Victorian Boy » larry stylinson | Traducción Oficial

• CAPÍTULO V •

Advertencia: Harry no estará en paz en lo absoluto en este capítulo.

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     Tras haber sido confundido con un cirujano, Harry fue humillado y superado con timidez. La audaz y digna introducción que había esperado hacer estaba completamente arruinada. Ahora lo marcarían con el apodo grotesco: "el Cirujano", lo que durara su estadía.

     En lugar de unirse a los hombres para una cena tardía—porque cada evento en la Casa Warwick se realizaba siempre a deshoras—se retiró al anochecer.

     La habitación que le asignaron había pertenecido al hermano mayor de Louis. Las paredes eran, por supuesto, de color rojo. Harry extrañaba las serenas paredes grises de su habitación en casa y su mobiliario georgiano sin pretensiones. El gusto de Louis era una pesadilla Rococó adornada, con molduras de oro, esculturas y techos de mármol. 

     Harry estaba bastante seguro de que la habitación estaba embrujada y pensaba que el fantasma del hermano de Louis, que aparentemente había muerto en la misma habitación, lo mantendría despierto toda la noche, pero apenas podía oír sus propios pensamientos sobre el ruido de la planta baja. Los hombres bebían y jugaban hasta el amanecer.

     Charles estaba conmocionado cuando entró en la habitación de Harry para vestirlo en la mañana. 

          —¿Está usted enfermo, su gracia?

          —No, cansado. No obtuve ni un pestañeo de sueño. —él se quejó mientras Charles abotonaba su camisa. — ¿Cómo pudo dormir con ese espantoso ruido de anoche?

     Charles lo calzó en sus pantalones, la pierna izquierda y luego la derecha como lo había hecho todos los días desde que Harry era pequeño.

          —Los cuartos de los sirvientes están en el ala oeste. Dormí como un tronco. Theodore lucía espantoso. Se retiró tarde, con su maestro, y tuvo que levantarse temprano para asegurar las estrellas de la carrera a tiempo. El duque de Warwick es un horror—dijo.

     Harry se sentó en el borde de la cama mientras Charles sujetaba sus botas de montar. 

          —¿Está usted seguro de estar preparado para esto, su gracia? No quiero hablar fuera de turno, pero nunca ha corrido antes...

          —Charles, he estudiado física desde que tenía cuatro años. Podía recitar las leyes de movimiento de Newton antes de que la mayoría de estos hombres pudieran cabalgar. Si hay una cosa que sé es sobre velocidad y rapidez.

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     La carrera no fue en Derby, Ascot o Goodwood, sino más bien era un partido informal entre los miembros del club de Bilsdale en la pista cercana en Weatherby. Por pequeño que fuera, tenía toda la llamarada y pompa de un acontecimiento social.

     Estaban corriendo con una hora de retraso.

     Los hombres estaban en la pista con sus con herreros y entrenadores de animales, atendiendo a las herraduras y las sillas de montar. Harry buscó en la multitud el abrigo rojo de Louis. Pensó que lo había visto, pero fue sólo Frederick cepillando a su semental castaño hasta que su pelaje brilló como el cabello bronce de su dueño.

     Las damas asistían, observando desde el césped sobre las mantas de picnic en sus mejores vestidos de otoño y capotes forrados de piel. Parecían aburridas y miserables.

     Harry oyó un fuerte relincho en la distancia. Sabía antes de mirar que debía de ser Aquiles.

     Dos hombres estaban usando todas sus fuerzas para arrastrarlo de las riendas a la pista.