Capítulo 15

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Y así continuaba, mirando a su líder con cara de perrito abandonado mientras este lo ignoraba olímpicamente, demasiado concentrado en quitar los colores de la pizarra, fingiendo que lloraba cada vez que borraba algún dato. Definitivamente le había afectado el no encontrar solución a aquella incógnita de la colilla, pero cualquiera vencía al ingenio de Dong Woo el cual, por cierto, estaba demasiado inquieto y hambriento como para quedarse más de dos minutos sentado en la misma posición.

Se levantó siguiendo el olor de la comida que salía de la cocina, con toda la inocencia del mundo y ajeno a los sonidos que salían de ella.
- ¡Yeey! ¿Qué comemos? - preguntó entrando con una sonrisa de oreja a oreja que se le congeló al ver la escena que tenía delante de sus ojos... podía jurar que Myung Soo había cocinado a Sung Yeol por cómo le estaba comiendo la boca en aquellos momentos - yo... ahora... ¡¡ah, quietos ahí!! - gritó de repente mientras ambos se habían separado, con cara de circunstancias al haber sido pillados pero agradeciendo que no fuese el líder el que se encontraba anonadado bajo el marco de la puerta.
- Tiene una explicación – soltó Sung Yeol mientras Myung Soo gruñía un poco y se giraba como si aquello no fuese con él, removiendo lo que estuvieran cocinando en aquella olla.
- ¿En serio? ¿¡Y cual es!? - preguntó Dong Woo con toda la intención de tomar asiento, coger palomitas y sentarse a escuchar la historia.
Como si hubiera sido llamado Hoya apareció rápidamente bajo el marco de la puerta.
- Lo he perdido de vista dos segundos, ¿llego tarde? - preguntó mirando fijamente a Myung Soo que lo miró con los ojos entrecerrados.
- ¿Tú qué crees? - le preguntó de vuelta señalando al rapero mayor y como había terminado sentado sobre la bancada de la cocina con toda la intención de quedarse allí.
Hoya soltó un suspiro antes de coger a su hyung por el brazo y empezar a sacarlo de allí.
- Ven conmigo hyung, yo te lo cuento...
- ¡¡Pero es más interesante aquí!!
- Un momento, ¿¡cómo que "yo te lo cuento"!? ¿Qué sabes tú que no sepa yo? - se quejó Sung Yeol con los ojos abiertos como platos mientras se giraba hacia Myung Soo, este encogiéndose de hombros.
- Digamos que Hoya y yo teníamos una especie de pacto desde hace unos días... él me ayudaba y yo le ayudaba, fin... ven y ayúdame con esto – le pidió el visual mientras Hoya había logrado sacar de allí a Dong Woo prometiéndole que iba a contarle toda la historia y que además después de eso irían a practicar a la agencia unos pasos que tenían en mente.
- ¿Y en qué le has ayudado tú? - le preguntó Sung Yeol molesto, bien podía recordar que era cierto que desde hace unos días esos dos parecían más cercanos de lo normal.
- Con Dong Woo, obviamente, ¿en qué demonios andas pensando? - le replicó mientras apagaba el fuego y empezaba a repartir el arroz.
- ¿Con Dong Woo? ¿Hoya y Dong Woo? ¿En serio?
Myung Soo lo miró como si se hubiera vuelto irremediablemente loco.
- Eres idiota, definitivamente...
Por supuesto los gritos de Sung Yeol no se hicieron esperar, pero para Myung Soo era sumamente fácil hacerlos callar.

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- Entonces, ¿te vas a la agencia? ¿Ahora? - le preguntó Woo Hyun a Sung Kyu mientras este estaba en la entrada poniéndose los zapatos.
- Ya te lo he dicho, el manager quiere que vaya a por unos papeles que se han dejado allí, les eche un vistazo y los firme – le volvió a decir por segunda vez – y sí, tiene que ser hoy así que no pongas esa cara.
- Pero es nuestro último día libre...
- Tengo que ir Woo Hyun-ah
- ¡Pues voy contigo! - contestó con una sonrisa mientras el líder lo miraba terminando de ponerse su "traje anti reconocimiento" - y si quieres podemos ensayar o algo... esos no parecen tener demasiadas ganas de salir.
- Es nuestro día libre, ¿para qué íbamos a salir? - preguntó Sung Jong que se encontraba buscando películas de zombis en su ordenador portátil con toda la intención de ver todo el repertorio y de paso traumatizar a Dong Woo, este último le rogaba a Hoya que se fuesen con Sung Kyu a la agencia.
- Íbamos a ir de todas formas, ¡¡vamos ahora!! - le pidió con los ojitos llenos de lagrimitas a los cuales por supuesto Hoya no pudo hacer frente.
Soltó un suspiro y asintió girándose hacia Sung Kyu, este último dijo que por él no había problema, y que incluso le venía mejor porque así irían en coche.
- ¡Genial, voy a por las llaves! - se animó Dong Woo entrando en su habitación para ponerse su gorra verde con alitas y buscar su mochila, sí, esa en la que cada día que pasaba habían más cosas dentro.
- Pues nada, nos vamos nosotros... ¡sed buenos! - se despidió el líder con Woo Hyun sonriendo de oreja a oreja, Dong Woo dando saltitos mientras hacía sonar las llaves entre sus manos y Hoya caminando con las manos en los bolsillos y una dulce sonrisa en su rostro.
- ¡Eso deberíamos decirlo nosotros! - gritó Sung Yeol.
- Hyungs, ¡¡usad protección!! - se despidió el menor.
- ¡¡CIERRA EL PICO!!
Y el grito de Sung Kyu fue lo último que escucharon cuando las puertas del ascensor se cerraron en dirección al garaje.

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Por supuesto la aventura en coche fue de lo más divertida, teniendo en cuenta que Dong Woo era un experto conduciendo el único problema que había era que le ponía entusiasmo a todo, hasta a ponerse a bailar en cada semáforo en rojo que paraban e inventándose pasos de baile que no hacían si no que Sung Kyu se pusiera de los nervios.
- ¡¡Dong Woo, está verde!! - le gritó por cuarta vez.
- Relájate, la agencia no se va a ninguna parte – le respondió mientras a su lado Hoya se encontraba mirando tranquilamente por la ventana viendo los árboles pasar, bastante acostumbrado de ver a su hyung al volante.
A decir verdad era sumamente cómodo que su pareja tuviese carnet de conducir, en más de una ocasión se habían escabullido los dos a cenar por ahí mientras estaban haciendo sus promociones.
Una sonrisa apareció en su rostro, ahora que eran pareja "oficialmente" podían sacarle más provecho a aquello...

El viaje a la agencia no duró demasiado, quizás hubieran tardado un poco menos de no ser porque Dong Woo había parado de repente al lado de la calzada para enseñarle a Hoya una tienda que habían abierto hacía poco y a donde tenían que ir.

Sung Kyu salió al garaje arrastrando los pies, con la energía desapareciendo con cada paso que daba mientras veía como esos dos raperos locos echaban a correr hacia las escaleras, perdiéndose vete tú a saber en cuál de todas aquellas salas para entrenar y bailar hasta que alguno sufriera un infarto o un ataque de deshidratación.

- ¿Dónde dices que tenemos que ir? - preguntó Woo Hyun a su espalda, haciendo que el líder diese un pequeño respingo al darse cuenta que se le había olvidado completamente que el menor estaba a escasos centímetros de él y, por supuesto, con las imágenes de la noche pasada rondando por su mente.
- De...despacho...
Subieron en silencio, solo los pasos escuchándose en las escaleras y seguidamente en el pasillo, entrando al despacho donde un montón de papeles les dieron la bienvenida.
- ¿TODO ESTO? - gritó Woo Hyun el cual no tenía ni la más mínima intención de pasarse la maldita tarde allí encerrado viendo a su hyung firmar papeles, ¡¡él quería hablar con Sung Kyu!!
- No seas idiota, son esos – gruñó el mayor señalando una esquina donde cuatro papeles parecían reírse de la cara de espanto que había puesto Woo Hyun.

El tiempo pasó lento no, lentísimo, o al menos eso le pareció a Woo Hyun al que esos cuatro papeles le habían parecido cuatrocientos. No fue hasta que Sung Kyu dejó el bolígrafo sobre la mesa y se levantó del sillón que soltó el aire retenido y esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿A qué viene esa cara de idiota? - preguntó Sung Kyu sin fiarse demasiado el menor.
- A que ahora podemos ir a ensayar – contestó con toda la inocencia del universo mientras cogía al líder por el brazo y empezaba a arrastrarlo por el pasillo.
Pasaron por una de las salas que estaba iluminada y de la que salía un pequeño sonido, adivinando en cuestión de segundos donde se encontraba la pareja de raperos.
Por supuesto la pasaron de largo, yendo a la última habitación de aquel pasillo en la cual Woo Hyun entró con una sonrisa mientras encendía las luces dejándole ver a Sung Kyu donde habían ido a parar.
- ¿Para qué demonios hemos venido a la sala de instrumentos? - le preguntó mirando los diversos instrumentos musicales que allí habían, reparando sobre todo en el precioso piano blanco que allí descansaba y en el cual había pasado infinidad de horas practicando.
Sung Kyu se giró al mismo tiempo que Woo Hyun cerraba la puerta.
Cerraba la puerta con pestillo mientras una sonrisa ladeada aparecía en su rostro.
- Porque está insonorizada – fue la escueta respuesta del menor, acercándose en cuestión de segundos hacia su líder, esos mismos segundos en los que Sung Kyu comprendió para qué habían ido allí.
Maldito niño, definitivamente iba a ser su perdición.

Veinticuatro HorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora