Sleep on the floor

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"Aveces llega ese miedo atronador y la sensación sofocante de estar atrapada, las ganas de querer salir corriendo, de escapar porque este espacio es muy pequeño"

Abrí mis ojos después de las suaves caricias de mamá, ella no solía acariciarme, bastamente me abrazaba cuando era mi cumpleaños o era realmente necesario, sabía que me amaba, yo la amaba pero demostrarlo no era nuestro fuerte

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Abrí mis ojos después de las suaves caricias de mamá, ella no solía acariciarme, bastamente me abrazaba cuando era mi cumpleaños o era realmente necesario, sabía que me amaba, yo la amaba pero demostrarlo no era nuestro fuerte. Me miraba con pesar, sus ojos enrojecidos e hinchados como se me ponían a mi cuando pasaba horas llorando porque me había molestado con ella o con papá, aunque era raro molestarme con papá, era por mucho mi persona favorita en el mundo.

-Hola bebé- saludó mamá con una voz dulce y cautelosa.

-¿Qué pasa mami?- seguía envuelta en mis cobijas de unicornio, la única luz en la habitación era la proporcionada por la lámpara a un lado de mi cama. Mi madre no dijo nada al instante, en vez de eso puso su mano en mi mejilla y deslizo su pulgar sobre mi piel.

-Te amo Morgan, no pasa nada nena, duerme, mañana todo estará bien- debí notar que me mentía, debí tener algún presentimiento, debí insistir y preguntar qué estaba pasando pero era tan solo una niña adormecida de 9 años, no puedes pedirle mucho a una niña adormecida de 9 años.

-También te amo mami- contesté y volví a acomodarme sobre mi almohada cayendo en la inconsciencia en un santiamén.

Escalofríos, eso era lo que me provocaba ver todas aquellas flores en el jardín, los bancos acomodados uno tras el otro para que los invitados pudieran sentarse para ser testigos de la solemne unión

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Escalofríos, eso era lo que me provocaba ver todas aquellas flores en el jardín, los bancos acomodados uno tras el otro para que los invitados pudieran sentarse para ser testigos de la solemne unión. Todo era tan hermoso y diáfano, perfectamente acomodado por las manos pulcras y delicadas de mi madre y su maravilloso equipo de trabajo, debía estar encantada por tenerla como mi madre, debía estar encantada porque pronto caminaría hacia el altar donde me esperaba el hombre que me había elegido para pasar el resto de su vida.

No estaba segura de que era lo que debía sentir, pero tenía la certeza de algo, ese escalofrío no era precisamente lo que esperaba, lo que todos allá afuera esperaban de mí. No podía sentir la magia, no había mariposas en mi estomago ¿Por qué no había mariposas en mi estomago?

Cuerdas de LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora