IX

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"No la mires demasiado👀, esos mundos cerrados y a la vez prohibidos 🚫 suelen tener un poder de atracción"

"No la mires demasiado👀, esos mundos cerrados y a la vez prohibidos 🚫 suelen tener un poder de atracción"

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Narra Cristóbal

Aurora tenía el cabello lleno de harina y yo la camiseta de huevo, no recuerdo la última vez que me había divertido tanto con alguien. Ella me decía que desde hace rato las tortas de estaban quemando pero no me había percatado del todo de eso.

Cuando Aurora cayó encima de mi, tenía unas ganas inmensas de abrazarla, era tan frágil, tan pasiva, ella tan de alma y sueños y yo tan de carne y huesos. Reaccioné cuando el fuego subió más allá del sartén y cuando escuché la voz furiosa de mi madre.

Ayudé a Aurora a pararse y la dejé a un lado, corrí a buscar el extintor de fuego y lo apague antes de que se volviera un incendio. Mi madre seguía en la entrada de la cocina enojada. Tiró la cartera cuando grito de horror por el fuego.

—Mamá—me limité a decir—Menos mal que se apagó

—Aurora cielo, nos das un minuto—le dijo mi madre en señal de desaprobación, si Aurora hubiese visto su reacción se hubiera sentido mal

—Claro—susurró ella mientras salía con pasos de miedo de la cocina

La cocina está echa un caos, la pared del lado de la estufa está ahumada, la mesa llena de harina y en el suelo residuos de cáscara y huevo. Parecía que una manada de gorilas habrían cruzado por aquí.

—En primer lugar, limpia todo este desorden—comenzó a decir mi madre, me senté pues ya se lo largo que son sus sermones—Y en segundo sabes muy bien lo que opino al respecto de que te relaciones con chicas del instituto

—Nunca he entendido esa estupida opinión Mamá—le dije comenzando a enfurecerme

—Soy tu madre, baja la voz—me dijo fulminandome con la mirada

—Soy mayor de edad—le dije pasivamente—Puedo hablar con quien quiera

—Suficiente—gritó mi madre—No voy a permitir que estés con una ciega

—Como diablos puedes ser directora de ese instituto si rechazas a las personas de allá—le grite furioso, mi madre me miró y me dio una cachetada

—Limpia el desorden—no dijo una palabra más y salió de la cocina

Me sentía impotente y mal de que mi madre pensara de esa manera, qué pensarían los estudiantes del instituto si supieran lo que opina su "distinguida" directora de ellos. Salí de la cocina aterrado de que Aurora haya escuchado la discusión, pero no estaba en la sala.

La melodía de tus ojos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora