Capítulo 13

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- Joder, yo no quiero quedarme ahí encerrado si tengo que terminar con esas pintas – se sorprendió Sung Kyu al ver a Sung Yeol salir de allí completamente colorado y con la mente en algún lugar lejano.
- Es como una sauna, me voy a la ducha – atinó a decir el más alto perdiéndose dentro de casa y encerrándose en el baño ante la atenta mirada de todos los allí presentes.
- ¿Qué demonios ha pasado ahora? - preguntó Hoya sentado en el suelo y con la espalda apoyada en el sofá, se había quedado con el maknae y Woo Hyun en el comedor viendo algo de televisión.
- Algo raro... esos dos traman algo – sospechó Sung Kyu que a estas alturas y después de lo vivido con la pareja de raperos ya no sabía qué pensar al respecto.
- No empieces de nuevo con eso hyung, al final optaremos por meterte en el manicomio – gruñó Woo Hyun.
- ¡¡Pienso descubrir todos los secretos de esta familia aunque la vida me vaya en ello!! ¡La colilla es sospechosa! - la señaló todavía situada sobre la mesa y con aquel foco apuntándola como si de un criminal se tratase – esos dos son sospechosos – señaló esta vez a Hoya y Dong Woo, este último había terminado con la cabeza apoyada sobre las piernas de Hoya y tirado todo lo largo que era en el suelo.
- ¿Qué hemos hecho ahora? - preguntó Hoya frunciendo el ceño – más sospechoso eres tú saliendo de la habitación de Woo Hyun en calzoncillos en mitad de la noche.
- ¡¡Que hacía un calor de los mil demonios!! ¡Tú ibas peor!
Dong Woo los miraba a ambos desde su posición sin entender demasiado de qué iba aquello pero optó por no meterse en las peleas de Hoya y Sung Kyu; esos dos se querían mucho pero peleándose eran peor que una bomba nuclear.
- A lo que iba, vosotros sois sospechosos y ahora mismo aquellos dos también – señaló por el pasillo que llevaba a las habitaciones y al único baño de la casa.
- Vamos, que aquí la persona más normal de todos soy yo – concluyó el maknae haciendo que los allí presentes lo mirasen como si estuviera loco.
Sung Jong se encontraba tirado en el suelo sacándose fotos con el móvil, pero no solo eso, se las sacaba junto a uno de sus osos de peluche favorito, haciéndole carantoñas y mimitos.
- Ni de coña – dijeron los cuatro presentes viendo aquella escena.
- Bueno pues cuando venga Myung Soo le preguntas qué le pasa – concluyó Hoya que de los allí presentes era el único que podía hacerse una idea de lo que había pasado - "Bien por Myung Soo, me alegro".
- Por supuesto que lo haré, es más, pienso descubrir todos los secretos de esta casa, incluida la colilla, antes de las cinco de esta tarde...

Por supuesto el tono tan terrorífico que Sung Kyu utilizó en aquella frase puso los pelos de punta a todos los presentes. Eso y el hecho de que había vuelto a meter la cabeza en aquella pizarra llena de imanes y anotaciones hicieron a los chicos suspirar.
¿Cuándo demonios iba a acabar aquella tortura? ¡Eran inocentes! Al menos en el tema de la colilla, el otro tema era algo más... peliagudo y no estaban seguros de que a su líder le hiciese demasiada gracia.

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El camino de vuelta a casa se le hizo más largo de lo habitual, y eso que prácticamente iba corriendo en cuanto vio el edificio de ocho plantas al girar la esquina.
Sabía que seguramente Sung Yeol estaría en la ducha, batallando con el agua, o quizás se estaba arrepintiendo, o se lo había contado a Sung Kyu y el líder iba a castrarlo, o quizás y solo quizás se le estaba yendo la cabeza.
Soltó un bufido exasperado mientras el ascensor todavía iba por el tercero piso, sonrojándose levemente cuando llegó al tramo entre el cuarto y el quinto, con aquellas imágenes repitiéndose en su cabeza y el tacto de la piel del mayor todavía en sus dedos.

Salió a tropel, estampando las bolsas contra la puerta al mismo tiempo que la abría y se quitaba los zapatos.
- ¡He vuelto! - exclamó bastante contento de que la primera cosa que viese al abrir la puerta no fuese a Sung Kyu con un cuchillo de carnicero y a un Sung Yeol llorando por el fondo mientras decían que lo habían violado.
Aunque básicamente lo que se encontró tampoco podría considerarse algo agradable de ver.
- ¡Suéltalo de una vez! ¿Dónde estabas ayer entre las cinco y las nueve? - preguntó Sung Kyu paseándose por el comedor, justo delante de la mesa que tenían para comer e interrogando a un Dong Woo sentado en una silla y con un foco de luz alumbrándole totalmente el rostro dándole un aspecto bastante fantasmal.
Al parecer la colilla se había quedado sin su fuente de calor.

El líder paseaba con parsimonia, moviendo entre sus dedos lo que parecía ser el cucharón de la cocina. Myung Soo agradeció internamente que no fuese el cuchillo carnicero.
- Ya te lo he diiiiicho – bufó Dong Woo pero sin perder su sonrisa de oreja a oreja – por ahí, con Hoya.
- ¡Eso ya lo sé! ¡Pero quiero saber qué hacíais exactamente! ¿Deshaceros de algunas pruebas? ¿Dominar el mundo? ¿Nuevas canciones? ¿Conspirar? ¿Tramar algún plan para vengaros de mí?

Veinticuatro HorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora