Capítulo 16

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Bueno, la historia está llegando a su final. El próximo capítulo será el último y después vendrá el epílogo, pero no podía seguir sin agradecer a todos los que me seguís acompañando.

Ya no os entretengo más.

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No sé cuando me dormí, pero al despertar estoy montada en un coche. Intuyo que me han drogado. Estoy tumbada en el asiento así que cuando abro los ojos lo único que veo son unas largas piernas de caballero enfundadas en un traje. Lo recorro con la vista hasta que llego a ver ese lacio cabello rubio, John.

-Ya te has despertado.- Dice esbozando una sonrisa.- Robert quería venir contigo pero su padre no le ha dejado. No pongas esa cara, me lo ha contado todo y pienso ayudaros.

Lo veo tan decido que soy incapaz de negarme, por lo que simplemente sonrío y vuelvo a cerrar los ojos para intentar dormir otro ratito más. Pero John habla.

-Enserio, ¿qué tienes? ¿Por qué le gustas tanto?

-¿Se puede saber de quién hablamos?

-De Robert, es que no lo entiendo. No es que seas fea, pero no eres nada del otro mundo...

-Perdona, ¿te refieres a algo en particular o es que te ha dado por intentar insultarme?- Sus mejillas se encienden y lo comprendo- Oh, Dios mío. A ti te gusta él.

-¡Pero qué dices! ¡Qué clase de gilipollez es esa!

-No he podido estar más ciega. Por eso me odias. John no te preocupes Robert y yo no somos nada. Y no pienso desvelar tu secreto.

John está supero colorado y alguna que otra gota de sudor recorre sus sonrosados mofletes.

-Gracias Alison...- Dice antes de abrazarme.- Si Robert se enterase me odiaría y eso no lo podría soportar.

-No te odiaría, simplemente no creo que comparta esa clase de sentimientos.

...

Al bajarme del coche veo la misma mansión de mi pesadilla. Es exactamente igual.
John me guía de nuevo a mi dormitorio y me habla de mis compañeras a las que ya conozco a la perfección. Me advierte que tenga mucho cuidado con Niki y Samanta pues no les voy a caer muy bien.

Me echo en mi cama y me permito cerrar los ojos durante lo que a mi me parecen minutos pero que en realidad son horas pues cuando los abro, el Sol ya se ha ocultado.

Llaman a la puerta y al poco entra Robert con un pequeño ramo de violetas. Se acerca a mi con una sonrisa y me lo da.
El olor me confunde, siento ganas de reír y llorar. 

-¿Te gustan?

-Me encantan.- Y dicho esto le doy un corto beso en la comisura de sus labios.

Él simplemente sonríe y me mira a los ojos. Veo que tienen un estraño brillo y antes de que pueda seguir analizándolo me encuentro echada en mi cama con él sobre mí apoyado en sus codos.

-No puedes besarme en una habitación en la que estamos solos y esperar que me contente con ese simple beso.- Susurra bajito en mi oído y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo.

Robert no me deja responder, simplemente me besa y yo me dejo llevar a ese mundo en el que no sé donde empiezo yo y donde acaba él.
Cuando se separa para tomar aire aprovecho y hablo.

-Tenemos que sacarlas de aquí. Cuanto antes mejor. No hay otra manera.

-Para eso tendrás que ganarte su confianza. ¿Cuánto tardastes la otra vez? ¿Meses?

-Sí, pero no hay otro modo. En cuanto estén algo confiadas salimos de aquí y no volvemos jamás. Tenéis que estar preparados.

-Lo estaremos.

Y dicho esto sale de mi habitación y yo empiezo a pensar en el modo de ganarme la confianza de mis compañeras.

Una pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora