Alexandra
Después de un mes de desconexión en Barcelona llegó el momento de volver al trabajo, para ello era indispensable mudarme a Madrid, Uri me invitó a pasar unos días en su casa, pero tampoco podía demorar mucho la búsqueda de un apartamento, ante todo porque no quería molestar.
Durante este tiempo había tenido varias ofertas de trabajo, pero había dos que primaban por encima del resto, los 40 me ofrecieron un programa propio donde hablar y aconsejar a los oyentes, y a mayores me permitirían colaborar un par de veces por semana en Radiotubers. Como puedes imaginar me sobró tiempo para aceptar, era mi sueño hecho realidad. Por otra parte compaginaría este trabajo con la grabación de un corto y la colaboración en varios programas de televisión, por ahora una apuesta casi segura sería colaborar en Tu cara me suena, podría ser interesante.
El caso es que con estos nuevos proyectos y empezando a trabajar en un par de días emprendí el viaje a Madrid, por el momento Keisha no podía acompañarme, primero tenía que asentarme, encontrar un piso y montarlo, quizás en un mes podría volver a buscarla.
De camino a mi destino como siempre empecé a contestar a mis fans por twitter, estaban tan entusiasmados como yo, sin embargo paré en seco la pantalla al ver un mensaje en el que decían que Elettra estaba en la ciudad. Me sorprendió a mí misma la importancia que le di al mensaje en aquellos microsegundos, debería haberme dado igual, Madrid es muy grande no nos íbamos ni a cruzar, pero algo en mi interior se encendió, en todo caso decidí ignorarlo. Durante todo este tiempo no había sabido nada de Elettra, en la radio dejé claro que me comunicaría con ella cuando estuviera preparada, pero sinceramente es como intentarlo con una pared, no hay ni un mínimo de reciprocidad y así es imposible, si alguna vez nos encontramos será que debíamos hacerlo. Cada día me etiquetaban en gift con ella y no podía evitar darle a me gusta, despertaban cosas positivas en mi pero nada más, eran un bonito recuerdo, y así seguiría.
Los primeros días en Madrid fueron una locura, decidí ir un par de días antes de empezar a trabajar, y menos mal que lo hice. Uri me acompañó a buscar pisos, obviamente no iba a vivir sola, mi prima Deya y María se mudarían conmigo, pero antes era preciso encontrar un piso asequible y a poder ser con jardín para los perros. Nos pasamos días desesperados pateándonos Madrid y cual fue nuestra sorpresa que teníamos la solución delante de nuestras narices, justo en frente de donde vivía Uri se alquilaba un casa, tenía 4 habitaciones, dos baños y un pequeño jardín, estaba muy bien iluminada y situada, el precio era totalmente asumible y estaríamos prácticamente puerta con puerta, un negocio redondo. Nos faltó el tiempo para firmar, aunque seguiría quedándome con Uri una semana más hasta que lo amueblara.
Pronto terminó el fin de semana y llegó el lunes, mi primer día de trabajo, por casualidades de la vida Madrid estaba sufriendo el diluvio universal, tenía que estar en media hora en la radio y estaba en un puto atasco. Siempre fui muy profesional, y hoy no sería menos, no tenía pensado ni por asomo llegar tarde, si corría sin parar podría llegar a tiempo, así que bajé del taxi y simplemente corrí. La gente estaba resguardada debajo de cada local, y en medio de todo ello una loca iba corriendo debajo de la lluvia tan empapada que parecía que venía de la ducha, sentía los ojos de la gente clavada en mi nuca pero en ese momento solo miraba hacia delante para llegar a tiempo.
Por supuesto llegué a la hora, incluso antes, el programa fue un éxito, mucha gente llamó por asesoramiento y yo encantada intentaba buscar una solución a sus problemas, me pasé horas hablando de mi manera de ver la vida y no solo me sentía escuchada sino que comprendida y apoyada, mejor imposible.
Así fueron transcurriendo los días, estaba dividida entre la radio, el amueblamiento de mi piso, mis amigos y mis fans, de vez en cuanto volvía a mi cabeza todo lo vivido meses atrás, y por supuesto Elettra, imposible no acordarme de ella cuando cada día me etiquetaban en miles de imágenes suyas, obviamente seguía dándole a me gusta a nuestros recuerdos, alguna gente no lo entendía, pero eran simplemente eso... recuerdos.