Epílogo

8.6K 783 632
                                    

Charles se acercó al ventanal de la casa nueva y sonrió complacido. La vista era preciosa, algo que había extrañado de su antigua casa, ya que la de Erik no poseía una panorámica semejante.

Su esposo había insistido en mudarse a una casa más amplia, especialmente ahora que Lorna tenía mayor movilidad con su año y medio, y cada uno de sus hijos necesitaba más espacio.

- Papá! - Wanda lo quitó rápidamente de sus pensamientos. La niña se veía ofuscada y traía en una mano el cuerpo de su muñeca y en otra la cabeza. - Mira lo que hizo Lorna con mi muñeca! -

- Oh, cariño... lo lamento mucho. Hablaré enseguida con tu hermana.- Charles frunció el ceño justo cuando la autora del crimen apareció frente a ellos. Tenía su cabello verde sujeto en una despeinada coleta que ninguno de sus padres podía mantener prolija jamás y una sonrisa traviesa que bailoteaba en su regordete rostro. 

- Fuiste tú! - Wanda señaló con enojo a su pequeña hermana. - Mira lo que hiciste con mi muñeca! - La mayor de las niñas zarandeó la cabeza del juguete frente a las narices de la menor.

- Bueno, tranquila cariño...- Charles rodeó por los hombros a Wanda y miró fijamente a Lorna. - Hija... no puedes romper los juguetes de tu hermana. Entiendes eso? - El hombre se puso de cuclillas frente a la menor y mantuvo su tono severo.

La pequeña lo miró y asintió con timidez. Charles se enterneció por la rapidez en que su hija aceptó su error. A pesar de que no era una gran conversadora con su corta edad, Lorna sabía hacerse entender de maravillas.

- Está bien, te perdono. Pero no vuelvas a hacerlo, si? - Wanda abrió sus brazos sonriendo y Lorna corrió y la abrazó. Así como solían enojarse con facilidad, también se perdonaban con la misma facilidad y Charles adoraba eso de sus hijos.

- Papá! - David y Pietro entraron con Wolverine, un perro esquimal canadiense que les había regalado Raven para navidad. Los niños se encargaban de pasearlo, y jugar con él, pero Charles y Erik tenían que turnarse para alimentarlo ya que los niños sólo recordaban las obligaciones que más les apetecía. 

Charles acarició la cabeza del canino y saludó a sus hijos con un cariñoso beso. Ambos se negaban a sus muestras de cariño, pero al menos tenía a sus pequeñas. A ellas no parecían molestarles en absoluto.

- Papá vendrá pronto? nos prometió que hoy iríamos al cine! - David preguntó con curiosidad.

- Sí, cariño. Está algo retrasado, pero enseguida llegará, vayan a prepararse. Y ya que estan podrían darse un baño, acaso se revolcaron en el pasto con el perro? - Charles los examinó de pies a cabeza.

- Puede ser! - David respondió entre risas. - Bien, me iré a bañar! - Y se retiró a paso alegre.

Charles observó que Pietro seguía estático en su lugar  como si estuviera a punto de preguntar algo. Por supuesto que su hijo estaba gritándolo y supo antes de que formulara la pregunta de qué se trataba.

- Papá...- El niño se removió incómodo en el lugar y agachó su cabeza dejando que unos cuantos mechones plateados le cubrieran el sonrosado rostro. 

- Dime, cariño. Qué sucede? - Charles lo contempló con ternura.

- Pues... quería saber si podemos invitar a Logan para el cumpleaños de Wanda y mío. Ya sabes, para tener más regalos! - Pietro alzó la vista, intentando disimular su sonrojo con una pícara sonrisa.

- Claro que sí, le daremos una invitación a él también.- Charles revolvió el cabello de Pietro y éste sonrió aún más ampliamente.

- Genial papá! Gracias! Iré a bañarme para ir al cine! - Y desapareció literalmente en una ráfaga, dejando a Charles sin nada más que agregar.

Una noche para olvidar (CHERIK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora