Where It Stays

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"Me di cuenta que la vida era cruda, sin adornos, sin 
bálsamo ni advertencias. 
La vida tal como la conocía no era mas que una mezcla de realidades y retazos de mi imaginación. 
Comprendí que las personas guardaban dentro de sus mentes mucho mas de lo que algún día quisiera comprender, que no solo eran la interpretación de su propio libreto, sino a demás un reflejo de mis actuaciones."  

POV DECLAN

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POV DECLAN

-Gracias por venir Carly.

-No es nada- la mujer que alguna vez fue la dama de honor en mi boda soltó su bolso sobre el sillón cubierto aun por el plástico y miró curiosa a su alrededor.

La sala de la casa estaba repleta de cajas, casi todas ellas cubiertas con papel de satín o dentro de bolsas costosas y llamativas de regalo, todo estaba justo como lo había dejado dos meses antes, todo el mobiliario tapado o por una capa de plástico o por una sábana blanca y desabrida, todo cubierto de polvo como si aquel lugar fuera parte de un lejano espacio en mi recuerdo; parecía abandonado pero lo irónico era que ni siquiera había sido habitado.

-¿Ha llamado?- cuestionó Carly deslizando sus esbeltos dedos por las cajas cercanas a ella.

-No desde la última vez- me senté sobre el pie de la escalera justo frente a la puerta por donde planeaba entrar con mi esposa –quería que fuera con ella ¿sabes? La última vez que me llamó me dijo que me necesitaba y yo le dije que no, temo haberme equivocado.

-¿Qué ser humano sobre la faz de la tierra no teme equivocarse? Hiciste bien Declan, quiero decir es mi amiga pero también debes darte algo de dignidad.

-¿Debo? Ya no sé qué es lo que debo hacer Carly, todo ha cambiado tanto- se me escapó un estornudo cuando mi acompañante sacudió una de las sabanas antes de sentarse sobre el mueble.

-Lo siento.

-No te preocupes- limpié mi nariz y seguí con el hilo de mis pensamientos.

Morgan había desaparecido de nuestras vidas, queríamos pensar que estaba bien pero la verdad es que nadie sabía de ella, ni Carly, ni Margaret, ni siquiera Sebastián aunque era difícil creer que me diría si ella lo llamaba; intenté comunicarme con ella semanas después de aquella llamada pero nada, su teléfono ni siquiera repicaba y entonces supuse que de nuevo había dejado todo atrás para seguir su propio camino, quería que volviera, esperaba que lo hiciera pero más que nunca comencé a sentir miedo de que no lo hiciera, comencé a darme cuenta de que ella no mentía, que no era un juego más, un capricho más.

-Ella ni siquiera sabe de este lugar, tenia aquella imagen en mi cabeza- vi la historia frente a mí, como tantas veces lo había hecho desde aquel entonces –vi este lugar hace un año y lo supe, supe que era para nosotros y que cuando estuviera aquí sonreiría como una niña, amo cuando sonríe así, ella ni siquiera nota lo hermosa que se ve pero es justo ese perfecto instante en el cual más me enamoro de ella, las esquinas de sus ojos se arrugan y no son solo esos labios intensamente rosas los que se curvan en su felicidad, son también las líneas en sus ojos y el brillo en ellos los que la delatan.

Cuerdas de LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora