y si es que íbamos a la playa me tocaba esperar hasta la noche para hablar con mi hermana. “Danos 5 amor y salimos” dijo mi papá ya levantándose para ir a su cuarto a cambiarse.

“Fede” decía mi mamá entre risas, “5 no son suficientes, danos 30 pequeña” y con eso los dos desaparecieron. Sara y yo nos miramos, “Y supongo que tú me tienes que contar más cosas que los pas” dijo Clara levantando sus cejas.

“Ni te imaginas” le dije suspirando. Clara solo sonrió, “Quiero detalles, entonces tendrás que esperarte hasta la noche” y con eso las dos nos levantamos para ponernos los ternos de baño e ir para la playa.

*****

Nos fuimos a sentar con los amigos de mis papás, y como siempre nos abrimos a la otra carpa donde estaban todos. Para variar estaban Fer, Joaquín y Mateo ya con una cerveza en mano cuando llegamos. Joaquín se levantó a ver a Clara, siempre fue con el que mejor se llevó, “Por fin llegas flaca” y le hizo un espacio alado de él para que se siente.

Después se aceraron todos a saludar bien con Clara. Sonreí al ver a Clara entre todos nosotros otra vez, e ignorada completamente por todos fui hasta donde Fer para sentarme a su lado.

Una Sonrisa de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora