Capítulo 3

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Siento un tremendo dolor de cabeza y esto,  a su vez, hace que esté mareada.

Seguramente será porque nada más subir al tren alguien me golpeó y me desmayé. Y encima llevo horas o quién sabe cuánto atada a este colchón de mala muerte.

Cuando consigo fijar la mirada en un punto fijo veo que en la habitación está el mismo niño que intentó ayudarme en la estación.

Al cabo de los minutos se da cuenta de que estoy despierta y empieza a hablar.

-¿Estás bien?-Pregunta.

-¿Enserio? ¿Me preguntas que si estoy bien? ¿A ti que te parece?- Digo con cierto sarcasmo.

-Discúlpame, no quería ser molesto. Si necesitas algo, solo tienes que pedírmelo.

-La verdad, si que necesito algo.

-Dime, haré todo lo que esté en mi mano para intentar conseguirlo.- Dice con cierta alegría.

-¡Sácame de aquí!

-Mm… eso… en especial… no está a mi disposición.-Dice algo resentido.

-Al menos ¿Podrías incorporarme? Esto es verdaderamente incómodo.

-Por supuesto.-Asiente.-Pero no hagas nada raro, ambos tendríamos problemas.- Me avisa.

Justo entonces un hombre de traje oscuro entra.

-Robert, te llama y parece enfadado.

-Vale Stefan. Por cierto cuídala tú, no me fio de esos animales.

-Por supuesto.

-Gracias. Bueno me voy porque si no se enfadará aún más.

Suspira y sale corriendo. Parece preocupado.

Pasa el rato y ya que estoy aburrida y desesperada, empiezo a dibujar mentalmente a Robert. No sé si es, porque, en verdad, es muy atractivo: alto; tendrá más o menos la misma edad que yo; su pelo rubio y aparentemente lacio, pero con irregularidades; ojos grandes, brillantes y de cierto tono verde; la tez la tiene suave a simple vista; labios gruesos y de aspecto suave y dulce (cualquier chica moriría por besarlos)… Antes de que pueda darme cuenta, me he quedado dormida.

Nota de la escritora:

Y aquí esta el capítulo tres, se que son cortitos y eso... pero mejor algo que nada... supongo... Bueno comentar y votad si os ha gustado.

Una pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora