You Don't Know

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"Y me haces sentir como si fuera una tonta.
Y me haces perder la cordura. 
Y me haces desear que el mundo se detenga justo cuando estoy entre tus brazos. 
Y me haces soñar con tus labios. 
Y me haces de gelatina. 
Y me haces mil y un cosas a la vez, de mil y un maneras.
Me haces y me vuelves a deshacer. " 

POV MORGAN

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POV MORGAN

Decidí conducir hasta la casa de verano, no había estado ahí desde el día de la boda lo cual no hacía nada fácil continuar el camino de tierra hasta ahí; los arboles alcanzando unos las ramas de los otros a mitad de la carretera antes me habían parecido como un lindo túnel hacia aquella casa pero ahora me recordaban al día en que huí de la boda, no solo eso, ahora parecían un oscuro túnel hacia aquel apartado lugar.

Sebastián permanecía taciturno desde que entré en el auto, en realidad no esperaba que dijera algo, ni siquiera quería escuchar lo que pasaba por su mente solo necesitaba acabar con todo aquello y que desaparecieran de mi vida, no importaba que tanto podía o no sentir por él, aunque fuera injusto de mi parte solo pensaba en quien era su madre, en todo lo que había pasado años atrás, en todo el daño que provocó al enamorarse de mi padre, no debíamos ser, tan simple como eso.

Apagué el motor frente a la imponente casa de tres plantas, alguna vez había sido parte de una granja pero cuando cayó en manos de mi madre la remodeló por completo convirtiéndola en una moderna casa de vacacionar sin perder los rastros de un lugar hogareño, saqué las llaves de la guantera y bajé del auto sin esperar por Sebastián, aunque en esa ocasión si escuché la puerta del auto cerrarse a mis espaldas y luego sus zapatos moverse sobre las piedras de la entrada.

-¿Crees que está bien?- estaba asustado, a decir verdad yo también lo estaba.

-No lo sé- caminé hasta llegar a la imponente puerta de madera y metí la llave en el cerrojo.

Todos los muebles estaban cubiertos por sabanas blancas y sobre ellas una gruesa capa de polvo, eche un vistazo por las habitaciones de la planta baja pero no había ni rastro de Elianna.

-¡Elianna!- gritó Sebastián haciéndome pegar un brinco pero nadie contesto a su llamado.

Subí las escaleras sintiendo aun sus pasos detrás de mí, tal como en los otros lugares de la casa todo estaba cubierto por sabanas como si nadie hubiera estado ahí por meses, comencé a temer que mi madre me hubiera mentido, que después de todo había mentido hasta en el último momento cuando creí ver algo genuino en ella.

-¡Morgan!- llamó Sebastián, me di cuenta de que ya no estaba tras de mí y corrí hasta encontrarlo dentro de la habitación donde me habían preparado para mi boda, Elianna yacía inconsciente sobre la cama.

-¿Esta...

-No- se apresuró él a aclarar desatando las telas con las cuales mi madre la había amarrado a la cama, no pude sino mirar aquella escena horrorizada, fue mi madre quien la ató a la cama como un animal, quien le había hecho sabía el cielo que cosa para dejarla en aquella condición –Eli, Eli despierta por favor soy yo Sebs- Sebastián la tomó entre sus brazos con ternura y la llevó en vilo escaleras abajo sin parar de hablarle.

Cuerdas de LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora