Mi Preciada Joya: Agape y Eros

Vestigios del Pasado

Tres meses después:

Aunque parezca poco tiempo muchas cosas han cambiado, entre ellas la relación de Yuuri y Viktor, ahora no solo eran una pareja formal; sino que también compartían el trabajo, la misma casa y muchas cosas más, pero por alguna razón aún no hacían el amor. Viktor seguía respetando ese acuerdo de no llegar a ese punto hasta que Yuuri estuviera listo, pero lo cierto es que, aunque el joven no tenía dudas sobre sus sentimientos hacia Viktor, se sentía inseguro y era esa inseguridad la que le impedía entregarse al cien por ciento. Era imposible para él no enamorarse del ruso, con sus interminables detalles y muestras de amor; y no de esas que se compran con dinero, si no aquellas que son verdaderas, esas que muestran la sinceridad de un corazón enamorado, conocer ese lado tierno de Viktor era uno de los mejores privilegios que podía apreciar el joven y que guardaba celosamente para sí mismo.

Su familia cuando supo que ambos habían comenzado una relación de pareja, se alegraron porque de cierta forma, ya sentían que Viktor era parte de la familia desde mucho antes, para Hiroko ver que su pequeño había logrado cerrar esa herida que le había dejado su primer amor, fue un gran alivio, su hijo estaba alcanzando muchas de sus metas y ella como madre no podía sentirse más feliz y orgullosa.

Juntos habían comenzado a trabajar en la primera presentación de los diseños de Yuuri, para esto utilizaban un taller que fue equipado con todo el equipo y herramientas que Yuuri pudiera necesitar, al mismo tiempo que contaba con el apoyo de dos asistentes y la invaluable guía de Viktor. La presencia del ruso seguía siendo un secreto, los asistentes lo sabían y guardaban discreción al respecto, hacia dos meses y medio que llevaban trabajando juntos en ese proyecto, si algo abundaba era el buen ambiente laboral y camaradería entre todos. El tener a alguien con la experiencia de Viktor, llenaba al equipo de confianza, sin mencionar que Yuuri era el mejor jefe de todos, estaban tan encariñados con él, que solo podían pensar en hacer que sus primeras joyas fueran perfectas.

Los horarios de trabajo eran de lunes a viernes, ya que los fines de semana la pareja viajaba a Hasetsu o se tomaban esos días para hacer turismo o simplemente quedarse en casa descansando; los días que ambos se quedaban en el taller trabajando hasta tarde, aprovechaban para salir juntos y comer algo delicioso de camino a casa, el apartamento de Yuuri se había convertido en su nido de amor, en ese pequeño espacio, se sentían felices y podían ser ellos mismos, sin pensar en los demás o preocuparse por cosas sin importancia.

-Señor Katsuki, me haría el honor de acompañarme a una modesta cena – desde que Yuuri se había convertido en una persona conocida públicamente, debido a las múltiples entrevistas y artículos que comenzaban a salir sobre él en los medios de comunicación, Viktor lo molestaba diciéndole señor o diseñador Katsuki – no será un lugar lujoso, porque hay que mantener un bajo perfil, pero prometo que la comida será deliciosa.

-Encantado de acompañarlo señor Nikiforov – respondió el joven siguiendo la corriente del juego iniciado por el ruso – es bueno cambiar de ambiente de vez en cuando – con la acostumbrada caballerosidad del ruso, abrió la puerta del auto para que Yuuri pudiera acomodarse en el asiento y sin más ambos salieron rumbo al sitio de su cita. El restaurante era muy discreto, pero muy acogedor justo el ambiente que le gustaba a Yuuri

- ¿Cómo supiste de un lugar así? – pregunto asombrado el joven.

-Aunque no lo creas, fue Phichit quien me lo recomendó, y siendo tu mejor amigo, es una de las personas que mejor te conoce, él sabía que este sitio te gustaría, sin mencionar que la comida es deliciosa. Hice una reservación, estaremos en una de las áreas privadas del restaurante y así podremos comer tranquilamente, sin el temor de que nos reconozcan.