CRUSH
Lily Luna Potter chilló entre dientes, colorada desde la cabeza a la punta del dedo gordo, cuando su madre puso entre sus manos un enorme fajo de cartas sonriendo como un tiburón.
—¡Oh, no! ¡Oh, por favor, no! —Suplico en voz baja, mortificada— ¡Dime que no las has leído!
Su madre la envolvió entre sus brazos aún riendo
—Leído, estudiado y memorizado —dijo revolviendo sus cabellos rojizos— pero tienes suerte que haya sido yo quien las encontró y no tu padre.
¡Merlin, no!, pensó Lily aterrada.
La sola idea de que su padre leyera esas vergonzosas cartas, que escribió en plena revolución hormonal, y que jamás se enviaron, la mortificaba al punto de querer meter la cabeza en un agujero y no sacarla hasta el próximo siglo.
—¡Enamorada de tu profesor! —Exclamó su madre radiante— ¡Eras tan tierna!
—¡Mamá!
—¡Bah! Cariño, no hay nada de qué avergonzarse.
—Mamá, por favor, para.
—Es completamente normal tener un crush en un hombre mayor.
—¡MAMÁ! —gritó con voz aguda— Podemos, por favor, simplemente fingir que nunca encontraste estas cartas. Te lo suplico.
Ginny chasqueo la lengua e hizo un puchero con los labios como si fuera una niña pequeña
—Me quitas la escaza diversión de la maternidad.
La chica gruñó dándose media vuelta y subiendo por las escaleras en dirección a su habitación a paso veloz, seguida de cerca por su madre. Ninguna de las dos notó que dejaron olvidadas las cartas en la mesa de la cocina.
James Sirius cubrió su boca dando un largo bostezo mientras se arrastraba a la cocina de la casa.
En su camino tropezó con Bonny, el pequeño y espantoso, gato egipcio de su hermana: una minúscula cosa sin pelo y de color rosa que parecía suplicar su muerte con la mirada. El chico se estremeció, como cada vez que compartía una mirada con el desgraciado animal, y lentamente retrocedió mientras los ojos azules del bicho lo asediaban. "Por favor mátame" parecía suplicarle.
Mientras retrocedía su espalda toco la mesa y su mano rozó un paquete de cartas. James lo miro brevemente notando que lo único que podía entender sin sus lentes era el apellido Malfoy, se encogió de hombros suponiendo que su hermano había olvidado enviarlas y las llevó consigo a la cocina donde se las dio a su lechuza Speed.
Lily bajó mientras él tomaba su cuarta taza de café con cereales frente al televisor.
—¿No se supone que eres un hombre independiente desde hace un año? —Se burlo, arrebatando el control de la tele.
—¡Hey! —Se quejo en dirección a su hermana— ¡Eso era mío! —Reclamó cuando Albus llegó y tomó su taza de café con cereal–. Y sí, tengo mi propio lugar, pero vine a pasar la tarde porque mamá me extraña.
—¡No es cierto! —Gritó su madre desde el segundo piso.
Lily sonrió a su hermano mientras este miraba a las escaleras con una expresión de pura indignación.
—¡Puag! —Albus escupió el contenido de vuelta en la taza antes de ponerla en las manos de su hermano— ¿Cómo puedes tomar esto? ¡Es asqueroso!
—Nadie te ofreció —Contestó de mala gana mirando su taza antes de encogerse de hombros y seguir comiendo— Por cierto, envié las cartas que olvidaste. De nada, monstruo.
—¿Qué cartas? —Preguntó confundido.
—Las que dejaste sobre la mesa
—Yo no deje... —Se interrumpió cuando Lily dejó caer el control que se estrelló en el piso partiéndose a la mitad —¡Lily!
—¡Hey! ¿Estás bien, Lily?
—¡Oh, Dios! —Murmuro ella.
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Historias Perdidas || Tercera Generación
Fanfiction¿Que pasa si mezclamos magia, un grupo de niños y hormonas? ¡Muchas cosas sin sentido! Y aventuras que, seguramente, no confesarían ni bajo un crucio. ¿James y Albus usando un tutu? ¿Teddy en una cita con Bill Weasley? ¿Scorpius enamorado de una pe...