Tantas cosas que muero por decirte, tantas de esas que no me atrevo, no debo, sería demasiado arriesgado.
Eres intocable, puedo tenerte tan cerca, justo al frente y aún así no logro alcanzarte, podría decirte que me dejo hundir en tu mirada, justo en el océano que se esconde en tus ojos azules, sin embargo, no debo, sería demasiado arriesgado.
Podría decirte que muero y vuelvo a la vida cuando sonríes y ese hoyuelo se hace notar, podría decirte también que con tu aroma me suelo embriagar, que con aquella canción que tanto te gusta suelo imaginar que me besas mientras que las estrellas nos observan, pero no debo, sería demasiado arriesgado.
Eres ese caso que aunque quisiera nunca podría llevar a cabo, pensándolo bien sería mejor decirte que eres ese problema que nunca me gustaría resolver, podría dejarlo justo así. Podría decirte que me gusta mucho tu piel, lo increíble que se ve cuando los rayos de sol chocan contra ella. También podría decirte que me vuelve loca lo ronca que suena tu voz al otro lado de la línea, sin embargo, no debo, sería demasiado arriesgado.
Incluso cuando no sabes qué decir, incluso cuando te molesta que me tenga que ir, podría decirte que tienes esas pequeñas cosas que me hacen sonreír.
Existe alguna clase de chispa dentro de mí que se acciona cuando se te escapa una mala palabra, podría decirte que en ti no queda tan mal la palabra idiota, tienes esa clase de locura que me hace perder la cordura.
Entre nosotros dos solo existen puntos suspensivos y algunas frases con doble sentido, podría decirte que una vez prometí que tendría punto y final, pero arruinas todos mis planes y algunas comas tengo que agregar.
Podría decirte que más de una vez al responder tus mensajes, escribí esto y lo borré en un dos por tres, podría decirte que me gustan tus preguntas sin sentido o lo cómoda que me siento a tu lado, sin embargo, no debo, sería demasiado arriesgado.
Eres la última hoja que está apunto de caer al suelo, podría decirte que correría lo que fuese para llegar a tiempo y tenerla entre mis dedos, podría decirte que cuando el día está nublado cierro los ojos e imagino que te tomo de la mano, que te sonrojas con el gesto aunque quererte sea pecado. Podría decirte muchas cosas, perder el tiempo diciendo que me gusta la forma en la que me miras cuando estoy distraída, podría jurar que me observas como si fuese una fruta prohibida, podría decirte que me gusta cuando hablamos por horas, todos los juegos tontos que tenemos para entretenernos, podría decirte que me encanta lo contagiosa que es tu risa, podría decirte que algunas veces te extraño, que echo de menos todo lo que fuimos, también podría decirte que algunas veces suelo odiarte, mejor dicho, no te odio a ti, odio quererte tanto y no poder evitarlo, sin embargo, no debo, sería demasiado arriesgado, porque no me perteneces.
Eres eso que quiero, pero no debo tener, podría decirte que me enoja no ser la persona que se encuentra a tu lado y no poder hacer lo que quisiera, podría decirte que ella no te merece, podría decirte que eres mucho hombre para tan poca mujer, sin embargo, no debo, sería demasiado arriesgado, porque no me perteneces.
Cuando las luces se apagan y el frío llega, podría decirte que me gustas, podría decirte lo lindo que te ves cuando te sientes solo, cuando ella no te hace sentir en paz, cuando corres a mis brazos y encuentras un hogar. Podría decirte que me siento bien cuando preguntas por mí, cuando me invitas a salir para fugarnos por ahí, podría decirte que tu cercanía me hace sentir nerviosa, que me haces titubear y que todos mis sentidos logras acelerar, sin embargo, no debo, sería demasiado arriesgado, porque no me perteneces.
Podría decirte muchas cosas que aún faltan por decir, sin embargo, no debo, sería demasiado arriesgado, porque no me perteneces.
ESTÁS LEYENDO
Lo que escribo cuando estoy rota
RandomCada palabra que está escrita aquí, es únicamente mía. Palabras amargas o dulces, van dirigidas a una sola persona. Aunque hay veces en las que solo son mías, no van dedicadas a nadie, simplemente es lo que siento. Son las cosas que guardo, de la...