"Y qué, si es veneno lo que hay en tus besos
Y qué, si mi amor para ti es solo un juegoY qué, ya no puedo cambiar lo que siento
Yo no puedo elegir, porque...
Te amo."
Estúpida canción, pensó Charles. No había podido dejar de canturrearla en su cabeza desde hacía horas. Finalmente decidió votarla al sector de "pensamientos descartables" junto con todo lo que tuviera que ver con Erik.
Terminó la clase, sus alumnos fueron uno por uno retirándose de a poco, y Charles aprovechó que tendría una hora hasta su siguiente turno para corregir trabajos prácticos. Le estaba costando concentrarse pero aún así continúo esforzándose con su propósito.
Al cabo de diez minutos cuando el aula ya estaba completamente desierta escuchó que alguien golpeaba la puerta, probablemente era alguno de sus alumnos.
- Adelante - Exclamó subiendo la voz para que se oyera desde afuera y continuó con la vista fija en los papeles.Erik entró al salón cerrando la puerta y rió al observar a Charles en la misma posición en la que usualmente lo encontraba cuando compartían cuarto en sus épocas de estudiantes.
- Aún sigues siendo un ratón de biblioteca, verdad Charles?-
El corazón de Charles se detuvo por segunda vez en lo que iba del día. Erik estaba apoyado contra la puerta, con los brazos cruzados y con una sonrisa maliciosa en los labios. Sería consciente de lo increíblemente atractivo que era? Charles agradeció ser el telépata y no al revés o se habría evidenciado hace años.
- Ermitaño, ratón de biblioteca... parece que soy muchas cosas, amigo. - Charles tildó una respuesta de uno de los trabajos.Erik asintió con la cabeza, se acercó hasta el escritorio, y se apoyó como había hecho la última vez.
Charles tragó saliva y continuó corrigiendo, sin mirarlo.
- He venido a buscarte. - Erik le robó la lápicera que estaba usando.
- Hey! necesito eso.- Charles lo miró molesto. - Buscarme para qué?-
- Para que vayamos a la cafetería a tomar un café. Bueno, en tu caso un té, por supuesto.-
Lo miró confundido. - A la cafetería?... yo, t-tengo que terminar de corregir esto, y además en una hora tengo otra clase que dar.- Se levantó de su silla para agarrar un libro que había en su maleta.
-Oh, vamos Charles. Yo también tengo que dar una clase, sólo será un rato. - Erik tomó del brazo a Charles para que se girase pero éste se desestabilizó y terminó sosteniendolo entre sus brazos para que no se cayera.
El corazón de Charles latió con fuerza y miró sin querer a Erik pero se arrepintió al segundo. Sus ojos lo miraban fijamente, y él sintió una corriente eléctrica que le recorrió todo el cuerpo. Usando sus últimos gramos de cordura, se alejó de Erik y hubiese jurado que éste no lo había querido soltar.
- D-disculpa, Erik. Soy un poco torpe, puedes sumarlo también a tu lista de adjetivos.- Charles intentó sonreír como si nada hubiera pasado.
- Claro, torpe también te sienta bien.- La voz de Erik sonó más grave de lo usual pero enseguida continuó como si nada.- Y bien? vamos a la cafetería?-
Charles juraría que no había nada en el mundo que pudiera negarle a Erik.
Silenció la voz en su mente que le dijo "A su hijo...".
- Está bien, vayamos entonces. - Charles juntó sus cosas y ambos salieron directo a la cafetería de la Universidad.
Se acercaron al mostrador donde había un hombre reponiendo unos pasteles. -Disculpa... queríamos hacerte un pedido. - Charles sonrió amablemente, era la primera vez que iba a la cafetería.
El hombre lo miró, tenia un semblante hosco y mucho pelo, pero enseguida le sonrió.- Buenos días. Tu debes ser el nuevo profesor de genética, verdad?- Lo estudio brevemente.
- Sí. Veo que ya soy famoso!- Charles sonrió alegremente y Erik apareció de pronto a su lado. El ambiente pareció tensarse de pronto y no logró entender porque hasta que vio como se miraban los dos hombres. Al parecer no se llevaban bien.
- Logan... - Saludó Erik fríamente.
- Grano en el culo - Respondió Logan entre-dientes.
Charles no pudo evitar soltar una carcajada y Erik lo fulminó para luego dirigirse a Logan.
- Un grano en el culo que podría derrotarte con tan sólo chasquear los dedos.
Logan lo miró con ganas de saltarle a la yugular y Charles decidió que era un momento oportuno para intervenir.
- Bien, pueden seguir con su riña de adolescentes después, ahora quisiera un té por favor.- Charles miró a Logan y le guiñó un ojo. Esté rió y fue por el pedido.
- Y un café! - Gritó Erik por encima del mostrador.
Logan apareció al instante con dos vasos tapados, le pagaron y se fueron a sentar a una mesa alejada.
- Veo que se quieren mucho - Dijo Charles.
- Oh, eres un gran observador! - Exclamó Erik mientras sacaba la tapa de su vaso. En cuanto vio el contenido largó un gruñido.
- Imbécil, me dio un té como a ti.-
- Juro que no lo soborné - Charles dijo eso conteniendo la risa.
- Adelante, ríete. Al parecer tu le caíste bien. - Erik lo fulminó y el otro rió aún más fuerte.
- Bueno, ya sabes. Yo soy encantador.- Charles bebió un trago de su te y Erik se distrajo pensando que definitivamente lo era. Sacudió esos pensamientos y se centró en endulzar un poco su infusión.
- Y dime, cuál es el motivo por el que cree que eres un grano en el culo? Es decir, entiendo que en algunas ocasiones puedas serlo pero ni yo te he llegado a bautizar así en nuestros primeros días de convivencia en la universidad.
Erik soltó una carcajada y Charles lo observó sonriendo también. Cuando Erik reía así, algo dentro suyo se derretía.
- Eres malvado, amigo. No lo sé, creo que me odia por poder controlar el metal, y por tener su cuerpo lleno de adamantio. - Erik sonrió inocentemente.
- Mmm, supongo que eso puede explicar un poco las cosas. Y disculpa, yo malvado? tú y tus estúpidas reglas de convivencia eran malvados.- Charles lo miró frunciendo el ceño.
- No era mi culpa que fueras tan desordenado.- Erik se encogió de hombros como si sus razones fueran completamente válidas.
Charles le tiró con una servilleta y continuaron el siguiente cuarto de hora recordando su terrible convivencia y viejas anécdotas del pasado, riendo y bebiendo té.
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Una noche para olvidar (CHERIK)
FanfictionEs el primer día de Charles como profesor en su nueva Universidad, todo parece ir bien hasta que se topa con un rostro familiar del pasado. La expresión de alegría en el rostro de Erik no se correspondía para nada con el espanto en los ojos de Charl...