Morgan tenia dos opciones: seguir caminando y casarse con el hombre que toda mujer sueña para vivir la vida que toda mujer sueña o tomar la dirección contraria y huir de ahí con un completo desconocido, sin rumbo, sin planes, sin reglas. Dos caminos...
" Ha dolido, algunas caídas han dolido más que otras, a veces el golpe me deja sin aire, a veces las ganas se me agotan y solo quiero armar mi tienda en la oscuridad, a veces lo único que quiero es rendirme, y no rendirme a los malos momentos sino rendirme en este intento incesante de ser una buena persona, de mantenerme fiel a las cosas que conservan la llama encendida en mi, de pronto solo quiero rendirme y dejar de dar amor cuando recibo bofetadas, quiero rendirme y dejar de creer en las personas, a veces tan solo ya no quiero continuar, y es que duele continuar."
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POV SEBASTIAN
-¿Qué ves?- preguntó con aquellas gemas verdes llenas de eso que tanto me ponía el mundo de cabeza, era el modo en que buscaba algo con aquella mirada, como si se mantuviera en vilo esperando que apareciera algo en medio de la oscuridad, eran los ojos de alguien que ansiaba ver algo distinto.
Sabía que lo que Morgan quería ver distinto se encontraba en el espejo, le dolía ser ella misma, me tomó un tiempo atar los hilos sueltos, aun habían piezas que no lograba encajar por completo pero pasase lo que pasase había algo de lo cual tenía una vaga certeza, ella no era como los demás, ahí estaba, una pequeña huella de las garras de aquellas manada de lobos en la que había nacido, había rastro en ella de todo aquella oscuridad pero también había esperanza, había una luz en su mirada que poco a poco se abría paso con uñas y dientes. Ella no quería ser como ellos y eso para bien o para mal era algo que me intrigaba.
-El arrepentimiento- quitó mis manos de su rostro y se puso de pie buscando alejarse de mí, lo cual no era una tarea fácil considerando los 35mts2 del apartamento -¿Por qué estamos aquí Morgan?
-¿No dejas de hacer esa estúpida pregunta?- bramó masajeando su nuca con los ojos fuertemente cerrados.
-La dejare de hacer cuando por fin la respondas.
-No quiero responderla, hay cosas privadas Sebastián y personas como tú deben respetar eso. Lo único que hacen Declan y tú es inmiscuirse en lo que no les interesa ¿¡No pueden solo dejarme estar!? ¡Quiero estar lejos, muy lejos de esa maldita bruja y toda la mierda que dejo en mí!
¿Qué era? No paraba de preguntarme qué era lo que Margaret Cannon le había hecho a su hija para que la odiara de aquella manera, era típico de ella arruinar a las personas pero todos hablaban del amor que sentía por su pequeña Morgan ¿Era una mentira más? ¿Otra puesta en escena?
-Morgan- me aproximé a ella, quité sus manos de su cuello y esperé a que abriera los ojos –dime, puedes decírmelo.
-No, ya es muy tarde para decirlo- paso a un lado de mi y salió del apartamento apenas tomando el bolso.
No la seguí, la vi por la ventana correr hacia su nueva bicicleta y luego alejarse en ella con su larga cabellera morada ondeando en el viento.
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