Veo a una chica acercarse corriendo y lo único que se me ocurre es esconderme tras un montón de cajas.
Antes de que pueda hacer nada veo como se acerca Josep para cogerla. Tengo que hacer algo y lo único que se me ocurre es hacerle señas, intentando indicarle que detrás de ella hay alguien.
Cuando por fin me ve, la muy estúpida se gira y la atrapan. No puedo evitar asustarme al pensar que me vean fueran del tren, así que entro.
Pasan las horas y me dejan entrar en la habitación cuya residente es esa misteriosa chica.
Cuando entro está durmiendo y observo su rostro, es bien guapa. Sus cabellos dorados le caen con cierta elegancia por encima del hombro y sus labios carnosos color carmín, me recuerda a la Bella Durmiente… entonces se despierta y me mira durante un buen rato, hasta que me digno a decirle algo.
-¿Estás bien?- Seré idiota.
-¿Enserio? ¿Me preguntas que si estoy bien? ¿A ti que te parece?
-Discúlpame, no quería ser molesto. Si necesitas algo, solo tienes que pedírmelo.- Intento arreglarlo
-La verdad, si que necesito algo.
-Dime, haré todo lo que esté en mi mano para intentar conseguirlo.
-¡Sácame de aquí!
-Mm… eso… en especial… no está a mi disposición.-Ojalá pudiese, si fuese así, yo ya lo habría hecho hace tiempo.
-Al menos ¿Podrías incorporarme? Esto es verdaderamente incomodo.
-Por supuesto.-Asiento.-Pero no hagas nada raro, ambos tendríamos problemas.
En ese momento entra Stefan.
-Robert, te llama y parece enfadado.- Seguro que se refiere a mi padre.
- Vale Stefan. Por cierto cuídala tú, no me fio de esos animales.
-Por supuesto.
-Gracias. Bueno me voy porque si no se enfadará aún más.
Sé que la dejo en buenas manos. De los hombres que están aquí Stefan es de los pocos que merecen la pena.
Cuando salgo no voy a ver a mi padre si no que decido ir a ver a un amigo. Lo hago porque sé que si voy me gritará y que cuando termine de gritar me pegará hasta que no pueda levantarme del suelo.
Llego a los compartimentos y me dirijo al número 23.
-Soy yo.- Digo mientras llamo a la puerta.
-¡Robert!- Dice algo enfadado mientras abre la puerta.
-¿Ocurre algo?- Pregunto extrañado.
-Ayer habíamos quedado y me distes un plantón tremendo.
-¡Es verdad! Lo siento John, ¿Me perdonas?
-Con una condición.- Dice con cierto tono tenebroso.
Seguramente querrá que le cuente lo que pasó, pero aún así le pregunto.
-Claro, ¿Cuál?
-¿Qué hiciste ayer?
-Pues… Estuve… Con una chica.
-¿Enserio? ¿Otra vez?
-Venga John, no te enfades.
-No me enfado. Simplemente me jode. Es como si tuvieses un chip que se activa en presencia de toda mujer atractiva.
Tiene razón, siempre le hago lo mismo.
-Robert. Eres un capullo, y sabes que te lo digo con todo el cariño del mundo, pero algún día encontrarás a una chica que consiga volverte loco- Dice con los ojos bien abiertos.
-¡Estás loco!- Digo saliendo de su habitación.
-¡No puedes negarlo!- Le oigo gritarme con cierta risita.
Le arrancaría uno y cada uno de sus asquerosos pelos rubios. ¿Enamorarme yo? Cuantas gilipolleces puede decir este chiflado.
Al llegar a mi compartimento me quito la ropa y me meto en la ducha.
Nota de la escritora:
Bueno, bueno!! Ya estamos aquí con un nuevo capítulo de esta historia, con la peculiaridad de que este cap. lo narra Robert, jejejeje, decidme que os ha parecido. Besos!
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Una pesadilla
ActionEstando sumergida en mis sueños, empiezo a escuchar gritos… De quién serán… Pronto empiezo a distinguir las voces… ¡Son de mis padres! Corro hacia el comedor y sigilosamente me asomo. Entonces entiendo porque gritaban. Mi madre está llorando y mi p...