Victorian Boy » larry stylinson | Traducción Oficial

• EXTRA: HARRY & LOUIS •

N/A: Este es el primer verano de Harry en Warwick. Toma lugar luego del último capítulo XXVII, pero antes del epílogo.

"Vive cada estación a medida que pasa: respira el aire, toma las aguas, come los frutos, y resígnate a sus respectivas influencias. Que sean ellos tu única bebida dietética y medicina botánica."

—Henry David Thoreau, La vida en los bosques

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Era verano y Warwick se encontraba en plena floración.

Vides áridas, campanillas marchitas y albaricoqueros sin frutos despertaban de su letargo en la primavera y maduraban a la espera de la llegada de Harry a principios de junio. También se había ido la risa estridente de los hombres. En su lugar, la casa se encontraba llena de melodiosas voces de mujeres. Eleanor estaba siendo preparada para encajar en su vestido de novia. Aunque la boda estaba a meses de distancia, el evento sería tan lujoso que ya habían decidido la lista de invitados, invitaciones, música, menú y habían encargado un retrato, que iba a ser pintado por el artista más famoso de Inglaterra, John Everett Millais. Louis no había escatimado en gastos.

Harry y Louis iban a ir a la orilla del río esa tarde pero el duque se encontraba ocupado en su oficina con un mercader, quien estaba importando una selección de trufas peculiares alrededor del mundo para la ocasión.

La propia boda de Harry se acercaba con rapidez, aunque sería un acontecimiento modesto con unos pocos invitados. Provenía de una pequeña familia con casi ningún conocido. No le reprochaba a Louis su popularidad, sino todo lo contrario. La idea de organizar un evento tan grandioso lo aterrorizaba.

Vagó a través de los pasillos iluminados por el sol con sus manos detrás de su espalda, siguiendo el sonido de las voces femeninas y espió a través de las puertas del solario.

—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera! —La costurera se fastidió—. ¡Ningún caballero tiene permitido el ingreso!

—Déjelo entrar —escuchó que Eleanor decía—. Quiero oír su opinión. —Se encontraba parada sobre un contrahuella ante un espejo dorado con varias telas apuntaladas a su túnica. Sus hermanas menores se encontraban corriendo alrededor con velos sobre sus cabezas.

—¿Qué opinas, Harry? ¿Tafetán o encaje?

Vio como ella apretaba con más fuerza el encaje que el tafetán y reafirmó su propia opinión—: Encaje.

Ella sonrió—: Sabes, ¡pienso que tienes razón!

La costurera empujó un acerico en sus manos—. Si insiste en quedarse, sea útil.

Harry siguió a la costurera alrededor con el acerico mientras ella ajustaba el corpiño y los dobladillos. La hermana pequeña de Eleanor Ruth, colocó un velo sobre su cabeza y ellos temporalmente olvidaron que era un niño.

—Me pregunto como es ser desflorada por un duque —La hermana del medio de Eleanor, Mary, reflexionó sobre el diván girando sus largas trenzas oscuras.

Harry se congeló. Eleanor y él intercambiaron una mirada a través del espejo.

Su hermana mayor y más cínica, Penelope, dijo—: Un hombre con su riqueza y estatus no desflora a una mujer, la vuelve añicos. Estoy segura que es un bruto.

—Y yo estoy segura que él es tierno —esnifó Mary.

El labio de Ruth tembló—: ¡Oh, dios, espero que sea tierno, Ellie!

—¡Suficiente! —les regañó la costurera—. Las relaciones entre un marido y su mujer no tienen por qué ser compartidas, son sagradas.

Una de las chicas espió el retrato de la boda sin terminar hasta que la cortina cayó al suelo.