En la cocina se hallaba una niña de cinco años y un enfurruñado niño de nueve, ambos de cabellos oscuros. La preciosa Alice se paraba sobre un banquillo para alcanzar la mesa donde preparaba una mezcla de un color grisáceo, y el niño -Frank- estaba parado mirando fijamente a una esquina embarrado de los pies a la cabeza con barro.
Su madre, una mujer de largo cabello rubio atado en un par de trenzas que caían por su espalda, se encontraba de espaldas a ellos escribiendo de manera apresurada en un largo pergamino.
Frank miro a su madre distraída, sonrió de manera traviesa y se acerco lentamente a su hermana que tenía la cara manchada. Extendió su mano al llegar allí y la dejo caer dentro del tazón que contenía una enorme cantidad de chispas de chocolate.
Alice le dirigió una mirada mortal.
—Así no es —se burlo el niño en voz baja para que su madre no oyera.
—Claro que sí —replico ella.
El niño arrebato la cuchara de sus manos salpicándola de chocolate. Ella se enojo, miro a su madre para ver si seguía distraída- y así era pues Hannah empezaba a murmurar maldiciones entre dientes y salpicar su camisa blanca de tinta-, y metió la mano en la mezcla -que olía curiosamente como pañal sucio- andes de pasarla por la cara de su hermano. Frank- ignorando la vocecita en su cabeza que suplicaba desesperada que no probara tal veneno- pasó un dedo por su cara y lo metió en su boca.
Puag, escupió arrugando la nariz —¿Que le has hecho?
—¡Solo seguí la receta! —se defendió su hermana, escondiendo de la vista del niño la maceta sin flores, y las hojas de mandrágora que había encontrado por allí.
—Horrible receta.
—¡No es horrible! —Grito ofendida haciendo explotar la mezcla sobre ellos.
Su madre se dio la vuelta en ese instante pareciendo realmente enojada, justo para ser bañada con la sustancia que tenían intención de convertir en galletas. Frank y Alice se miraron, la miraron, y se volvieron a mirar antes de estallar en carcajadas.
Alice lamió la crema que quedo en su cara e hizo una mueca. Puag —¡Es horrible! —exclamo, prometiéndose a sí misma no volver a desviarse de la receta en la próxima ocasión. Pero por la cara rojiza de rabia de su madre, tal vez no hubiera otra ocasión.
Personajes: Hannah Abbott como la madre ocupada – Frank Longbottom II como el niño lleno de barro – Alice Longbottom II como la niña que no sabe cocinar.
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Historias Perdidas || Tercera Generación
Fanfiction¿Que pasa si mezclamos magia, un grupo de niños y hormonas? ¡Muchas cosas sin sentido! Y aventuras que, seguramente, no confesarían ni bajo un crucio. ¿James y Albus usando un tutu? ¿Teddy en una cita con Bill Weasley? ¿Scorpius enamorado de una pe...