21:10hrs.
Dado a que Sean y yo cenamos con los muchachos, no tuvimos necesidad de cocinar al llegar al apartamento. Amelia me había dejado una nota pegada al refrigerador donde me decía que se quedaría donde una amiga dado a que tenían que terminar un asunto con respecto al matrimonio de la misma y, como sabía que no iba a regresar temprano, prefirió quedarse a dormir en su casa.
Sean y yo nos encontrábamos tirados en el sillón frente a la Tv, viendo un reallity show de MTV mientras comíamos palomitas. Creo que debido a la mini sesión de entrenamiento que me dio Halle hoy me siento más relajada, incluso podría decir que me veo como si estuviera drogada.
— ¿Y cómo te sentiste al entrenar con Halle? —Preguntó mientras rodeaba mis hombros con su brazo.
—Bien. Me invitó a practicar con ella todos los sábados y domingos.
— ¿Aceptaste?
—Sí —me encogí de hombros—. Creo que será divertido. —Lo miré a los ojos—: ¿Qué opinas tú?
—Si te diviertes y te sientes cómoda con eso, para mí está bien. —Besó mi frente haciéndome sonreír.
—No sabía que practicabas boxeo.
— ¿Creías que este cuerpo solo salió por jugar basketball? —Cuestionó alzando una ceja con diversión. Rodé mis ojos y el moreno rió—. Practico boxeo desde los dieciséis.
— ¿Y basketball?
—Desde los cinco años.
—Un chico atlético es lo que tengo a mi lado entonces. —Asintió con la cabeza y yo negué con la mía, sin dejar de sonreír. Me acerqué hasta sus labios y deposité en ellos un corto beso.
—Eres un presumido. —Susurré contra sus labios.
— ¿No te cansarás de llamarme así?
—Me cansaré cuando tú te canses de presumir. —Él sonrió y volvió a unir nuestros labios, esta vez un beso más largo que el anterior. Su lengua pidió permiso de entrada a mi boca y con gusto yo se lo concedí.
Las caricias que comenzaba a darme estaban haciendo que algo en mí se despertara, mi corazón comenzó a latir con rapidez dentro de mi pecho mientras que mis manos y pies hormigueaban. Me separé por un momento de sus labios y tomé aire, mi respiración era agitada al igual que la de él. Sabía a dónde nos llevaría esto.
—Yo... —aclaró su garganta—. Lexa, si no... —Puse mi dedo índice sobre sus labios y le sonreí levemente.
—Sólo dime que viniste preparado. —Una sonrisa pícara surcó sus labios antes de volver a unirnos esta vez en un apasionado beso. Apartó de nosotros el bol donde se encontraban las palomitas y lo dejó en la mesilla frente a nosotros. Con un rápido movimiento de su parte quedé bajo su cuerpo mientras que su boca se ocupaba de la mía y sus manos en tocar cada parte de mi piel. Un escalofrío me azotó en cuanto sentí sus manos por debajo de mi blusa, muy cerca de mis senos, su dedo pulgar acarició la tela de mi brassier haciéndome estremecer de pronto. Jadeé y me separé de su boca—. S-sean...
— ¿Qué sucede?
—Vamos a mi habitación. —Con dificultad se levantó de mi cuerpo y apagó la Tv, tomé su mano guiándolo hasta mi recamara, al entrar hice que se sentara sobre mi cama mientras que yo me quitaba la blusa y poco después me senté a horcajadas sobre sus piernas. Su boca hacía un recorrido corto desde mi mentón hasta mi pecho mientras que mis manos se perdían entre las hebras de su cabello castaño. Jadeé en cuanto su boca hizo contacto la piel de mis senos y sus manos jugueteaban con el broche de mi sujetador.
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Mala Combinación. (Saga L.A. #1)
JugendliteraturÉl: calmado cual río después de una fuerte tormenta. Ella: una furia hecha mujer. Él: paciente cual pereza. Ella: El día que se repartió la paciencia como virtud, Faith hizo la fila para la impaciencia. Él: Optimista. Ella: Pesimista. Aunque se lla...