Mi Preciada Joya: Agape y Eros

Despejando las Nubes Oscuras

Después de varios días de malestar, por fin Yuuri sentía que esa noche había podido recuperar sus fuerzas mientras dormía, de verdad había descansado y su cuerpo se sentía renovado; pero una extraña sensación de calor en su mano llamó su atención "¿De dónde provenía ese calor?" buscó la fuente y se sorprendió al ver a Viktor dormido en el borde de su cama, mientras sostenía firmemente su mano.

El joven no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, Viktor Nikiforov estaba dormido en la misma habitación que él, pero lo más increíble de todo es como había llegado hasta su casa, a él no le gustaba salir de su casa. Parecía que estaba cansado y por lo visto había cuidado de él toda la noche, se quedó muy quieto para no despertarlo y dejarlo descansar un poco más.

Lo observó mientras dormía plácidamente, "¿No se sentía incómodo en esa posición?" su espalda o brazos debían dolerle, ver aquel hombre mientras estaba tan vulnerable, era un nuevo descubrimiento para Yuuri; aunque él siempre parecía estar a la defensiva, en ese momento parecía un ángel, "¿Tal vez?" simplemente parecía ser otra persona, alguien que Yuuri aún no conocía. Sin querer, un movimiento de joven hizo que el ruso muy perezosamente se despertara, al ver que el nipón había despertado colocó su mano sobre su frente para verificar su temperatura.

-Yuuri ¿Cómo te sientes? ¿Te duele en algún lugar? – al recibir una pequeña sonrisa como respuesta, Viktor comprendió que aquel joven se encontraba mejor, incluso su expresión se veía diferente para su alivio. - ¿Quieres tomar un baño y desayunemos con tu familia? – el ruso le ofreció su mano para ayudarlo a levantarse, gesto que el joven agradeció.

-Viktor ¿Cómo llegaste hasta mi casa?

-Mi hermano me dio tu dirección y desde ayer estoy aquí. Por cierto, tu familia es muy amable, me han tratado muy bien, pero ahora que te sientes mejor es momento que dejes esa cama, no quiero que por quedarte en ella mucho tiempo tengas una recaída – el ruso le guiñó el ojo y Yuuri se sonrojó sin poder evitarlo. Le divertía ver esas expresiones en aquel joven. – si necesitas ayuda me avisas, yo voy a la habitación que me prestaron tus padres, me cambiaré y te espero para bajar a desayunar ¿Okay?

Yuuri pensó: ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo aquel hombre hubiera cambiado tanto? ¿O es que estuve demasiado tiempo enfermo y no lo supe? Fuera lo que fuera, se sentía tranquilo de que Viktor estuviera cerca, lo hacía sentir tranquilo; aunque su corazón aún estuviera hecho pedazos, de solo pensar en Otabek sentía un gran dolor en su pecho y unas inmensas ganas de llorar hasta quedarse sin lágrimas, pero no lloraría, ya había llorado bastante y eso no cambiaría lo hechos, Otabek ya no lo quería, esa era la única cruel y dolorosa verdad. 

La calidez del agua deslizándose por su cuerpo le ayudaba a relajarse, se sentía bien nuevamente, aunque su dolor siguiera recordándole la herida de su corazón. Después del baño, se vistió con algo cómodo pero abrigador, pues el día estaba frio y no quería recaer, estaba harto de estar en esa cama; salió de su habitación, Viktor lo esperaba recostado en la pared del pasillo con los brazos cruzados, y al verlo, su pensativa expresión cambió a una más animada, era increíble ver como aquel rostro mostraba nuevas expresiones.

Ambos bajaron hasta el comedor, en donde los padres y hermana de Yuuri los esperaban para poder comer juntos. Yuuri se percató de que su familia actuaba como siempre y evitaban hablar de "ese tema", entendía que lo hacían para que él no se sintiera incómodo, y en ese momento era lo mejor, no quería darles motivos para que se siguieran preocupando por su culpa.

Hablaron de muchos temas durante la comida, entre ellos mencionaron cosas graciosas de la infancia de Yuuri y su hermana, como habían establecido el negocio de las aguas termales y otros temas sin importancia. Al terminar, las dos mujeres se encargaron de recoger todo, negándose a recibir la ayuda del joven alegando que aún no estaba recuperado, el ruso al notar que Yuuri ponía esa expresión triste nuevamente sintió que debía hacer algo para distraerlo.