Adios

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Quizás esperas que te cuente que entre nosotras todo fue bien, que ahora mismo estoy apoyada en su regazo mientras recuerdo aquellos maravillosos días, siento decepcionarte una vez más. Cuando parece que todo funciona correctamente entre las dos, siempre llega algo que lo estropea, y normalmente ese algo somos nosotras mismas.

Aquella noche la dejé con sus padres en la puerta del restaurante donde cenaban, nos despedimos con un abrazo tímido y la promesa de llamarnos al día siguiente. Y así fue, nada más despertarnos empezamos a hablar, estuvimos todo el día juntas paseando por las calles de Nápoles, parecíamos dos adolescentes, a cada 10 pasos nos teníamos que dar un beso y nuestros cuerpos parecían siameses. Se hizo de noche y como siempre me supo a poco el tiempo que pasamos juntas, pero no, no la lleve a mi hotel y no, no nos acostamos, Elettra es una persona tradicional y yo lo respetaba, ya llegaría el momento.

Al dejarla con sus padres esta vez en el centro de la ciudad, decidí irme al hotel con Uri. Cuál fue mi sorpresa que al abrir la puerta le encontré con aquella chica de la que tanto me había hablado, no pude hacer más que reírme y salir de la habitación prometiendo no volver hasta que me avisaran.

Obviamente no iba a llamar a Elettra a aquellas horas, así que bajé al bar del hotel y aproveche el tiempo para leer unas cuantas noticias sobre física cuántica que tenía pendientes. No sabría decirte cuanto tiempo pasó hasta que por fin me sonó el móvil, supuse entonces que podría volver a la habitación, la verdad es que estaba muy cansada, pero no.

Al desbloquear el teléfono me encontré con un mensaje de Elettra y no de Uri, mi cabeza estalló y mi corazón se destruyó otra vez en mil pedazos, ese mensaje no tenía ni pies ni cabeza, tal fue así que lo tuve que releer varias veces porque no me lo creía.

Vete a la chingada, me has utilizado y engañado otra vez, lo sé todo, borra mi número de teléfono y olvídate de que existo, desaparece de mi vida

En el mismo estado que te estás quedando tú ahora estuve yo hace ya un año. Al instante le llamé para preguntarle qué había pasado y que era lo que creía haber escuchado o descubierto, como presuponía no me contestó al teléfono. Estaba desesperada, repetí esta acción una y otra vez, y en todas obtuve la misma respuesta, decidí entonces mandarle un mensaje.

Elettra no sé de qué hablas ni si estás de broma o que te pasa, no te he utilizado y no te he engañado, no te entiendo por favor cógeme el teléfono y hablamos, si hace falta voy a donde me digas, no huyas de nuevo

Estuve sentada en aquel sofá una eternidad, convencida de que nunca me iba a responder, cuando ya me estaba rindiendo sonó el teléfono, era ella.

Habitación 212 de tu hotel, quiero que cerremos de una vez esta historia y que en unos años no tengas ningún motivo para volver a hablarme.

No entendía absolutamente nada, ¿qué hacía en mi hotel? ¿De qué narices hablaba? Cada vez me ponía más nerviosa, una parte de mi estaba furiosa, me levanté como un resorte y fui al ascensor, busqué la habitación y llamé. Elettra tardó solo unos segundos en abrir la puerta, detrás de ella sentada en la cama estaba su hermana Ginevra, nada más verme me dio una bofetada que sonó en todo el piso.

_ ¿Se puede saber qué haces, de que vas?_ Le pregunté furiosa mientras me llevaba la mano a la mejilla

_ Lo he visto todo, lo he escuchado todo, mentirosa_ los ojos de Elettra estaban rojos de ira, me miraba con un odio que jamás le había visto

_ ¿De qué hablas? ¿Me vas a dejar pasar o quieres que hagamos esto aquí?

_ No, tú no pasas a ningún sitio porque te vas a ir ya

Blumettra y otras mil maneras de matarse lentamenteWhere stories live. Discover now