Llevábamos sólo un par de copas cuando Sam me dijo de irnos.
-¿Qué? ¡Si acabamos de llegar!
-Llevamos aquí tres horas y ya perdí la cuenta de cuántos tragos te has bebido, Dean.
-¿Y? -dije indiferente, dado un trago.
-¿Cómo que y? Que estás bebiendo más de la cuenta , y creo que deberías controlarte un poco..
-¡Vete si quieres! Yo me quedaré -dije y me di la vuelta, para marcharme.
-Dean, que bebas no arreglará lo de Cas.. -dijo y me quedé quieto. Sin decir nada y sin mirarle. Bebí de un trago lo que me quedaba en la copa y dejé el vaso fuertemente sobre la mesa.-Hola hermosa -le dije a la rubia que se acercó a pedir una copa- ¿Cómo te llamas? -me miró de los pies a la cabeza y yo sonreí- ¿Qué pasa? ¿Crees que no soy suficiente para ti?
-No aguantarías ni dos asaltos -dijo totalmente segura y yo sonreí aún más.
-¿Qué te apuestas? -me miró pícaranente con media sonrisa y una ceja levantada.
Dió un trago a su copa y me besó, tomándome por sorpresa. Puse mi mano en su cintura y la pegué a mi, demostrándole que en esto no hay quien me gane.
-Vaya -dijo cortando el beso.
-¿Qué me dices ahora?
-Dos rondas tal vez, pero cuatro no -dijo y yo solté una carcajada.
-Acepto la apuesta -le dije y volvimos a besarnos.
-¿Qué tal si vamos a mi apartamento y me demuestras de lo que eres capáz? -dijo mordiéndome el cuello.
-Estoy deseándolo, preciosa -dije apretándole el culo.Desperté y sin necesidad de abrir los ojos me vinieron varias imágenes a la cabeza, y una de ellas era una rubia a cuatro patas.
Sentía el brazo izquierdo dormido y cuando miré, la chica estaba aún con los ojos cerrados. Intenté quitar el brazo sin despertarla, pero nada más hacerlo se desperezó y me miró aún con sonrisa seductora.
-Buenos días -dijo recorriendo con su mano todo mi pecho.
-Buenos días.. -sonreí apenas.
-Me voy a dar una ducha ¿Te vienes?
-No, no. Tendría que irme ya.
-Por mi no tengas prisa -me besó.Entró a la ducha y yo cogí el móvil por si Sam me había hablado y efectivamente, tenía un mensaje de él.
-¡Oye!
-¿Sí? -gritó desde la ducha.
-¿Sabes dónde está el restaurante Nando's?
-¡Sí, trabajo allí! -mierda- ¿Por?
-Es que tengo que ir por un caso..
-¿Un caso?
-Ya te explicaré. Iré a buscar ropa del maletero, ya vuelvo.
-¡Está bien!
Me puse sólo los pantalones y los zapatos, ya que el coche estaba justo enfrente.
-Oh -dije al entrar y ver a la rubia desnuda, secándose- Qué rápida.
Se acercó lentamente y me acarició el torso.
-¿Sabes? Ayer ganaste la apuesta.. -se mordió el labio y yo sonreí.
-Jamás pierdo una apuesta, y menos si se trata de eso.
-Bueno, pues aquí va tu premio.. -dijo bajando lentamente, mientras me quitaba los pantalones y sin apartar ni un segundo la mirada de la mía.
Oh Dios.
-Oh.. -solté cuando se metió mi polla en su boca- ¡Dios! -apreté los ojos y puse una mano sobre su cabeza, siguiendo el ritmo- Dios..sigue..
Ésta sí que sabe.
Un par de minutos después entré al baño para ducharme tras una increíble mamada.
Me miré al espejo y toda la excitación que tenía desapareció al segundo.-¿Qué diablos haces, Dean? -me dije a mí mismo.
Sí, lo hicimos cuatro veces seguidas y tuve un buenos días increíble, pero ¿realmente quiero esto? Porque no me siento como debería, quizás aún sea muy pronto para todo esto.. o quizás sólo necesito un par de polvos más para sentir lo mismo que antes.-Bueno, Lucy ha sido fantástico en serio -le dije mientras entrábamos- Pero ahora tengo trabajo.
-Sí, yo también lo he disfrutado -sonrió y le devolví la sonrisa con un beso, bajo la mirada de mi hermano.
-Te veré luego -le dije y se marchó, por lo que me acerqué a Sam.
-¿Qué? -le dije con mala cara.
-No he dicho nada.
-Mejor.
-Tú sabrás lo que haces..
-¿Qué caso hay? -dije para cambiar de tema.
-Dean, de verdad que vas a.. -estaba diciendo, pero le corté.
-Mira, si vas a empezar con tu estúpida charlita me voy ¿vale? -rodó los ojos.
-Está bien, hablemos del caso..
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Destiel
RandomEs una continuación alternativa de Sobrenatural y más personal sobre Dean y Castiel. Sam ya hacía un tiempo que se había dado cuenta de los sentimientos de Dean, cosa que éste negaba. Sobra decir que hasta el propio Crowley se había dado cuenta de l...